La madrugada del martes 28 de abril pasado la docente Rosa Sulca descansaba en su vivienda del barrio de Villa Mitre en la ciudad de Salta cuando una pareja de ladrones ingresó a su casa, donde vivía sola. Minutos después, a las 2:37, la víctima alcanzó a dar aviso de lo que estaba sucediendo al Sistema de Emergencias 911.
— “911 Salta” —contestó el operador.
—Por favor, ayuda, me están matando. Amalia Aybar 1480, apúrese, por favor, Villa Mitre —suplicó la docente.
—¿Qué es lo que pasa? —el diálogo se interrumpió abruptamente con un grito desgarrador—. Ya informo a la Policía.
En ese momento, otra mujer tomó el teléfono y trató de explicarle al operador: “Hola, disculpe, es mi tía, ella toma pastillas", le dijo mientras de fondo se seguían escuchando los gritos de Sulca, que pedía auxilio. Tras ello, el llamado se cortó.
Un patrullero con dos policías se acercó hasta el lugar unos minutos más tarde. Pero al no atender nadie la puerta, se retiraron a las 2:52. El cuerpo de Sulca fue encontrado 16 horas después dentro de su vivienda. La mujer fue brutalmente asesinada: la autopsia permitió determinar que recibió 17 puñaladas en la zona del tórax que acabaron con su vida.
Los sospechosos del crimen fueron detenidos al día siguiente. Luego del relevamieto de cámaras y la toma de testimonios fueron apresados un joven de 18 años, identificado como Pablo Exequiel Verón, y una adolescente de 17, acusados por el delito de homicidio calificado.
Hoy se sumó un nuevo detenido vinculado al hecho, acusado de encubrimiento agravado. Se trata de un joven de 23 años, con quien la chica de 17 años se encontró después del asesinato. Según la investigación, son amigos y él, al verla, la habría ayudado: como la ropa de la menor estaba ensangrentada, le prestó un abrigo y se mantuvo junto a ella durante las horas siguientes.
Es más, las cámaras de seguridad de la zona los detectaron juntos merodeando la casa de Sulca después del homicidio. Se desconoce el motivo por el que la acusada regresó a la escena del crimen.
“No son familiares, y hasta el momento no tenemos constancia de que sean más que amigos”, dijo a Infobae una fuente de la investigación. Y agregó: “Se sabe que luego del hecho, la joven fue a buscar a este muchacho, aún con sangre en el cuerpo, y presuntamente al día siguiente ambos se dirigieron al domicilio de la victima, donde fueron vistos intentando forzar la puerta para ingresar”.
La investigación del homicidio está en manos del fiscal penal 3 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Gustavo Torres Rubelt. El detenido tuvo su audiencia indagatoria esta tarde y se negó a declarar.
En paralelo, hay otra causa abierta por el caso. La Procuración General de la provincia, a cargo de Abel Cornejo, ordenó la constitución de Unidad Fiscal integrada por los fiscales Pablo Rivero y Verónica Simesen de Bielke para investigar el accionar de los policías que acudieron por la madrugada a la casa de Sulca y se retiraron al no ser atendidos, y también del sistema 911.
En total, ocho funcionarios fueron imputados. Los policías Antonio Exequiel Sanhueso y Juan Carlos Vizgarra fueron acusados de los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de persona seguido de muerte. Lo mismo para el comisario mayor Fabián Tolaba.
Por su parte, el operador de Demanda Ciudadana que atendió el llamado de Sulca, su supervisor, el despachante policial en turno, el jefe de Despacho de Emergencias Policiales y el supervisor de Despacho fueron acusados de incumplimiento de los deberes de funcionario público (y en algunos casos también por abandono de persona seguido de muerte). Para los fiscales, los cinco “omitieron dar cumplimiento a sus distintas obligaciones y eso llevó a la muerte evitable de Sulca”.
Después del hecho, el Ministerio de Seguridad provincial resolvió separar de sus funciones a las autoridades de la comisaría cuarta de Villa Mitre y a los jefes del Sector 4 A, que estuvieron implicados.
Mientras la investigación avanza, la consternación en Villa Mitre continúa. Sulca, que tenía 48 años, era maestra de grado en la escuela Ejército Argentino y muy querida en el barrio. Muchos la despidieron con afecto y recordaron haber sido alumnos suyos en algún momento.
Anoche, decenas de vecinos se movilizaron hasta la Comisaría local para reclamar justicia y pedir más seguridad. Es una queja recurrente. Incluso la propia Sulca había contado en las redes que este año le habían robado en su casa en dos ocasiones.
“A mí me entraron a robarme el 26 de enero y nuevamente el 16 de marzo, esta última fecha, antes de la cuarentena me desvalijaron la casa y nadie vio nada. Ya todos deben estar vendiendo en Floresta (barrio de Salta), es como sentirse vejada, solo uno sabe lo que cuesta adquirir las cosas y también sé que todo se paga en esta vida”, comentó la docente días antes de ser asesinada.
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