En septiembre del año pasado, cuatro brasileños fueron detenidos por Gendarmería en plena noche en un paso en San José, provincia de Misiones, a bordo de una camioneta Honda HRV con patente argentina. No hablaban mucho. Solo uno de ellos tenía documentos.
Uno dijo tener 35 años, otro 27, otro dijo haber nacido en Uruguayana, estado civil divorciado. El más joven reconoció tener 21 años. Tenían un poco de marihuana para fumar, lo que les garantizó una causa por violación a la ley de drogas en un juzgado federal. También tenían cosas más graves que material para algunos porros. El número de motor en la camioneta había sido limado. Había uniformes de la Policía Federal, chombas y rompevientos a simple vista falsos, con bordados crudos y etiquetas de marcas de ropa paraguayas que no son proveedoras para los uniformes de la PFA. Las chombas hasta tenían abrojos con nombres: “Ortigoza”, “Flores” y “Nebrisky”.
Tenían también siete pistolas, entre ellas cuatro de calibre .380 de fabricación turca, marca Akkar Silah Sanayi, además de una Smith & Wesson americana, calibre .40. Para las calibre .380 tenían dos silenciadores de la misma medida, además de 19 precintos negros para maniatar, un pack sicario completo.
Así, “Ortigoza”, “Flores” y “Nebrisky” se convertían en un problema. ¿A qué venían? ¿Quiénes eran? ¿Qué hacer con ellos? Ningún servicio penitenciario los quería recibir, Gendarmería los trasladó en un helicóptero hasta el penal de Ezeiza, el SPF se hizo cargo, viajaron con cascos en la cabeza. “Eran fantasmas totales", dice un investigador. Hablaban entre las autoridades de un posible vínculo temible: el PCC, o el Comando Vermelho, las bandas conformadas por presos brasileños y matones paraguayos que controlan las plantaciones de marihuana de la región, fuertemente armados, despiadados, sus víctimas acribilladas o descuartizadas en la calle, una avanzada de infiltración para hacer un pie fuerte en la Argentina, donde el PCC ya inició a uno de sus miembros más célebres en una cárcel de Neuquén, Thiago Ximenes, alias “Matrix”.
“Ortigoza”, “Flores” y “Nebrisky” siguen detenidos en un penal federal argentino. Hoy, nueve meses después, el hombre acusado de ser su nexo local fue arrestado por Gendarmería. No es brasileño, sino argentino.
Gendarmería encontró a Luis Miguel Baden, de 34 años, oriundo de Garupa, a 15 kilómetros de Posadas, fue capturado en un control de rutina sobre la Ruta 12 a la altura de Candelaria, según confirmaron fuentes del caso a Infobae. Viajaba junto a un acompañante sin documentos que podría ser brasileño en un Nissan Sentra que tenía pedido de captura, insólitamente radicado en Esquel, provincia de Chubut, a 2.700 kilómetros de distancia. Lo seguían desde hacía tiempo, había sido visto en un peaje de la zona. Tal como los brasileños. tenía armas pesadas: una pistola Glock.
No era lo único que tenía. Le encontraron un fusil de asalto, seis celulares, uniformes falsos de la Policía Federal, un kit similar al que tenían los sospechosos encontrados en septiembre de 2019. Luego le allanaron el domicilio: le encontraron hasta cascos de asalto.
La detención, adelantada por el diario El Territorio, está a cargo del Juzgado de Instrucción N° 1 de Posadas, con el juez Marcelo Cardozo. Indagar a Baden, por otra parte, supone la apertura de un misterio, la chance de una avanzada de guerra de los grupos más violentos del continente en territorio argentino.
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