Este miércoles 27 de mayo se cumplen 24 años del femicidio de Carolina Aló, la joven que fue asesinada de 113 puñaladas por su novio, Fabián Tablado, quien hace tres meses recuperó la libertad tras cumplir su pena. “No es dolor, sino una tortura”, expresó el padre de la víctima, quien pidió que hoy la gente recuerde a su hija con una foto de ella en las redes sociales.
Además de cumplirse 24 años del aberrante hecho, este será el primer aniversario de la muerte de Carolina con su asesino en libertad. “No hay ninguna ley que nos pueda sacar ese tormento, el sufrimiento se queda en uno para siempre”, expresó Edgardo Aló, quien agregó que vive "viendo a cada chica y a cada mujer, tratando de adivinar qué haría Carolina a esta edad si estuviera con vida”.
El pasado 28 de febrero, se le concedió la libertad al femicida, ya que se le dio por agotada la pena por una serie de beneficios, pese a que aún le aguardaban dos años de prisión. En diálogo con Télam, Aló consideró que Fabián Tabado “es un peligro latente” ahora que recuperó la libertad.
“Yo no sé que es peor, si el coronavirus o un Tablado andando suelto”, comparó el papá de Carolina, haciendo referencia a la epidemia de COVID-19. “En el barrio me dicen que los vecinos están con las puertas cerradas más que por miedo al coronavirus, por miedo a este hijo de puta”, agregó.
Justamente debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio, la familia no podrá ir hoy al cementerio a visitar la tumba de su hija. Sin embargo, Edgardo manifestó que irán alrededor de las 11 de la mañana a dejarle flores al monolito y al banco rojo (símbolo mundial contra la violencia de género), que se inauguró en homenaje a Carolina en la costa de Tigre, a la altura del Paseo Victorica y la calle Lavalle.
Además, como forma de recordar a la joven, desde la Fundación Carolina Aló impulsaron “a modo de homenaje” y “como repudio a la violencia de género” que la gente cambie su foto de perfil de Facebook, o de cualquier otra red social, por la foto conocida de Carolina con dos trenzas.
El crimen de Carolina Aló fue de los más resonantes de la historia criminal argentina. Un 27 de mayo de 1996, luego de tener relaciones sexuales y discutir por celos, Tablado, de 20 años, persiguió a la joven de 17 años por varios ambientes de su casa hasta asesinarla de 113 puñaladas.
Dos años más tarde, Tablado fue condenado a 24 años de prisión por “homicidio simple” (en aquel entonces no existía la figura de femicidio). En 2013 sumó una segunda sentencia por amenazar a su ex mujer y su ex suegra, por lo que se le dictó una pena única de 26 años y seis meses, que debía concluir a fines de 2022. Sin embargo, fue beneficiado por la derogada Ley del “2x1” y por los cursos que hizo estando detenido como “estímulo educativo”. Así, el cómputo de la condena se le redujo, por lo que la pena se dio por concluida el pasado 28 de febrero cuando abandonó la Unidad 21 de Campana.
El padre de la víctima comentó que el caso de su hija “marcó un antes y un después en la temática de la violencia de género”, ya que “antes no se hablaba de femicidio sino de emoción violenta y no se entendía que morían por el sólo hecho de ser mujeres”.
“Vamos a seguir llevando adelante esta bandera de Carolina para concientizar y decirle a las chicas que el amor no es dolor y para que el ‘yo te amo’ no se transforme en ‘yo tu amo’. Es una sola letra y cuando se cambia la 'e' por la 'u', ahí se tienen que dar cuenta que pueden transformarse en otra Carolina”, advirtió.
Tras salir de prisión, ante la prensa, Tablado pidió perdón a la familia Aló y “a todas las mujeres”. Además, sostuvo que aún no encuentra explicación por lo que hizo y que no pasa un solo día sin sentir “remordimiento y culpa”. Hoy, a tres meses de su liberación, no quiere emitir declaraciones. “Prefiere olvidar todo”, justificó su madre, María Esther Gallardo.
El femicida se fue a vivir con sus padres a la misma casa de la calle Albarellos, donde 24 años atrás cometió el asesinato de su novia.
La Justicia ordenó colocarle una tobillera electrónica para monitorear que no se acerque a menos de 300 metros de su ex mujer, la docente Roxana Villarejo, con quien se casó estando en prisión en 2007, luego se separó, y la terminó amenazando de muerte. La perimetral también rige para que no se acerque a sus hijas mellizas de 11 años. Por pedido de Edgardo Aló, la orden fue extensiva para que guarde una distancia mínima de 500 metros con él y se le indicó a Tablado que realice en la Secretaría de Género de Tigre un curso para “hombres que ejercen conductas violentas en la pareja”.
Fuentes judiciales, policiales y penitenciarias indicaron a Télam que, en estos tres meses en los que Tablado está libre, el femicida no produjo ningún incidente y que la única vez que se activaron las alarmas fue un día en que su ex mujer se acercó a menos de 200 metros de su domicilio, pero porque había ido a un consultorio odontológico cercano.
*Para casos de violencia de género, comunicarse a la línea 144.
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