Insólito. Así fue lo que sucedió este martes por la noche en la reserva privada Don Carmelo. Es que un empleado de la Secretaría de Ambiente de San Juan, un vigilador privado y otras catorce personas fueron detenidas mientras cazaban especies autóctonas en ese lugar, que justamente ellos debían cuidar.
Según revelaron fuentes cercanas a la causa, agentes de la Secretaría de Ambiente y de la Policía provincial encontraron a un grupo de cazadores furtivos faenando animales autóctonos dentro de esa zona protegida. Hasta ahí, nada nuevo. La sorpresa de los investigadores fue que el guardia de la Secretaría de Ambiente, el encargado y el vigilador privado de la reserva se encontraban dentro del grupo de cazadores.
La reserva Don Carmelo es un predio privado de 40 mil hectáreas, ubicado a 130 kilómetros al noroeste de la capital de San Juan, en el departamento de Ullum, al que sólo se accede en camionetas 4x4.
Se trata de un lugar de enorme belleza, muy visitado por el turismo en verano, donde conviven especies autóctonas como suris cordilleranos, cóndores andinos, águilas, halcones peregrinos, pumas, chinchillones y guanacos.
En el operativo, que según el secretario de Ambiente, Raúl Tello, “se organizó porque había sospechas de que la actividad de los empleados de la repartición podría estar incumpliendo con su labor de agente provincial de Conservación y en consecuencia con la legislación ambiental, que prohíbe la caza y la califica como delito”, los policías encontraron a un grupo de ocho cazadores faenando a tres guanacos y un suri (más conocido como ñandú).
Según Tello, “entre los cazadores estaba el agente de la repartición, Cristian Javier Riveros, que estaba haciendo todo lo contrario a su función y el encargado contratado por los dueños de la reserva, Gustavo Albarracín”, quienes quedaron detenidos junto a sus compañeros de aventura.
El caso quedó en manos de la justicia de Flagrancia, mientras que en la repartición “se inició un sumario donde hemos pedido la máxima sanción para nuestra oveja descarriada”, según aseguró el funcionario.
El grupo de cazadores furtivos tenía en su poder un rifle y un revolver calibre 22 con miras telescópicas, dos cuchillos tipo carniceros, la carne despostada de guanaco (aproximadamente serían 3 animales de gran tamaño), 2 piernas de suri, una camioneta marca Toyota Hilux y una Ford Ranger, que pertenecerían a la Secretaría de Ambiente.
Más allá de Riveros y Albarracín, los detenidos fueron identificados por fuentes policiales como Alfredo Rubén Carrizo, Ángelo Denis Carrizo, Marcos Leonardo Riveros, Gastón Alejo Vargas Carrizo, Exequiel Orlando Albarracín, Diego Mauricio Pereyra, Franco Estrella, Liliana Inés Rivas, Elizabet Mayra Pinto y Alejandra Marisa Gómez, además de cuatro menores de edad.
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