“¿¡Qué hacés acá?!”, gritó Julieta, de 24 años, cuando vio a Miguel Ángel Massolo, su padrastro, entrar a su casa, con llaves en una mano y una cuchilla en la otra. Hacía una década que el hombre de 49 años estaba casado con la psicóloga Patricia Susana Frete, su mamá; pero hacía ya dos años que vivía en una construcción al fondo del terreno, luego de que la mujer lo denunciara por violencia de género.
Patricia, de 47 años, había decidido divorciarse definitivamente de él hacía un mes, pero la cuarentena obligatoria establecida en todo el país por la pandemia de coronavirus complicó el avance de los trámites y su salida definitiva de la casa ubicada en la calle Corbeta Belfast al 1600 del barrio Villa Verde, en el partido de Pilar. Después de años de idas y vueltas, este ultimátum lo había irritado.
El 28 de abril pasado, cerca de las 13.30, aunque no se suponía que lo hiciera, Massolo decidió entrar.
El hombre, herrero de profesión y aficionado a la caza, no respondió nada al ser sorprendido por su ex y su hija. Se abalanzó sobre ellas, golpeó con el puño y pateó a ambas y luego empezó a amenazarlas con el cuchillo que traía de su pieza en el fondo. Patricia intentó proteger a Julieta y ella, herida, corrió fuera de la casa para pedir ayuda. Pero cuando volvió a entrar junto a un vecino ya era tarde y encontró a su madre degollada y a su padrastro en el piso, con algunos cortes en el cuello y en su muñeca izquierda.
Mientras Julieta era trasladada de urgencia al Hospital Sanguinetti con cortes en su nariz, un pómulo, el cuello, el tórax y ambas muñecas, efectivos de la Comisaría N°1 de Pilar detuvieron a Massolo, que se negó a declarar ante la fiscal Carolina Carballido, titular de la UFI especializada en violencia de género de Pilar, quien quedó a cargo del caso. Las heridas que se autoinflingió fueron entendidas en un principio como un intento de suicidio, pero desde la Justicia descartaron esa versión e indicaron que eran muy leves y que “probablemente haya intentado fabricar ese escenario”, asegura una fuente clave en la causa.
Massolo continúa ahora detenido en el destacamento policial de Villa Astolfi por orden del juez Nicolás Ceballos, del Juzgado de Garantías N°6 de Pilar, que avaló todo lo actuado por la fiscal Carballido y le dictó la prisión preventiva al imputado por los delitos de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género” en perjuicio de Frete, y “femicidio en grado de tentativa” en el caso de Julieta.
Los problemas en la pareja, sin embargo, según confirmaron a Infobae fuentes cercanas al caso, eran de larga data y el femicidio de Patricia fue la expresión extrema de un círculo de violencia que no tuvo episodios de agresión física pero sí violencia psicológica y económica.
Julieta, que es hija de un matrimonio anterior de la víctima, declaró a la Justicia que en el principio de la relación no tuvo grandes problemas con la nueva pareja de su madre pero que, con el tiempo, comenzaron a aparecer algunos comportamientos que la molestaban y que este último tiempo “ya no lo quería ni ver”. La joven contó que si bien Massolo nunca había golpeado a su mamá, sí la menospreciaba y la trataba mal recurrentemente con pequeños episodios cotidianos: la celaba con sus compañeros de trabajo, la hacía pagar con su dinero muchos de los gastos comunes o la denigraba con insultos.
Massolo, incluso, sabía que Patricia tenía problemas lumbares y la hacía juntar las hojas o la obligaba a cargar todas las bolsas de las compras. Era su forma de hostigarla, y si bien tanto Patricia como Julieta lo sabían, no le tenían miedo, solo querían que se fuera. Para la Justicia, esos testimonios sirven ahora como evidencia de la violencia de género ejercida antes del crimen.
En 2018, en tanto, un altercado doméstico llevó a Patricia a solicitar una exclusión del hogar de su marido en un juzgado de familia que fue aprobada pero nunca llegó a concretarse. “Se habían arreglado, así funciona el ciclo de la violencia”, resume una fuente judicial. Tras ese episodio, sin embargo, Julieta contó que se sintió intimidada cuando Massolo comenzó a hacer gestos sugestivos hacia ella mientras afilaba sus cuchillos.
Si bien siguieron juntos, Massolo se mudó a partir de ese momento a un quincho del fondo de la casa. En marzo de este año, cuando su mujer le pidió que se retirara definitivamente de la propiedad y concretaran de una vez el divorcio legal, la relación se tensó cada vez más y él prometió que se iría pero eso, en medio del aislamiento social obligatorio, nunca ocurrió.
De acuerdo a la agencia Télam, familiares de la víctima manifestaron que en 2018 Massolo había amenazado con asesinar a la mujer y que incluso le exigía 60 mil pesos para abandonar el hogar, a pesar de que la casa era de ella.
En su resolución, el juez Ceballos destacó la labor de la fiscal Carballido por haber concurrido al lugar del hecho donde tomó en el momento declaraciones testimoniales clave y el relato pormenorizado de la hija de la víctima, que ahora se encuentra con contención psicológica junto a su padre biológico y su hermano.
Miguel Ángel Massolo, en tanto, seguirá por el momento alojado en la comisaría de Pilar hasta que el Servicio Penitenciario Bonaerense otorgue cupo para trasladarlo a alguna unidad penal de la provincia.
De acuerdo a los datos del observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, desde el 1° de enero hasta el 30 de abril hubo en total 117 víctimas de femicidios y, sólo durante la cuarentena obligatoria (entre el 20 de marzo y el 10 de mayo), en la que muchas mujeres están forzadas a convivir con su agresor, se contabilizaron ya 49 crímenes violentos contra mujeres.
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