Un hombre de pelo amarillento se desplaza en bicicleta por las calles de Rufino para hacer las compras temprano en el día. La actividad comercial en esa ciudad del sur de Santa Fe dura hasta las cuatro de la tarde por la cuarentena dispuesta por el coronavirus. Algunos vecinos memoriosos le tocan bocina. Para otros pasa desapercibido porque son jóvenes y no lo conocen, porque todo sucedió hace 20 años, aunque a su apellido lo escucharon en más de una ocasión. Su nombre es asociado rápidamente a una pregunta que cumple 20 años, en la mente de muchos, sin tener respuesta, a pesar del pronunciamiento de la Corte de Suprema de la Justicia de la Nación. Siempre queda ese prejuicio, si fue él, o no.
Cambió, está distinto. Ya no tiene la melena estilo Iggy Pop que solía llevar, el pelo lacio y dorado. Lo tiene corto. El color, al parecer, está intacto.
Mientras tanto, el hombre en bicicleta sigue. Es el ex juez de instrucción penal Carlos Fraticelli, padre de Natalia, de 15 años, encontrada muerta hace 20 años en su cama en su casa de Rufino con más de 20 pastillas en su cuerpo, con su padre y su madre convertidos en un fenómeno nacional, la intriga de ese año. Fraticelli fue condenado por la muerte de su hija, luego absuelto en un voto dividido de la Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto que fue ratificado por la Corte Suprema. Volvió a Rufino, donde la gente lo aplaudía. Nunca se fue.
Hoy, y desde 2019, Fraticelli está jubilado. Con 67 años de edad, pasó de ser la persona más conocida en la región a vivir bajo un estricto perfil bajo. Sin embargo, jubilación o no, Fraticelli es un hombre activo. Así lo describen vecinos, testigos de sus ejercicios físicos. En la zona de la calle Colón donde vive con su nueva pareja Norma Tejedor –para sus vecinos, “la luz que lo salvó”, dice él– se lo suele ver a pie o en su bicicleta.
Quienes lo conocen aseguran que acordó una buena jubilación como juez, cargo que ocupaba al momento del inicio de la causa. Se acercó a la política parlamentaria: tuvo un cargo como asesor de la Cámara de Diputados de Santa Fe según registros previsionales y ejerció la docencia en Rufino hasta el año pasado.
De vuelta en su pueblo, hace poco más de tres años que ejerce como abogado. Se matriculó como letrado particular el 23 de febrero de 2017 y ejerce en la actualidad. De hecho, pagó la matrícula por anticipado todo el año 2020 en el colegio de abogado su circunscripción, Venado Tuerto. Si bien no fue visto en audiencias judiciales, víctimas de delitos fueron a visitar a fiscales del Ministerio Público de la Acusación “por derivación del doctor Fraticelli”. También asesora a abogados locales.
El ex magistrado fue también fue profesor del Instituto Superior N° 50 de Rufino, una escuela técnica. En 2009 quedó cesante y en 2017 titularizó con seis horas hasta su jubilación, que tuvo lugar el año pasado. “Desde que lo declararon inocente, vivió de la docencia”, indicaron desde el Ministerio de Educación de Santa Fe.
Salvo para hacer las compras o para hacer ejercicios físicos, Fraticelli no es visto en actividades sociales. No ostenta su pasar económico, pero tampoco desconoce que su apellido trae una historia consigo.
“Con su apellido, en una ciudad de 20 mil habitantes, no es fácil hacer vida puertas adentro. Tiene un perfil bajísimo. Me consta que le ofrecieron candidaturas. Hizo asesorías con políticos. Le ofrecieron de distintos partidos si quería hacer política, pero nunca agarró”, remarcó el periodista local Hugo Basso, que lo entrevistó por última vez hace tantos años que ni lo recuerda.
Fraticelli sigue en pareja con Norma Tejedor, la terapeuta que conoció cuando él estaba en prisión por la muerte de su hija Natalia. La mujer, para vecinos que la conocen, “es especial, tiene luz propia”, practica reiki y es cantante.
Una de las pocas fotos actuales que se conocen del ex magistrado fue posteada por Norma en su perfil de Facebook el 3 de agosto de 2015 para saludarlo por su cumpleaños. En la publicación lo definió como su “compañero” y comentó: “Gracias a tu gran poder interior sigues viviendo con la dignidad y la honestidad que siempre te caracterizaron. Mi regalo para hoy y siempre: mi mano, mi compañía y mi amor. Bendiciones en tu día”.
Seguí leyendo: