Una vida dedicada al engaño: la historia del médico trucho que le recetó un analgésico a una paciente menor de edad con dengue

Juan Manuel Ares, de 52 años, fue acusado de ejercer la medicina ilegal en varias ciudades del país durante la última década. La Justicia le dictó la prisión preventiva

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Juan Manuel Ares, de 52
Juan Manuel Ares, de 52 años, acusado del ejercicio ilegal de la medicina

Para la Justicia, Juan Manuel Ares era una impostor. El hombre de 52 años vivió una vida que no le pertenecía. Jugó a tener un rol dentro de la sociedad completamente falso. Durante al menos 12 años dijo ser médico, atendió pacientes, formuló diagnósticos e hizo recetas en varias ciudades del país, pero nunca había pisado la facultad. Andaba con un título falso bajo el brazo. Lo más parecido que estuvo a ser doctor fue conducir una camioneta ploteada como una ambulancia, había trabajado para una empresa porteña de traslado de pacientes en 2007, se había registrado en los rubros de la AFIP dedicados al negocio de las ambulancias. Del resto, nada.

El domingo pasado, Ares terminó arrestado en un calabozo después de ser denunciado por una pareja. Lo acusaron de recetarle paracetamol a su hija de 16 años cuando padecía dengue utilizando el autoimpostado título de “doctor”. La adolescente estuvo internada durante cinco días en el Hospital Garrahan.

Según pudo reconstruir Infobae de varias fuentes judiciales, Ares cargaba con al menos cuatro causas por ejercicio ilegal de la medicina en varios distritos del país. El hombre talló su figura como médico en las ciudades mendocinas de Rivadavia, Malargüe y Luján; también, en la ciudad de Buenos Aires, donde todo comenzó.

Ares al momento de su
Ares al momento de su detención del domingo pasado.

En el 2009, Ares compró una camioneta Fiat Ducato. Con los años ese vehículo se transformó en la puerta de acceso laboral a las distintas empresas de salud que lo contrataron y engañó. Así, su primer rastro como falso médico aparece en la Justicia hace más de 10 años.

Por aquellos días, en el 2009, el hombre trabajaba en una empresa de servicios de ambulancias en la ciudad de Buenos Aires. Al poco tiempo apareció la primera denuncia en su contra. La acusación recayó en lo que en ese momento era el Juzgado Nacional en la Criminal Nª49 porteño.

Allí, en esa vieja causa, se indicaba que Ares estaba ejerciendo la medicina en forma ilegal. Por primera vez se señalaba a Ares como un presunto farsante. El hombre al quedar en la mira de la Justicia huyó de la ciudad y su causa se archivó. Sin embargo, según los registros, su nombre volvió a aparecer en la ciudad de Luján, ubicada en la provincia de Mendoza, pero esta vez por una causa de violencia de género, varios años después. Se sospecha que en ese distrito también habría ejercido como falso médico.

Según los investigadores, Ares esculpió su perfil como un verdadero doctor. Al hablar, los términos que utilizaba, la postura. Era hábil. “Se creyó su mentira”, relató una fuentes con acceso al caso.

Luego, fue denunciado de vuelta por falsificar una matrícula médica y ejercer la profesión en la ciudad de Rivadavia, en Mendoza. Según los archivos judiciales esta acusación fue varios años después: en diciembre de 2019. Ares había esquivado a la Justicia durante 10 años. Allí, no se lo indagó demasiado y se fue de Rivadavia sin condena. Sin embargo, la acusación quedó en los registros judiciales.

Los distintos ambos que Ares
Los distintos ambos que Ares usaba

Según los investigadores, Ares utilizaba siempre el mismo modus operandi. Se presentaba en un empresa de servicios de ambulancias con una fotocopia de un título en trámite, con una matrícula verdadera pero de otro profesional y con la ambulancia como aporte a la empresa, su Fiat Ducato ploteada. Así, sin más, comenzaba a trabajar como el falso doctor Ares y atendía a domicilio.

Tras marcharse de Rivadavia por la denuncia en su contra, llegó a la ciudad mendocina de Malargüe, a 345 kilómetros de donde lo habían acusado. En Malargüe viven alrededor de 30.000 habitantes y es un lugar lindero a la Cordillera de Los Andes, un paraíso rocoso.

Allí, Ares se presentó en otra empresa de ambulancias con la misma lógica de engaño que siempre utilizaba. La estafa la tenía aceitada de tal manera, que según los investigadores, en aquellos años nunca se le descubrió una mala praxis. En tanto, Ares consiguió el trabajo.

Aunque en esa oportunidad duró poco el engaño. En febrero pasado llegó a la fiscalía de Malargüe una denuncia que apuntaba a Ares por el ejercicio ilegal de la medicina, otra vez. La fiscal Andrea Lorente comenzó la pesquisa y cruzó los datos existentes en el sistema sobre el acusado y encontró parte de su currículum como falsificador. Observó que Ares contaba con una denuncia idéntica de hace pocos meses atrás, la realizada en Rivadavia.

La camioneta Ducato secuestrada
La camioneta Ducato secuestrada

Así, Lorente después de verificar que el hombre no tenía un domicilio fijado sumado a sus antecedentes, ordenó su detención, por miedo a una fuga. Por primera vez después de ejercer la medicina de manera ilegal durante al menos 10 años, Ares iba a un calabozo por impostor.

Una vez detenido, la fiscal allanó la pensión donde Ares vivía y encontró un sello con el que hacía las recetas y lo decomisó. Lorente para formalizar la denuncia juntó su historial judicial, las testimoniales en su contra y el sello. Después, cruzó el número de la matrícula médica que había presentado para conseguir el último trabajo y descubrió que era verdadera pero le pertenecía a una médica en Buenos Aires.

Así, lo imputó de “ejercicio ilegal de la medicina en concurso con impresión fraudulenta de sello”, acordó con la defensa de Ares un juicio abreviado y lo condenó. La pena fue de un año y tres meses de prisión condicional. El hombre asumió su culpabilidad y regresó a Buenos Aires.

De vuelta en la Ciudad, Ares volvió al ruedo. Consiguió un trabajo en otra empresa de ambulancias y comenzó a circular como falso médico. Hasta que el 22 de marzo pasado, en plena pandemia por el coronavirus y la labor de los médicos habiendo tomado una relevancia sin igual por gran parte de la sociedad, Ares llegó a la casa de una familia en el barrio porteño de Mataderos. Descendió de su original Fiat Ducato ploteada; ahora con el logo de la nueva empresa y las sirenas pertinentes y con un ambo puesto tocó el timbre del domicilio.

Los padres de una joven menor de edad había llamado al servicio médico a domicilio de su obra social porque su hija tenía fiebre. Ares, una vez dentro de la casa, saludó a la madre con un beso en la mejilla, lo que le resultó extraño debido a su inexistente uso de protocolo por el coronavirus. Extrañada se lo mencionó.

“Si te vas a morir, te morís igual”, le respondió el hombre con un cinismo desmedido para un supuesto médico y se dirigió a la habitación donde la menor reposaba.

Los allanamientos en la empresa
Los allanamientos en la empresa donde Ares estaba trabajando y oficiaba de falso médico

Los padres comenzaron a sospechar que había algo raro en ese médico enviado por la obra social. Ares revisó a la niña y les dijo que no tenía coronavirus, que se quedaran tranquilos. La menor padecía dengue, dijo. Le recetó paracetamol, hizo la prescripción y como entró a la casa, salió. Sin protocolo alguno, ni medidas de seguridad, ni nada.

Al otro día, la adolescente tuvo que ser internada en el Hospital Garrahan, la fiebre no amainaba y los síntomas empeoraron. Efectivamente se había contagiado dengue. Debido a esto, estuvo internada durante cinco días, según la investigación judicial.

De acuerdo a las fuentes consultadas, los padres buscaron por Google el nombre del médico porque todo lo que había sucedido les resultaba extraño. Allí, comenzaron a ver las noticias en los diarios de Mendoza con la condena que la fiscal Lorente había dictado. Inmediatamente realizaron la denuncia. El caso llegó el 22 de abril a la fiscalía contravencional porteña N°35, a cargo de Celsa Ramírez.

Ramírez comenzó la investigación que terminó el domingo pasado con el arresto de Ares en su casa, situada en Gallo al 3600, en San Justo, zona oeste del Gran Buenos Aires. Según los pesquisas, los detectives realizaban tareas de seguimiento y la mañana de su detención observaron a Ares salir de su domicilio con valijas en las manos. Inmediatamente lo detuvieron. Es que el día anterior, los agentes de la Policía Federal había allanado la empresa donde trabajaba y habían secuestrado la Ducato. Alertado, intentó fugarse.

El lunes pasado, Ares se negó a declarar por los delitos que se lo imputan: ejercicio ilegal de la medicina, violación de las medidas adoptadas para impedir la introducción o propagación de una epidemia y por la falsificación de sellos, que fueron encontrados en su domicilio en el allanamiento, entre otros elementos de importancia para la causa.

Esta mañana, el falso médico recibió la prisión preventiva: le espera, si es efectivamente elevado a un proceso penal, un juicio con una posible condena de 10 años de prisión efectiva, una vida dedicada a la mentira que termina, posiblemente, en un pabellón.

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