Tras llevar a su bebé de 10 meses a que sea atendida en un sanatorio privado y luego en el hospital Pedro Elizalde por un cuadro de excitación severa, Ismael A. y Yamila R. fueron allanados y arrestados por la Policía de la Ciudad con un procedimiento a cargo del fiscal contravencional Carlos Rolero. Luego de que la bebé fuese derivada al Pedro Elizalde, los médicos del hospital pediátrico denunciaron que habían encontrado cocaína dentro de la sangre de la menor.
Las hipótesis son dos: podría haber sido ingerida a través de la leche materna o podría haberla ingerida directamente. La madre, al llevarla a la guardia de un sanatorio, dijo que la bebé había estado “jugando con los remedios” del padre, que supuestamente fue operado de una pierna y tenía analgésicos recetados. Sin embargo, el cuadro de excitación de la menor decía otra cosa. Al ser derivada al Elizalde, los médicos advirtieron la presencia de la droga y la bebé quedó internada en estado crítico.
La redada de la Policía porteña encontró los típicos elementos de un dealer: una balanza para gramos, bolsas armadas, un terrón de cocaína que fue encontrado en un armario. A Ismael y Yamila, los vecinos estaban felices de verlos irse.
Habían llegado al edificio en mayo del año pasado ya con su bebé y usaban nombres falsos. Yamila se hacía llamar “Fabiana”, Ismael decía ser “Crespo”, decía haber estado en Perú, su país de origen, que por eso nadie lo tocaba: tuvo el descaro de hacer una fiesta con música a todo volumen en plena cuarentena, además de mantener su negocio dealer abierto, una puerta giratoria de adictos y extraños. En el edificio hablan de denuncias y patrulleros que llegaban de noche, todo volvía a ser lo mismo al día siguiente, peleas constantes, violencia de género. Tenían la costumbre de amedrentar a sus vecinos, por otra parte, dejarles adoquines y notas anónimas en la puerta para resolver sus pequeños conflictos.
Mientras tanto, la puerta giratoria de consumidores seguía.
No se conocen antecedentes de Ismael A., por el momento, pero se conocen los de Yamila. Estuvo presa dos años en un penal federal, desde 2013 a 2015. Su defensa pidió su excarcelación, un pedido que la Cámara Federal de Casación Penal trató en diciembre de 2013. El tribunal previo había razonado que existía un peligro de fuga, de que Yamila, oriunda de Berisso, entorpeciera la investigación. Yamila “refirió que vivía de prestado desde hacía dos meses en el domicilio allanado, que otros familiares no estuvieron dispuestos a darle albergue y que carece de ocupación”, recordó la Cámara. En ese domicilio, adentro de un ropero, le encontraron medio kilo de cocaína. La excarcelación fue denegada.
La causa provenía de La Plata, con otros cinco co-imputados en total, una banda de dealers que supuestamente operaba en la zona de Villa Centenario, con un joven peruano llamado Miguel Ángel y su padre como supuestos líderes, con allanamientos que llegaron hasta Lomas de Zamora y escuchas en proceso. La abogada particular de Yamila aseguró que era totalmente ajena a la imputación, que no aparecía en las escuchas y que vivía ahí porque su familia la había echado de su casa.
Era cierto, al menos lo primero: la Cámara Federal de La Plata reconoció en un fallo que Yamila no figuraba en los informes de inteligencia de la Policía Bonaerense, o en las escuchas. Sin embargo, en esa casa vivía un subalterno directo de los capos de la banda, y había droga: 940 bolsas listas para vender, 478 gramos en total, en el ropero de su dormitorio. Así, por este delito, fue procesada con prisión preventiva
Mientras tanto, la bebé de Yamila sigue internada en el Elizalde. Es posible que quede al cuidado de su abuela materna.
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