La mujer de 37 años hallada enterrada este miércoles en la localidad bonaerense de Ascensión, partido de General Arenales, presentaba heridas provocadas con un hacha en la cabeza, lesiones en el rostro por golpes de puño y tenía restos de tierra en los pulmones, por lo que se cree que aún estaba con vida cuando el asesino ocultó su cadáver.
Así lo reveló el resultado preliminar de la autopsia practicada al cuerpo de Elizabeth Lorena Quilogran, por cuyo femicidio se encuentra detenido su concubino y padre de sus dos hijos pequeños, Ramón Horacio Báez, quien ayer se negó a declarar a pesar de que había confesado espontáneamente.
Según fuentes cercanas a la causa, tras la indagatoria, el fiscal Sergio Terrón, de La Unidad Funcional de Instrucción 5 de Junín, solicitó al Juzgado de Garantías 2 de ese Departamento Judicial que convierta la aprehensión de Báez en detención formal por el delito de “homicidio triplemente calificado por el vínculo, alevosía y mediar violencia de género”.
De acuerdo a los voceros judiciales, en la autopsia se estableció que las heridas con entidad mortal fueron los profundos hachazos que la víctima presentaba en la cabeza, uno de ellos a la altura de la nuca, y que además había sufrido golpes de puño en el rostro.
Los médicos forenses hallaron también restos de tierra en los pulmones de la mujer, por lo que aún estaba con vida cuando la enterraron.
A su vez, los pesquisas determinaron que Báez había sido denunciado en 2007 por violencia doméstica por una ex pareja. Sin embargo, en su relación de 10 años con Quilogran no había antecedentes por violencia de género denunciados.
La mujer había sido denunciada como desaparecida el martes por la la mañana por un primo que llamó a la comisaría de General Arenales y dijo que la familia no sabía nada de ella, tras lo cual aportó sus características físicas y la vestimenta que llevaba puesta.
Tras esa denuncia, los investigadores se entrevistaron con Báez, quien les explicó que él tampoco sabía de su concubina desde el martes a las 15.30, cuando salió a caminar como solía hacerlo, y que no atendía su teléfono celular.
Según los voceros, efectivos de la Dirección Departamental de Investigaciones y de la Policía Rural, junto a personal de la comisaría de La Mujer de General Arenales, analizaron la activación de la antena del celular, se entrevistaron con vecinos y realizaron rastrillajes en caminos rurales hasta que llegaron a la casa que la mujer compartía con Báez.
Mientras los policías realizaban una inspección en el lugar con la presencia de un ayudante fiscal de General Arenales, el hombre confesó que la había matado e indicó el lugar donde había enterrado el cuerpo, en un patio de la misma casa.
Ante esta situación, el fiscal Terrón se hizo presente en la escena del crimen junto a los peritos y ordenó la aprehensión de Báez por el femicidio de Quilogran.
Las fuentes detallaron que, tras cavar con una pala, los pesquisas hallaron a la víctima enterrada, boca abajo, semi vestida y en un sector tapado con unas maderas. En tanto, en el inmueble se secuestró un hacha con mango de goma, que se estima fue la empleada para atacar a la mujer presuntamente por celos.
Por su parte, Micaela Rosende, hermana de Quilogran, publicó en su red social Facebook una carta dirigida al acusado: “Cómo pudiste hacerle eso a mí hermana hdp, enfermo, cómo pudiste llamar anoche (por el martes a la noche) a mí mamá diciendo que estabas destrozado por Lorena, cuando ya la habías asesinado. Ojalá pagues por lo que hiciste. Nos mataste. Nos arruinaste la vida. Ni siquiera en mis sobrinos pensaste”, concluyó.
Por otra parte, los dos hijos de la pareja quedaron al cuidado de un tío materno que reside en las cercanías.
El femicidio de Quilogran es el número 66 reportado en lo que va de 2020 en el país y el 32 desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el Gobierno Nacional por el coronavirus.
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