El 2 de marzo pasado por la tarde, 18 días antes de la cuarentena obligatoria, Daniel Gustavo Ayub se subió a su moto, una pequeña Honda Biz, de las miles que hay en ciudades del interior. Dejó su casa en la localidad de Marcos Juárez, en la periferia de Bell Ville, provincia de Córdoba, con rumbo al centro de la ciudad, un trecho de casi 3 kilómetros. Ayub tenía 40 años, no tenía pareja, ni hijos, ni antecedentes penales, era dibujante técnico según él mismo, había trabajado hasta marzo de 2019 para una empresa agrícola de la zona.
Ayub terminó ese día detenido. Fue en la localidad de San Marcos: la Policía de Córdoba hizo un operativo cerrojo para encontrarlo, luego de que su última víctima gritara por ayuda y sus amigos reaccionaran rápidamente. En el día de ayer, el fiscal Nicolás Gambini, con despacho en Bell Ville, pidió la prisión preventiva para Ayub, que continúa encerrado en la cárcel provincial de Villa María, a 50 kilómetros.
La imputación en su contra: abuso sexual simple, reiterado, en concurso real con abuso de menores, según confirmó el fiscal Gambini a Infobae. El número es insólito. Los casos: once en total. En la tarde del 2 de marzo, en un perímetro de 15 cuadras de largo por 10 de ancho, desde las 17 horas, a bordo de su moto, Ayub atacó a once mujeres distintas, cuatro de ellas menores, dos tenían apenas 12 años de edad.
Todas las víctimas declararon en el expediente de Gambini. Ante la dificultad dada la situación actual de organizar una cámara Gesell, los padres de las menores hablaron en su lugar, algo permitido por la ley procesal cordobesa. Los ataques fueron mixtos. En algunos casos, Ayub frenaba su moto, la apoyaba con el pedal y les tocaba la cola a sus víctimas desde la vereda para huir rápidamente.
Otros fueron más graves. Con la moto en marcha, el dibujante técnico subía a la vereda, las sorprendía por atrás y les tocaba la cola, los pechos y la vagina, para luego escapar. Sus víctimas quedaban paralizadas, en llanto.
Los diez primeros casos ocurrieron en Bell Ville. El undécimo, en San Marcos. Así, al final del día, Ayub se dispuso a abusar de su última víctima. Tras hacerlo, cayó. Se rindió sin pelear. Lo que había hecho era insólito para su vida; su legajo penal estaba limpio, un hombre que de la noche a la mañana decidió salir a atacar mujeres a bordo de su motito de baja cilindrada.
El fiscal Gambini había investigado un caso anterior y muy similar este año, un hombre con problemas psiquiátricos que había abusado de cuatro mujeres, también en Bell Ville. Los estudios claramente indicaron que el hombre era inimputable. No fue el caso de Ayub: un psiquiatra y un psicólogo lo analizaron y determinaron que no solo es imputable, sino que además comprende la criminalidad de sus propios actos.
Así, el proceso podrá avanzar. Gambini, asegura, pidió diversos estudios para profundizar en la mente del acusado.
Si sos víctima o conocés a alguien que sufra violencia de género llamá al 144 las 24 horas.
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