Ayer por la noche, Gustavo Guillermo Di Matteo apuñaló a su ex pareja hasta matarla. Así lo plantea la acusación en su contra con un expediente de femicidio a cargo de la UFI N° 3 de Campana, dedicada a investigar delitos de violencia de género. El crimen ocurrió en el domicilio de la calle Felipe Iriart donde Di Matteo y su víctima, Sandra Benítez, habían convivido: tenían una hija en común.
La mató, supuestamente, tras una violenta discusión. Fueron vecinos de Sandra los que oyeron los gritos de auxilio antes de que muriera apuñalada. Preocupados, llamaron al 911. Al huir, Di Matteo, remisero, de 49 años, chocó con su Fiat Tipo a otros dos autos en la calle Lavalle al 600 de Campana: lo atendió el SAME, ya herido, y fue internado en el Hospital San José. Los transeúntes filmaron la secuencia tras el choque, le gritaron “asesino”.
“Vengo de matar a mi mujer”, le habría dicho Di Matteo a un comerciante de la cuadra. Pero Benítez ya no era su mujer. Sandra ya lo había denunciado en varias ocasiones: Di Matteo, por su violencia, por agredir a su mujer, fue preso.
Fuentes judiciales ratificaron que el remisero dejó su celda en la Unidad N° 21 de Campana luego de siete meses de encierro el 12 de octubre del año pasado. Tres meses antes, el Juzgado Correccional N° 2 lo había condenado por los delitos de amenazas, daño, violación de domicilio y desobediencia. Su pena, de acuerdo a registros, se consideró extinta, cumplida. Había, precisamente, violado una orden de restricción pedida por Benítez, que estaba al cuidado de la hija de ambos.
Luego, según las mismas fuentes, su propia hija lo denunció también.
Los archivos en los tribunales de Campana también marcan otro fallo desfavorable en su contra por delitos similares contra su ex pareja, ocho meses de ejecución condicional bajo medidas restrictivas.
La cuarentena no parece aplanar la curva de femicidios en el país, con un caso registrado cada 32 horas según el observatorio Ahora Que Sí Nos Ven. Ayer por la mañana, la Policía de Córdoba encontró el cadáver de Cecilia Basaldúa en un basural de Capilla del Monte, casi tres semanas después de su desaparición, con un mega operativo con 85 personas, que incluyó perros, drones y un helicóptero. La autopsia confirmó que Cecilia, viajera, mochilera, que había recorrido Latinoamérica en los últimos años, había sido estrangulada. Su cuerpo presentaba heridas defensivas en diversas partes.
Los forenses aguardan los estudios tanatológicos que darán información más precisa sobre el momento exacto del fallecimiento, mientras que la fiscalía “se encuentra abocada a la investigación de este homicidio y ha ordenado nuevas medidas tendientes al esclarecimiento total del hecho”, aseguró una fuente con acceso al expediente.
Los femicidios a lo largo del período de aislamiento obligatorio, ocurridos en puntos a lo largo de todo el país, tienen como víctimas a mujeres de todas las edades, en distintas situaciones sociales de vida. El único factor común es el vínculo entre sospechoso y víctima en la mayoría de los casos: su pareja, su ex pareja o un hombre de su familia.
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