“De a poco iré posteando fotos que nunca subí, contando historias que no conté, y preparando un libro que no empecé”, escribía Cecilia Basaldúa, el 22 de diciembre de 2019, en su cuenta de Facebook donde tenía más de mil seguidores. Después de cuatro años recorriendo Latinoamérica (un total de doce países y cien ciudades) “a dedo”, unos días antes de Navidad, la joven de 35 años volvió al barrio porteño de Núñez (Capital Federal) para pasar las fiestas con su familia.
“Regresar es como volver a abrir ese libro que hace mucho habías leído. El texto se ve diferente, aunque las letras sean las mismas, porque es uno quien cambió. El último jalón fue el más emotivo de todos: mis padres fueron hasta La Quiaca (Norte Argentino) a buscarme, en medio de abrazos y lágrimas. Quería explorar allá afuera y escapar de la monotonía. Pero entonces la diversidad, el cambio y los desafíos se volvieron parte de mi vida, y el mundo no sólo me mostró quién era él, sino quién soy yo. Y cuanto más lejos iba, más cerca de mí estaba. La vida intensa del ir más allá, fue en realidad un viajar hacia dentro”, relataba Basaldúa acerca de su travesía.
Casi tres meses después, el 12 marzo, se abrió una cuenta de Instagram con el objetivo de subir historias, reflexiones y recomendaciones de viaje. “Si gustan, pueden seguirme”, proponía al tiempo que emprendía un nuevo viaje con destino a Capilla del Monte (Córdoba), donde llegó unos días antes de que se decretara la cuarentena obligatoria.
En Capilla, Cecilia se instaló en unas casitas a orillas del río Calabalumba, que consiguió a través de un conocida. Días después se mudó al jardín de la casa de Mario Gabriel Mainardi (un vecino de la zona), lugar donde estaba acampando. La última vez que habló con su familia, el sábado 4 de abril, Cecilia les contó que había conseguido ese lugar para vivir y que estaba contenta porque tenía vista al Cerro.
Tres días más tarde, Mainardi radicó la denuncia de su desaparición. De acuerdo con el hombre, la joven de 35 años abandonó el lugar en un supuesto “brote psicótico”, dejando en el lugar su celular, la computadora y el paño con las pulseras que vendía. Según pudo saber Infobae, para la familia Basaldúa, lo que dice Mainardi es sospechoso. Primero porque Cecilia estaba en perfecto estado de salud y, segundo, porque el hombre se tomó tres días para notificar su desaparición.
De buen estado físico, Cecilia era cinturón negro en Taekwondo y, durante su adolescencia practicó hockey sobre patines. “Después de viajar durante cuatro años por América Latina, estaba acostumbrada a vivir en zonas inhóspitas y, aún cuando estuvo en el Amazonas, intentaba ponerse en contacto con los suyos”, sostuvieron allegados a la joven.
Después de casi 20 días de búsqueda, con un mega operativo que incluyó perros y helicópteros, se confirmó que el cuerpo hallado el sábado a la noche cerca del basural de la localidad cordobesa, era de Cecilia Basaldúa. A cargo del caso están las fiscales Jorgelina Gómez y Paula Kelm que, en este momento, esperan los datos de la autopsia para determinar si se trató de un femicidio. De ser así, el caso de Cecilia pasaría a formar parte de la pandemia que atraviesa a la sociedad Argentina y no es el COVID-19 precisamente. Según el relevamiento del Observatorio “Ahora sí que nos ven”, entre el 20 de marzo y el 12 de abril se registraron 18 femicidios en Argentina. Es decir, uno cada 32 horas.
“Por muy bonito que pueda parecer el viajar, también es duro. Hay que estar preparado para todo lo que se ve ‘allá afuera’: injusticia, ignorancia, violencia, contaminación, oprimidos, desamparados. Lo que antes miraba como por una rendija desde dentro de mi burbuja, viajando pasó a formar parte de mi vida. Latinoamérica está sangrando. Y entonces surgió la necesidad de gritar, o de ser al menos un susurro de los que no tienen voz, una ventana de lo que no se ve, y un puente de inspiración para los que quieran ir tras sus sueños o encontrar un refugio de paz interior”, reflexionaba Cecilia en uno de sus últimos posteos de Facebook.
Ahora, los que gritan y piden Justicia son sus padres y sus hermanos. Ojalá reciban las respuestas que merecen.
SEGUÍ LEYENDO