El abogado Pierri, asesor de la Bonaerense: “Mamá me decía 'siempre estás del lado de los malos, ¿cuando te ponés del lado de los buenos?’”

El estudio del abogado Miguel Ángel Pierri en el microcentro porteño está tapizado de retratos de él con figuras mediáticas, de alta exposición pública. Algunos de ellos fueron sus clientes, otros no: Mirtha Legrand, Diego Armando Maradona, Rodrigo Bueno, Silvio Soldán, Moria Casán, Sandro. Un cuadro enmarcado en madera de John F. Kennedy, un gorro de Boca Juniors, La Bombonera armada en escala, Una foto de Ernesto “Che” Guevara debajo del vidrio del amplio escritorio repleto de papeles y libros. Quizás esa sea la cosmovisión de Pierri, un veterano de las guerras del derecho penal mediático en la Argentina, uno de los penalistas más célebres de la historia reciente.

Titular de la Cátedra de Técnica y Estrategia en Debate Oral y Público de la Fundación Abogados sin Frontera, Pierri se caracteriza por tener lengua filosa y defender ante los tribunales a personajes muchas veces repudiados por la sociedad, acusados de cosas infames como el cura Julio Cesar Grassi, condenado por abuso de menores; o el femicida Jorge Mangeri, condenado por matar a Ángeles Rawson e intentar abusar de ella: las penas contra ambos fueron confirmadas por la Corte Suprema. Su último caso de alto perfil fue el doble homicidio culposo de Rubén Castiñeiras, “El Pepo”.

Ahora, Pierri es parte del Ministerio de Seguridad provincial, una resolución reciente lo ratificó como asesor de la cartera que maneja Sergio Berni, con un sueldo estimado de 90 mil pesos: estará a cargo de la futura Universidad de la Policía Bonaerense.

Sus detractores mencionan a sus históricos defendidos para cuestionar su designación. En diálogo con Infobae, Pierri responde a cada uno de esos reproches y no esconde ninguna definición, aunque más a la corta que a la larga, le puedan traer un dolor de cabeza. Si algo lo caracteriza es ser políticamente incorrecto.

“El cuerpo de Ángeles me persigue por todos lados”.

-¿Cómo pasó de defender al portero Mangeri a ser asesor del ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires?

-Fui abogado de Mangeri, de Pepo, de la AMIA, de Silvio Soldán, de tanta gente… Abogado, es cierto. También soy querellante en causas como la del Triple Crimen de General Rodríguez. Eso, creo, me habilita para decir que recorrí todos los andariveles de la Justicia. Si hay un terreno que conozco muy bien, es el de la provincia de Buenos Aires. Lo conozco al ministro (Sergio Berni) hace muchos años. El 11 de diciembre, cuando fue designado ministro, me convocó y se materializó ahora mi designación.

-¿De dónde lo conoce?

-De un vínculo profesional. Él vino a disertar en muchas oportunidades a la Fundación Abogados sin Fronteras sobre el narcotráfico. El doctor Berni dio varias conferencias en la Fundación, ahí trabamos una relación.

-De nuevo, ¿no es una contradicción que un defensor de delincuentes trabaje ahora en el ministerio de Seguridad?

-Para nada. Yo no defendí delincuentes. Yo defendí a personas involucradas en el sistema penal. O perdón, ¿los que defienden el derecho comercial, las quiebras fraudulentas son más o menos éticos que yo? ¡Un momento muchachos! Siempre me gustó el trabajo, la labor investigativa. Una de las patas del derecho penal es tener un gran nivel de información y eso me llevó a tener mucho respeto por las policías y por las inteligencias. Sergio Berni tuvo una destacada labor en Interpol. Y ahí trabe una gran relación con el ministro.

-Insisto con su defensa a Mangeri porque su nombre quedó asociado a él, a ese crimen, a ese femicidio aberrante.

-Mangeri fue parte de mi trabajo. El día que me di cuenta que ya no podía ejercer la defensa con idoneidad, y que no estaba convencido de lo que estaba haciendo, renuncié. Para mí todo es un trabajo. Es una relación profesional. En modo alguno puedo convalidar todos los actos que defiendo. Yo defiendo el debido proceso y las garantías del derecho de defensa. Pero también a la noche me voy a dormir. Soy un profesional.

-¿Y eso no le trae problemas personales con su familia y amigos?

-Uff, sí, claro. Mamá me decía: “siempre estás del lado de los malos. Cuando te pones del otro lado”.

-¿Eso le decía?

-Sí, sí. Hay una linda nota que una vez le hizo una revista americana. Yo pensé que me iba a defender con todo, pero le dijo al periodista: “Miguel Ángel es un buen chico pero siempre está del lado de los malos”. Es mi trabajo.

-¿Por qué ya no podía defender con idoneidad a Jorge Mangeri?

-Un abogado nunca deja de ser un hombre. Yo no me puedo apartar de mi calidad de hombre, de padre, de esposo, de amigo… A ver. Yo creo conocer la verdad del caso Ángeles, porque tiene que ver con el puente de relación que uno establece con su defendido, sino no tiene sentido; y lo dije públicamente, a esta mesa le falta una pata. Me falta un año para poder hablar, aún debo mantener el secreto profesional.

- O sea, alguien más participó en el crimen de Ángeles ya sea como encubridor o…

-La investigación está incompleta. Habrá que saber por qué el que tiene que hablar no habla, o dice lo que tiene que decir. A él no lo corro de ninguna responsabilidad. Mangeri ya fue juzgado, fue condenado, su causa fue revisada. Mi versión desde la defensa es insostenible.

-Me explicaba por qué dejó la defensa del caso.

-Tuve diferencias en la estrategia de defensa con Diana, la mujer de Mangeri, ella quería que defienda a su marido mediáticamente, y yo le dije que a las personas se las defiende en tribunales. Una de las cuestiones que me empezó a conmocionar en mi defensa de Mangeri fue el día que hicimos la exhumación del cuerpo de Ángeles Rawson. Ese fue un episodio que muy pocas veces pude superar. Fue una diligencia que se hizo a muy altísimas horas de la noche en el Cementerio Jardín de Paz de Pilar. Un frío horrible, una niebla terrible. Estábamos con el ex fiscal Pablo Lanusse, el abogado querellante, los peritos, la gente del juzgado, y ahí se dio una circunstancia entre el féretro y la pala mecánica que a mí me marcó para siempre. En ese momento dije “hasta acá llegue”. No lo pude superar nunca. Llegue a mi casa. Llegue contrariado. Me caí de la escalera. Me fracturé tibia y peroné. Me callé durante meses. La imagen de Ángeles me persigue por todos lados. En ese momento Mangeri gozaba del principio de inocencia. Pero bueno… No sé si será de buen o mal penalista esto, pero a mí la exhumación del cuerpo de Ángeles me marcó para siempre. En ese momento dimos una batalla procesal con el tema del ADN y con el laboratorio que procesó las muestras… pero no sé si lo haría otra vez. Hoy creo que ya no lo haría.

“La formación anterior de la policía bonaerense fracasó totalmente”.

-¿Por qué se decide crear la Universidad de la Policía de la Provincia de Buenos Aires?

-Porque es una fuerza que hay que elevarla, que hay que profesionalizarla, hay que elevar su nivel de formación. Así como la Policía Federal tiene su exitosa universidad, la Policía Vonaerense la tiene que tener. Es una fuerza de 90 mil hombres y mujeres.

-¿Y usted estará a cargo de la dirección de la Universidad, de la formación de los policías?

-Junto a un equipo que el ministro Berni está formando vamos a aportar para darle la estructura necesaria. Yo soy asesor con rango de secretario trabajando en la Unidad Ministro. Quiero estar a cargo de lo que es la formación académica en lo que es la relación de la policía con la comunidad y el procedimiento policial que es lo que más dolores de cabeza trae a las policías hoy.

-Una frase que se escuchó decir muchas veces, pero que a lo largo de estos años de democracia no se consiguió.

-Hay que cambiar el perfil de esa relación. Berni tiene una impronta propia en su manera de comunicarse con los cuadros policiales. Lo veo a Berni al lado de su gente. Lo veo en un micro policial recorriendo los puntos más calientes de la provincia, no es un funcionario de escritorio.

“La gente no se banca una comida de bolsillo más”

-¿Cuán instruida está la Policía Bonaerense y sobre todo las últimas camadas que salieron en los dos últimos años de la gobernación de Daniel Scioli? Esos agentes salieron a la calle con apenas unos meses de instrucción.

-Se los trató de formar con los recursos que se disponen. Pero les faltó mucha más instrucción. Esta policía esta para mucho más. La Universidad va a ser integradora. En aquellos días, como hoy, el tema de la seguridad no es nada más el componente y el aporte que le hace la policía, es su relación con la justicia. La inseguridad tiene varios vectores: familias rotas, problemática social, drogas, falta de trabajo.

-¿Está justificando el delito?

-No estoy justificando a quien comete un delito. Estoy hablando de la problemática. Hay que volver a la inteligencia policial. A la investigación previa. Las policías tienen que estar para prevenir. Cuando el Estado llega al delito, llega tarde. Cuando el Estado llega al delito, hay víctimas, nada más.

-Volviendo a las últimas camadas de policías que casi sin instrucción salieron a la calle, cuál es su parecer.

-Los resultados están a la vista. Hemos sido muy poco efectivos en materia de seguridad. La tapa del diario con un muerto por inseguridad todos los días es terrible. Hay que buscar cuadros policiales que estén realmente formados. Con hombres que vayan a prácticas de tiro. Con policías que conozcan sus derechos y sus deberes. Y eso es presupuesto.

-Pero el presupuesto no está. Los cadetes disparaban cuatro tiros en el polígono y salían a la calle con los patrulleros rotos.

-¡El escenario de Scioli y el escenario de (María Eugenia) Vidal es el mismo! Las víctimas de inseguridad con Scioli y Vidal eran las mismas y en los mismos lugares. Los vecinos necesitan que se mejore la calidad profesional del policía.

-¿Y eso cómo se hace? Porque también lo escuche en la gestión de León Arslanián, en la gestión de Cristian Ritondo.

-Con formación académica, con recursos, con mucha disciplina, con mucha disciplina en los cuadros policiales.

-¿Y la disciplina como se impone?

-¡Verticalmente, con un cuadro. Con un cuadro en la conducción. Con un ministerio de Seguridad y con un jefe de policía!

-Y que no sean corruptos.

-Bueno, estamos hablando en un país donde la ciudadanía no resiste más una mordida de bolsillo. Si en algo soy optimista realmente, no es en el mejoramiento de la clase dirigente, sino en el mejoramiento de la calidad ciudadana. Ahora la gente automáticamente va y denuncia. El mejor ejemplo es lo que pasó estos días. La sociedad denunció la compra con sobreprecios en alimentos para atender esta pandemia. La gente denunció la compra con sobreprecios en barbijos. Y a los funcionarios los echaron a todos. La gente no se banca una comida de bolsillo más. Esta no es la sociedad del 2003 o 2014. La sociedad quiere ver a los corruptos en la cárcel.

-¿Cree que es necesario realizar una gran purga policial? De los noventa mil efectivos, unos treinta mil tienen sumarios abiertos en la Dirección General de Asuntos Internos.

-No. Eso no sirve para nada. A los que cometieron algún tipo de ilícito hay que echarlos de los fuerza o tienen que estar presos. Hay que premiar a los mejores con ascensos, nada más. Las persecuciones de brujas no sirve para nada. No todo esta perdido. Que haya más de treinta mil sumariados es algo terrible y hay que solucionarlo de manera urgente.

-¿Y para ese cambio alcanzan cuatro años?

-No. No. Pero si es la piedra basal para crear una nueva visión sobre la Policía de la provincia de Buenos Aires. Con esta Universidad, en la cual me siento honrado de contribuir, va a ser la base para que después se pueda mantener en el tiempo. desde la Universidad vamos a realizar mucha capacitación.

-¿Hoy no se hace inteligencia policial?

-Sí, pero se puede investigar mucho mejor. Hay que tener presencia policial activa. El policía en el barrio conoce al que delinque, y lo conoce muy bien. Hoy la tecnología nos permite estar en todos lados. Acá no hay que confundir garantías personales, con inteligencia policial. Hay gente que cree que la inseguridad se resuelve con un policía armado en la calle. No. Se resuelve con una relación armónica entre policía, comunidad y justicia. En el ochenta por ciento de los casos, cuando la gente se queja, es por los fallos arbitrarios, porque los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra. Aunque eso no es tan así.

-¿Por qué?

-Las cárceles están abarrotadas de tipos pobres. De delincuentes pobres. Hace falta una relación armónica, en la que la ley debe ser cumplida. En muchos casos están ahí adentro por la falta de familia, por la droga y la falta de educación. Hoy estar sin educación y sin formación, es pararse en el umbral del delito. Ese es el trípode del delito. Hay que trabajar en el Servicio Penitenciario para bajar los índices de reincidencia.

-Además de todo, los presos están hacinados en los penales bonaerenses. Hay motines y huelgas de hambre.

-Ustedes no tienen idea de como se vive en las cárceles. Y ni hablar de los más de tres mil presos que están en las comisarías. Hoy tenemos excedida la población carcelaria a nivel nacional, en el cuarenta por ciento.

-¿Esta de acuerdo con la utilización de las pistolas Taser?

-Totalmente a favor.

-Ahora se va a pelear con la ministra de Seguridad de la Nación, que está en contra.

-Berni, mi jefe también esta a favor. Creo que si son utilizadas profesionalmente y se capacita a la policía muy bien, no deja de ser un arma.

-¿De 1 a 10, cómo califica a la policía de la provincia de Buenos Aires?

-No sé. Yo no estoy adentro. Sí veo un mejor ánimo de los policías con la conducción.

Seguí leyendo: