Federico Rey, el preso asesinado en los techos de la Unidad N°23 de Florencio Varela en el violento motín del miércoles pasado, el peor en la historia bonaerense reciente, perdió la vida por una bala de plomo.
Así lo afirma la Comisión Provincial por la Memoria en un comunicado emitido este mediodía. Sandra Raggio y Roberto Cipriano, las máximas autoridades del organismo que monitorea la sobrepoblación penitenciaria y las acusaciones de tormentos tras las rejas en la provincia, integraron la mesa de enlace que desarticuló el motín y dialogaron con detenidos. Una primera versión del Servicio Penitenciario Bonaerense, apoyada en el relato de personal que intervino en la violenta revuelta con hora de disparos de postas de goma, aseguraba que Rey, condenado por robo calificado y a disposición de un juzgado de ejecución penal, había muerto apuñalado por otro preso, atravesado por una faca.
La autopsia al cuerpo, practicada en la Morgue Judicial de Lomas de Zamora lo desmintió: no tenía ninguna herida de arma blanca o de cualquier objeto cortopunzante. “El Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) comenzó a reprimir de manera brutal, lo que motivó que otros detenidos se sumen a la protesta. En el marco de esta represión Federico Rey fue asesinado producto de al menos una bala de plomo. Además sufrió varias heridas de postas de goma disparadas a corta distancia”, aseguró la CPM en su comunicado.
Infobae accedió a información de la autopsia: la bala fue encontrada adentro del cráneo, al nivel de la mandíbula, del lado izquierdo.
Se detectaron otras dos lesiones compatibles con arma de fuego en el cuello y el pecho, por otra parte.
El homicidio es investigado por la UFI N°9 de Florencio Varela: la fiscalía general de Quilmes dispuso que otros dos fiscales se sumen al equipo. Cerca de cien penitenciarios que actuaron el miércoles fueron sumariados por el SPB. Aún no hay detenidos.
Los penitenciarios también aseguraron que se había tratado de una pelea entre bandas. Los mismos presos lo desmintieron: el tumulto comenzó luego de que dos detenidos en un área de máxima seguridad escucharan un audio de un supuesto médico de la unidad que aseguraba que “todos se contagiarían” de coronavirus. Los presos, desesperados, subieron a los techos. La respuesta de los penitenciarios fue disparar. Otros pabellones se sumaron a la revuelta, con escenas dantescas que fueron filmadas y viralizadas.
Ayer, la Justicia allanó la cárcel y secuestró las escopetas calibre 12/70, según fuentes de la causa. Las escopetas son capaces de disparar cartuchos antitumultos, así como cartuchos de plomo. Un análisis balístico podrá determinar de qué arma salió el disparo.
El dato de la bala que mató a Federico Rey se conoce en un día explosivo, en medio de un violento motín en el penal porteño de Devoto, con una crisis de revueltas que se extiende a lo largo de cárceles de los servicios penitenciarios bonaerenses y federales con detenidos que protestan por las condiciones de higiene y piden que la Justicia resuelva sus pedidos de salida por miedo a la pandemia del coronavirus.
La situación en Devoto continúa: los presos ya ganaron los techos y desplegaron una bandera que habla de “jueces genocidas”, agitados por el contagio de un penitenciario del penal. Tomaron la planta uno de la cárcel, incendiaron colchones y arrancaron las chapas de los techos. Piden hablar exclusivamente con funcionarios de Casación. Salir de la cárcel en medio de la pandemia es el punto.
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