El preso infectado de coronavirus se recupera: ya no tiene fiebre y respira sin asistencia

Luego de que se difundiera la falsa noticia de su muerte en las redes sociales, Julián Arakaki continúa estable en el Hospital Interzonal Perón, de Avellaneda. Está condenado a prisión perpetua por matar a su propia hija

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Julián Arakaki.
Julián Arakaki.

Julián Arakaki, el primer preso de la Argentina en contagiarse de coronavirus, se recupera favorablemente.

Fuentes del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires confirmaron a Infobae que Arakaki, internado desde el viernes pasado en el Hospital Interzonal Perón, de Avellaneda, continúa su tratamiento tras haberse infectado. Se encuentra medicado con antibióticos y retrovirales, ya no tiene fiebre hace 48 horas y respira normalmente sin el apoyo de un respirador.

“No presentó nunca síntomas respiratorios”, confirma una autoridad del Hospital Perón. Arakaki también se alimenta con buen apetito. Sin embargo, su patología de base lo convierte en un paciente de alto riesgo. Además de diabetes, Arakaki, de 49 años, es un paciente renal crónico que recibe tres sesiones de diálisis semanales.

Hoy por la mañana, Arakaki terminó su última terapia de diálisis, a la que también respondió en buena forma. La fecha de su alta, por lo pronto, es incierta.

La Unidad N°42, donde Arakaki
La Unidad N°42, donde Arakaki fue trasladado al ser paciente de riesgo.

Arakaki fue condenado a cadena perpetua por matar en 2012 a su hija menor, Milagros, de apenas 8 años: la trasladó ya muerta en un remise para llevarla de vuelta a su madre, junto a sus hermanas. Se cree que fue un femicidio vinculado, una venganza dirigida a su ex pareja, de la que se había separado semanas antes. La autopsia marcó que la niña murió por una asfixia manual. La condena de Arakaki, dictada por el Tribunal N°4 de San Isidro, fue ratificada por la Suprema Corte bonarense.

El femicida había sido trasladado de la Unidad N°23 de Varela, donde ocupaba una celda, a la sala de Sanidad de la Unidad N°42 de la misma zona. Varios penitenciarios y detenidos que tuvieron contacto con él terminaron aislados. Las autoridades creen que Arakaki se contagió en el mismo hospital Perón, donde realizaba sus sesiones de diálisis semanales.

Mientras tanto, la tensión está presente en las cárceles bonaerenses luego de semanas de tranquilidad relativa. Ayer por la tarde, más de cien presos ganaron los techos de la Unidad N°10 de Melchor Romero, un penal de régimen abierto, para pedir por su salida ante el corte de las salidas transitorias, además de protestar por la situación general de la pandemia. Más de 300 presos se declararon en huelga de hambre en diversos penales provinciales, tal como hizo el ex funcionario Ricardo Jaime días atrás en la cárcel federal de Ezeiza. La nueva medida abarca a presos de seis complejos que presentaron sus reclamos por escrito ante una mesa de mediación que se centralizó en el penal número 48 de San Martín.

Copar los techos: la protesta
Copar los techos: la protesta de ayer en Melchor Romero (Aglaplata)

Mientras tanto, un grupo de 13 defensores generales de la provincia le pidieron al gobernador Axel Kiciloff el indulto temprano y la conmutación de penas para internos con determinadas condiciones como transitar el último año de su condena.

A mediados de esta semana, una falsa versión de que Arakaki había muerto llegó a las redes sociales, amplificada por periodistas desde sus cuentas, lo que fue desmentido por el Servicio Penitenciario provincial y la cartera de salud.

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