Desde que comenzó la cuarentena dictaminada por el gobierno nacional se sucedieron varios casos de hechos de violencia contra efectivos de seguridad que realizaban controles en la vía pública para cumplimentar el aislamiento social preventivo y obligatorio.
En el barrio porteño de Flores, por ejemplo, tres hombres que estaban reunidos en una vereda y no contaban con el permiso para circular por la calle fueron detenidos luego de agredir a oficiales de la Policía de la Ciudad.
Otros casos ocurrieron en Lomas de Zamora y Berazategui, donde vecinos que se negaron a cumplir con el aislamiento, increparon y atacaron a piedrazos a agentes de la Policía bonaerense para evitar ser arrestados.
Un episodio similar se registró en las últimas horas, esta vez en la localidad de Glew, partido de Almirante Brown, donde dos policías fueron salvajemente atacados a golpes por una patota que también se opuso a respetar la cuarentena.
El hecho sucedió ayer. Todo se inició por la llamada de un vecino al 911, quien denunció que en un templo ubicado en la esquina de las calles San Mariano y Beiró, había una celebración religiosa en la que se estaba violando la cuarentena.
Un efectivo policial llegó de inmediato al lugar y pidió apoyo, por lo que un móvil del Comando de Patrullas de Almirante Brown, con un subteniente y un oficial a bordo, se movilizó hasta allí.
Pero tres cuadras antes de llegar al centro religioso, estos dos policías que iban en el patrullero se cruzaron e interceptaron en la calle Nuestras Malvinas a un grupo de cuatro personas que venían desde el templo y caminaban por la calle.
Como ninguno de ellos contaba con la certificación necesaria ni pudieron dar una justificación razonable para explicar por qué estaban en infracción, los agentes procedieron a demorarlos.
Sin embargo, “al notificados de que no podían transitar sin autorización, se tornaron violentos y a los gritos llamaron a otros sujetos que estaban cerca, manifestando que no los llevarían a ningún lado”, relataron fuentes policiales.
Los infractores se resistieron y pidieron ayuda a otras diez personas para atacar a patadas y trompadas a los policías, que, ampliamente superados en número, fueron golpeados hasta sufrir heridas cortantes en sus rostros y contusiones varias en el cuerpo. Ambos terminaron prácticamente inconscientes y uno de ellos tendría una fractura en la mandíbula.
Horas después se dieron cuenta de que, además, a uno de los uniformados le habían robado la pistola reglamentaria 9 milímetros y los cargadores con munición.
Para cuando arribaron otros policías, los agresores ya habían escapado. A raíz de la paliza que recibieron, los efectivos fueron trasladados a la Unidad de Pronta Atención (UPA) 5 de Longchamps y luego derivados al Hospital Lucio Meléndez de Adrogué. Están fuera de peligro.
La investigación del hecho quedó en manos del fiscal Lorenzo Latorre, de turno en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 del Departamento Judicial Lomas de Zamora. El fiscal caratuló la causa como “resistencia a la autoridad y robo agravado con autores ignorados”.
Durante este viernes, miembros del gabinete criminológico de la comisaría 7ma. de Glew tomaron declaraciones testimoniales a vecinos de la zona, tratando de individualizar a los autores del ataque.
Hasta el momento, los agresores permanecen prófugos.
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