A partir del decreto presidencial de confinamiento obligatorio y el poco margen de movilidad que permite, el submundo narco alrededor del país busca nuevas formas de transportar su mercancía para que las ganancias no se disuelvan. Así, mientras unos se encierran y esperan, otros salen a las calles arriesgando su libertad para continuar con el negocio de la compra y venta.
Este jueves a la mañana, la policía de Chaco arrestó a un grupo de tres enfermeros que transportaban cocaína dentro de una ambulancia que viajaba desde Resistencia a la ciudad de San Martín. El personal médico fue detenido en medio de la ruta. Los policías hallaron la droga en la conservadora de sangre dentro de unas cajas de medicamentos para niños. Los tres quedaron detenidos mientras el Ministerio de Salud provincial inició un sumario administrativo y los separó de sus funciones. Aún se investiga cómo fue la logística para adquirir la droga.
Según las fuentes policiales consultadas, los tres enfermeros trabajan en el Hospital Anselmo Pértile de la localidad de General San Martín. Los médicos a primera hora de hoy salieron desde aquella ciudad hasta Resistencia, que queda a 234 kilómetros, para trasladar a un paciente que debía ser internado en el Hospital Perreando. Después de depositar al paciente en el centro médico, los enfermeros iniciaron su regreso hacia su ciudad.
Los investigadores tenían el dato de que una enfermera iba a trasladar una cierta cantidad de droga hasta San Martín. A partir de la información reforzaron los controles sobre la Ruta Provincial 90. A la altura del cementerio de esa ciudad, a pocos kilómetros del ingreso, los policías habían plantado el último puesto de control. Así, dieron con la ambulancia interno 6674 en la cual viajaban dos enfermeras y el conductor del vehículo.
Según indicaron las fuentes, los policías frenaron la ambulancia con la excusa de un control de rutina. Los hicieron descender del vehículo mientras el personal policial comenzó la requisa para confirmar el dato que guardaban. En el momento en que abrieron la heladera utilizada para conservar sangre vieron cuatro cajas con jarabes para niños. En su interior encontraron unas bolsas de nylon negras con las piedras de cocaína que buscaban. Los informante dijeron que el total de lo secuestrado fue de 380 gramos de esa droga.
Los tres enfermeros quedaron detenidos inmediatamente. Según se cree, una de las enfermeras detenidas es la responsable de llevar la droga allí. En la causa intervino la Fiscalía Antidrogas de Resistencia.
En el Ministerio de Salud de Chaco, informaron: “Atento al hecho de público conocimiento en el que se involucra a un móvil y a personal del plantel de esta cartera, en el que se secuestró una carga de cocaína, las autoridades ministeriales han tomado la decisión de iniciar sumario administrativo, conforme los lineamientos del Decreto 1311/99 y separar preventivamente a los agentes que habrían participado en el traslado de los estupefacientes secuestrados por personal policial”.
Narcomenudeo en tiempos de confinamiento
El 23 de marzo, la Policía de la Ciudad interceptó a una Ford Ecosport en la esquina de San Martín y Nogoyá. El conductor, un hombre de 39 años con domicilio en Villa Crespo, aseguró ser un conductor para una aplicación de viaje. Le pidieron el permiso para circular. No tenía, se resistió un poco. Le encontraron nueve bolsas de cocaína en el auto y un resto evidente en la nariz. No fue acusado por venta, no inmediatamente: terminó con una causa por tenencia simple de estupefacientes y resistencia a la autoridad a cargo del fiscal porteño Maximiliano Vence.
Otros van a pie. El viernes pasado, un hombre en la zona de Once fue detenido en Corrientes al 1500 en clara violación de la cuarentena. La Policía de la Ciudad lo palpó: le encontraron 5.300 pesos, pasta base y una roca de 18 gramos de cocaína. Terminó con causa doble, violar la cuarentena y tenencia para venta.
El 8 de abril, la Policía de la Ciudad detuvo a Lucas A., de 19 años. Le pidieron documentos, tenía un registro de conductor del estado de Florida, con un domicilio en Miami, no tenía el permiso para circular en vía pública. Lo registraron. No solo tenía 44 pastillas de alprazolam, un psicofármaco: también le incautaron 21 troqueles de LSD y un papel, una receta médica. Tenía un encabezado, de una clínica que no existe, con un sello y una firma de un supuesto neurólogo.
Lo que la receta indicaba era quizás lo más grave. “Codelasa”, decía, en letra manuscrita.
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