Desde que se instaló la cuarentena obligatoria el 20 de marzo pasado, miles de personas han violado la orden de no salir de sus casas. Policías, jueces y fiscales escucharon en los últimos diez días excusas de todo tipo: que estaba aburrido, que discutí con mi mujer, que no sabía, que estaba yendo al supermercado, que sólo era juntarnos para un asado... Lo que nunca se imaginaron fue tener que detener a un Barney en moto.
Todo ocurrió en las 18 del domingo, en la localidad de Capitán Sarmiento en la provincia de Buenos Aires, a 145 kilómetros al noroeste de la Capital Federal. Personal de la estación comunal estaba patrullando la zona cuando de pronto, una moto Monidla pasó por la calle Urioste, entre San Juan y Córdoba, de esa jurisdicción.
El conductor no era un pasajero común. Era Barney, el dinousaurio rosa que divertía a los chicos en los años 90.
Los policías lo detuvieron. Barney, o mejor dicho, el señor que iba a dentro del traje, explicó que estaba “yendo a animar a animar a unos chicos”. Sin embargo, después se supo que quería ir a visitar a su novia.
Lo cierto es que los efectivos le explicaron que esa opción no estaba dentro de las excepciones que preveía el decreto para poder circular durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio. El hombre, de 52 años, comerciante, fue aprehendido e imputado, y obligado a volver a su casa. Si vuelve a salir, será detenido.
La moto, además, quedó secuestrada por falta de documentación. Precisamente, la semana pasada, el Procurador general de la Nación interino, Eduardo Casal, instruyó´a a los fiscales federales con competencia penal para que soliciten las medidas cautelares que aseguren el decomiso de los vehículos utilizados en infracción a las normas destinadas a proteger a la salud pública en relación al COVID-19, como así también para que velen por su guarda y conservación.
En la justicia federal de San Nicolás, donde deberá dar explicaciones el falso Barney, se abrieron más de 900 causas desde que se puso en vigencia el decreto.
“Esto es muy Capusotto”, admitió una fuente consultada por Infobae involucrada en la aprensión del comerciante. Sin embargo, resaltó que es un caso más que de los se abrieron por infracciones que no cumplen la cuarentena.
El artículo 205 del Código Penal establece que “será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia”. Desde la implementación del aislamiento obligatorio, las fuerzas de seguridad controlaron a unas 500 mil personas y se detuvo (o aprendió) a unas 13 mil infractores.
Durante esta pandemia también se puso en juego otros delitos que no se le aplicaran a Barney: el de resistencia a la autoridad; y el que castiga con hasta 15 años a aquel que sufre la enfermedad y circula de todas maneras.
Así, los casos más conocidos apuntaron al joven que volvía de Uruguay en Buquebus y comenzó a sentirse mal durante el viaje, lo que provocó que tuvieran que aislar a unas 400 personas en un hotel céntrico por temor a que pudieran haberse contagiado; o el del surfer que fue interceptado en un control de la autopista Panamericana, cuando volvía de Brasil y terminó yéndose a pasar la cuarentena obligatoria en en una casa de la Costa, en Ostende, luego de que un móvil policial lo dejara en la puerta de la casa que figuraba en su documento, en el barrio porteño de Flores.