Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el coronavirus como pandemia, las cifras (cada vez más altas) de personas que contraen la enfermedad acaparan la atención del mundo entero. Sin embargo, hay otros números que preocupan y están vinculados a las denuncias por violencia de género.
A diferencia de los casos de COVID-19 que suben día a día, durante la última semana, estos descendieron abruptamente al menos en ciertas áreas.
El doctor Diego Callegari y la doctora Mariela Miozzo, a cargo de la Fiscalía de Género de Tigre, pueden dar testimonio de ello. Acostumbrados a recibir entre dos y tres denuncias diarias, notaron que luego de que se decretara el “aislamiento social, preventivo y obligatorio", la cantidad había descendido de manera alarmante.
“En comparación con la semana anterior, entre el jueves 19 de marzo y el miércoles 25, contamos 26 causas menos. 'Algo está pasando’, pensamos. Las mujeres no dejaron de denunciar porque la violencia cesó, sino porque no tenían forma de hacerlo sin quedar expuestas”, explica Diego Callegari en diálogo con Infobae.
El descenso de la estadística también se replica en los números del Ministerio Público Fiscal porteño en casos vinculados a violación de cuarentena: el 20 de marzo, primer día de la cuarentena, el MPF contó 33 denuncias. Al día siguiente, siete. El 22, unas 9.
La situación guarda cierta lógica: el hecho de convivir con un violento sumado al aislamiento obligatorio impide que las mujeres vayan a denunciar de manera presencial. Tampoco permite que puedan comunicarse a las líneas de asesoramiento inmediato, como por ejemplo el 144, porque sus parejas están en sus casas junto a ellas.
En este contexto, y contemplando la necesidad de una nueva alternativa, la Fiscalía de Género de Tigre –que en lo que va del año lleva registradas 1.378 denuncias– decidió habilitar una línea de WhatsApp para que estas mujeres puedan ponerse en contacto con la Justicia sin poner en riesgo sus vidas. Romper el aislamiento es la clave. Así, la Justicia pone una herramienta en manos de las mujeres.
“La lanzamos ayer, miércoles 25 de marzo, a las 22 horas. En menos de un día, recibimos 26 mensajes”, cuenta Callegari que, 38 minutos después de habilitar la línea de WhatsApp, recibió la primera denuncia.
Se trataba de un caso de violencia doméstica donde, alcohol de por medio, el agresor humillaba y denigraba a su pareja. Hastiada, la mujer decidió mandar un mensaje de WhatsApp (también puede ser de texto) al 1523855552 donde indicaba su nombre, apellido y la dirección de su domicilio. Siete minutos más tarde un patrullero sacaba al violento de su casa para llevarlo a la comisaría.
"Resolvimos el conflicto de manera eficaz en una hora y cuarenta minutos. Con la intervención del Tribunal Familiar se dispuso una notificación de medida cautelar con restricción perimetral y prohibición de acercamiento por 300 metros durante 60 días. Es un cambio de paradigma a la hora de resolver un conflicto. La Justicia tiene que dar respuestas las 24 horas”, cuenta el fiscal.
Acerca de la línea de WhatsApp, Callegari –uno de los fiscales que investigaron la muerte de Natacha Jaitt– explica que los mensajes son recibidos directamente por la Fiscalía de Género de Tigre, sin intermediarios. "Para neutralizar al hombre violento, la única posibilidad es trabajar en equipo, cada uno cumpliendo su rol. Insistimos siempre en que el límite al violento debe ponerlo la Justicia, el Estado. No debe ser el cuerpo de las mujeres”, agrega la fiscal Miozzo.
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