Una frase ante los periodistas en el control de la ruta Panamericana que se hacía el martes a la tarde selló su suerte. Las tablas de surf, arriba del techo de su auto, habían llamado la atención de los cronistas que cubrían las retenes en el ingreso a la Capital Federal. Hasta el presidente Alberto Fernández lo llamó “idiota”. Ahora, Federico Llamas, de 27 años, no sólo quedó detenido en la casa de Oestende, a donde viajó después de que lo dejaran en una vivienda en Flores. La Justicia ordenó embargarle el auto y las tablas de surf.
Según la resolución a la que accedió Infobae, el juez federal Alejo Ramos Padilla le dictó un embargo preventivo en la suma de $500.000 sobre sus bienes, con el fin de “cubrir las eventuales costas del proceso y los gastos en que se ha incurrido en el procedimiento y los que se podrían erogar como consecuencia de su manutención durante el aislamiento obligatorio”.
Pero además se lo facultó al comisario de la seccional segunda de Ostende a secuestrarle el auto, una camioneta Ford Explorer, y las tablas de surf que se hallarían en su poder, a pedido del fiscal Juan Pablo Curi. Para eso, el juez autorizó al allanamiento de la casa de Ostende, a donde cumplirá su arresto por al menos 14 días de aislamiento.
Precisamente, para poder cumplir con las disposiciones del aislamiento obligatorio durante 14 días, Ramos Padilla ordenó al intendente de la Municipalidad de Pinamar Martín Yezza que, a través de la Secretaría de Salud municipal y/o de Desarrollo Social y/ las demás dependencias que estime pertinentes, efectúe “las medidas sanitarias que pudieren corresponder al caso a los fines de constatar la presencia del COVID-19 en la persona imputada y en los eventuales co-habitantes de la vivienda”, y que “se provea a los habitantes del domicilio de los elementos indispensables para transitar el aislamiento”.
Así habrá que llevarle alimentos, medicamentos y elementos de higiene de primera necesidad. Para eso, las autoridades comunales podrán pedir colaboración a la policía. Los gastos serán pagados con los bienes incautados, entre ellos las tablas de surf, indicaron las fuentes.
La causa que se abrió en Dolores es una distinta a la que se le abrió en San Isidro, luego de que lo detectaran los medios. El juez de San Isidro Lino Mirabelli había dispuesto ayer que la Prefectura lo acompañara hasta su casa para cumplir el aislamiento. Pero una cámara lo registró emprendiendo el viaje, sin bajarse, apenas el vehículo de la Prefectura se fue.
Pero este jueves, el juez Ramos Padilla se declaró este jueves incompetente para seguir investigando y envió todas las actuaciones al juzgado de San Isidro por conexidad. “Entiendo que investigar en forma independiente, por diferentes magistrados, conductas similares al mismo imputado implicaría un dispendio jurisdiccional carente de sentido, además de una flagrante violación a la prohibición de persecuciones múltiples por idénticos hechos, en un claro desconocimiento del principio” de doble juzgamiento, afirmó la resolución.
El miércoles por la mañana, se supo que estaba en Oestende. Según explicó a Infobae el abogado Roberto Herrera, defensor de Llamas, el joven de 27 años trabajaba de electricista y no vive en Flores, como decía su DNI, sino en Canning, junto a su padre. Pero el padre tiene problemas cardíacos y está dentro de las personas en riesgo frente a la pandemia. Por eso es que, al ingresar al país desde Brasil, declaró que iba a cumplir el aislamiento en Oestende. Según afirmó, en medio del escándalo mediático, decidió irse hacia allí para cumplir lo que había declarado al ingresar al país, según el consejo que le había dado uno de los uniformados con los que interactuó.
La madre de Llamas también está en Oestende. Salió a hablar con los periodistas que se acercaron a su casa para justificar a su hijo. “¿Cómo Federico iba a entrar a mi casa en Flores si no tenía las llaves?”, les preguntó. Aseguró que “hay una falla desde lo gubernamental” y propuso "hacer un hotel” para que los que regresen en vehículo de otros países hagan la cuarentena obligatoria allí y no recorren el territorio.
Pero Llamas también habló desde Oestende para dar su versión de los hechos. “Es catastrófico. Me dicen barbaridades por el teléfono. No lo puedo creer, no sé cómo me va a afectar mi futuro, mis planes”, lamentó.
En el juzgado de Dolores, se le abrió una causa judicial nueva. Según explicaron a Infobae, allí se entiende que hubo una segunda violación al aislamiento en la jurisdicción de la Costa. Y se lo acusó de resistencia a la autoridad, la violación del decreto que impide la propagación de una epidemia, y el delito que castiga con hasta 15 años de prisión a quien propague “una enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas".
“El Sr. Federico Llamas -domiciliado provisoriamente en la localidad de Ostende, Partido de Pinamar- habría sido detectado, en una primera oportunidad, por personal de la Prefectura Naval Argentina en el peaje de Hudson de la autovía 2 rumbo a la costa atlántica y habría sido conducido por la fuerza pública hacia su domicilio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, toda vez que se habría constatado que había regresado recientemente desde la República Federativa de Brasil, por lo que podría haber infringido el aislamiento obligatorio de personas que hayan regresado a nuestro país en los últimos 14 días desde zonas consideradas riesgosas para la propagación de la pandemia COVID-19”, se indicó.
“Asimismo, en el día de la fecha se corroboró que, pese a ello, Llamas se encontraba en la localidad de Ostende, por lo que – de algún modo- vulneró los controles previstos y se dirigió nuevamente hacia la Costa Atlántica, pese a que ya había sido notificado por las fuerzas de seguridad que ello constituía una violación al mencionado aislamiento obligatorio, lo que implicaría la nueva comisión de un delito, por lo que corresponde la formación de la presente causa penal incoada en su contra para investigar su posible conducta ilícita”, agregó la resolución.