Cinco internos murieron entre ayer y hoy tras los motines que se registraron en las cárceles de Coronda y Las Flores, entre ellos Alen Montenegro, barra pesado de Colón. Además, hubo más de una decena de heridos. Las revueltas, que se dieron casi en simultáneo, tuvieron factores en común: reclamos por falta de elementos de higiene, temor ante el contagio con el rumor que había presos infectados por el Covid-19 y la manipulación de alimentos hecha por personal del Servicio Penitenciario provincial, sobre el que no se aplicaron las medidas de profilaxis, según indicaron desde la Defensoría General. En horas de la noche hubo otro foco de conflicto en dos pabellones de la unidad penitenciaria de Piñero, cercana a Rosario, donde están los presos de alto perfil de Santa Fe, aunque la situación no pasó a mayores.
En Las Flores, la cárcel que está en la ciudad de Santa Fe, los presos atacaron el sector de farmacia, donde sustrajeron principalmente fármacos y alcohol en gel, de acuerdo al secretario de Asuntos Penales y Penitenciarios de Santa Fe, Walter Gálvez, quien además consideró que fue “raro” que los motines se hayan dado en simultáneo en Las Flores y Coronda.
“Hubo reclamos vinculados al coronavirus; pedidos de domiciliarias por la emergencia sanitaria. Hay mucha presión. El razonamiento es: ‘Si no hay camas para la población común, menos para nosotros’”, agregó el funcionario en diálogo con Infobae.
¿Los motines fueron planeados y no espontáneos? La defensora general Jaquelina Balangione afirmó que “hubo comunicaciones” entre internos de Las Flores y Coronda previo a los disturbios registrados casi al mismo tiempo.
Por otra parte, hay presos que piden salir. Fuentes judiciales indicaron que desde la entrada en vigencia del decreto que estableció el aislamiento social, preventivo y obligatorio, desde el Servicio Público de la Defensa Penal de Santa Fe se pidieron unas 180 audiencias para solicitar morigeración en las condiciones de detención de internos. De ese número se prevé que 120 fueron por reclusos de Rosario que están en Piñero.
Más allá de las resoluciones de los jueces, que fue no hacer lugar a esas peticiones, se había decidido desde el gobierno provincial el jueves 19 de marzo suspender las visitas a las cárceles, así como restringir las salidas laborales y transitorias.
“A lo mejor pensaron que podían salir por la pandemia del coronavirus. Los pedidos de audiencia generan siempre expectativa. Eso, sumado a la falta de visitas y suspensión de las transitorias hicieron que algunos aprovecharan para hacer cualquiera”, destacó un investigador judicial.
El secretario de Justicia provincial Gabriel Somaglia informó este martes en conferencia de prensa que en la cárcel de Las Flores se “destruyeron y quemaron las instalaciones eléctricas”. El daño, según estimó, alcanzó al 70 por ciento del predio de esa unidad penitenciaria. “Las Flores quedó inutilizable. Ahora el tema es dónde reubicar a esos presos porque hay sobrepoblación carcelaria”, apuntó la defensora general Jaquelina Balangione.
“Ayer a la tarde fui con otros defensores a Piñero para verificar el cumplimiento de las medidas de profilaxis. Los principales reclamos de los internos son la falta de elementos de higiene y los temores de la capacidad que tenga el servicio médico para atenderlos, así como la incertidumbre sobre si podrán recibir los paquetes de sus familiares, y cómo harán sus familiares para movilizarse mientras esté en vigencia el aislamiento”, expresó el defensor público Gustavo Franceschetti.
En la misma línea, la defensora general Balangione comentó que pudieron constatar que había elementos de higiene en los depósitos de las cárceles, “pero esos productos nunca fueron distribuidos para que lleguen a los internos”.
“Los penitenciarios entraron y salieron de la cárcel en los últimos cinco días sin ningún tipo de medida de profilaxis y manipularon la comida de los internos. Eso generó temor, según nos expresaron”, agregó.
Balangione añadió una cuestión en tiempos de cuarentena: la viralización de mensajes vía WhatsApp. “Empezó a circular el rumor de que había presos infectados, que los iban a dejar morir ahí adentro. Otros, aprovecharon la situación. En medio de ese pánico, asaltaron talleres y la farmacia. Se hicieron de alcohol en gel, pastillas y pegamento”, relató.
El WhatsApp también jugó un rol clave en la viralización del motín mismo: en cuestión de horas, los videos de las llamas en Las Flores y de los detenidos que trepaban los techos llegaban a celulares de todo el país.
Este mismo lunes, previo a los motines el Colegio de Jueces de la Segunda Circunscripción emitió una resolución donde establece que hasta la finalización de la cuarentena total las audiencias para solicitar la morigeración de las detenciones se van a realizar vía correo electrónico.
Mientras tanto, cinco cadáveres de presos esperan en la morgue.
Santa Fe, como provincia, no estuvo sola en el temor tumbero por el coronavirus: presos en la Unidad N°7 de Chaco del Servicio Federal quemaron colchones y la situación fue rápidamente contenida. En la provincia de Buenos Aires, internos en pabellones y alcaldías en Batán y Florencio Varela se acuartelaron tras las rejas. Reclamaban a las autoridades que permitan que las visitas pasen comida, que las viandas del Servicio Penitenciario o no alcanzaban o era incomibles, que no había productos de limpieza e higiene y versiones de penitenciarios sin barbijos ni guantes.
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