Una joven de 25 años que regresó el pasado 11 de marzo de un viaje por Estados Unidos y no quiso cumplir con la cuarentena ordenada por el gobierno nacional para mitigar la propagación de coronavirus fue denunciada por su propio padre, por lo que un juez le ordenó el aislamiento y dispuso una consigna policial en su domicilio del barrio porteño de Liniers.
Fuentes policiales aseguraron que la decisión fue adoptada por el juez federal Marcelo Martínez De Giorgi, quien ordenó que la joven permanezca en su domicilio hasta cumplir los 14 días desde su regreso de Estados Unidos y que el aislamiento sea controlado por la Policía de la Ciudad.
El padre de la implicada, dueño de una carnicería, había denunciado que su hija regresó de un viaje a Estados Unidos y que se negó a cumplir con la cuarentena en su domicilio de Emilio Castro al 5900. Según la denuncia, la joven, lejos de aislarse, se presentó en el local comercial familiar y tuvo contacto con clientes y empleados. El juez Martínez De Giorgi ordenó a la policía que notifique la desobediencia de la joven y dispuso el envío de un móvil policial para que esté de consigna en la puerta de su domicilio hasta que se completen los catorce días de aislamiento.
Respecto a la carnicería del padre, la Justicia dispuso el cierre del comercio a modo de prevención y dictaminó que los empleados permanezcan en cuarentena en sus respectivos domicilios de forma preventiva, indicaron las fuentes.
Las denuncias por el incumplimiento de la cuarentena son cada vez más. Los ciudadanos están tomando acciones concretas desde que salió el decreto presidencial. El primer caso que se dio fue en la localidad cordobesa de Alejandro Roca. Un grupo de vecinos se juntó y denunció a un hombre que había llegado desde Estados Unidos y no quería cumplir con la cuarentena. El hombre, según pudo saber Infobae, desde que arribó al país salía de su casa y no cumplía con la imposición decretada. Entonces, los vecinos comenzaron a tener pánico de que hombre estuviera infectado por el COVID-19 y se organizaron para poner un freno a sus salidas. Primero le dijeron que por favor se encierre, pero el hombre no hacía caso. Después le acercaron la inquietud a la comisaría local y fue intimidado de manera informal, según relataron, y el ciudadano persistía en no cumplir el aislamiento.
Antes esto, los habitantes de Roca se agruparon y decidieron denunciarlo formalmente en la comisaría local. Después de la acusación, la Justicia decidió que el hombre debía estar vigilado por la policía para que no salga de su domicilio.
“Hubo todo una movida entre los residentes de la ciudad, con varias presentaciones en la comisaría. Eso produjo que la Justicia tomara cartas en el asunto y terminó con aquella decisión”, relató una fuente policial.
Otro de los casos que tuvieron mayor notoriedad fue el de Miguel Ángel Paz, de 40 años, que golpeó ferozmente al custodio de su edificio porque este le dijo que no podía salir. La golpiza quedó registrada en las filmaciones de las cámaras de seguridad e inmediatamente se viralizaron. Y hasta el presidente, Alberto Fernández, repudió el hecho. “Un tonto no va a poner en peligro a la Argentina”, sostuvo en conferencia el Presidente.
El hecho ocurrió el sábado cerca de las 21:20 en el edificio llamado Rosales Park Tower, ubicado en la calle Leonardo Rosales al 2793, en Vicente López. En el video se ve cómo Miguel Ángel Paz comienza a increpar al guardia de seguridad, Granucci.
“¡¿Me estás amenazando, la c… de tu madre? ¿Vos me estás amenazando a mí, vos me estás amenazando a mí? ¡Me dijiste que me ibas a poner una multa, me estás amenazando!”, se escucha a Paz increpar al guardia de seguridad.
El efectivo, intimidado, respondió: “Vos no estás cumpliendo el protocolo de sanidad. Tomátelas de acá, salí de la guardia”.
Ante la negativa del residente, sujeto de riesgo debido a un viaje reciente al exterior, el efectivo de seguridad lo empuja para sacarlo del habitáculo. Eso provocó la ira del vecino, quien empezó a aplicarle una golpiza, con piñas en la nuca y en el rostro al guardia, que intentaba cubrirse como podía.
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