Una joven oriunda de la ciudad fueguina de Río Grande vivió un verdadero infierno en el Día de la Mujer. Daniela (18) fue atacada a hachazos por un hombre a la salida de un boliche, cuando estaba por subir a su auto junto a una amiga para volver a su casa.
La agresión ocurrió a las 6:30 sobre la avenida San Martín, a tan solo media cuadra de la disco “La Barra” donde Daniela tenía estacionado su Toyota Etios, frente al Banco de Tierra del Fuego.
“Ella estaba subiendo al asiento del conductor y sintió un fuerte golpe en la cabeza. Se cayó al suelo y no se acuerda nada más. Quedó inconsciente”, relató a Infobae Berta, la mamá de la adolescente.
Y continuó: “El hombre la subió desmayada en la parte de atrás y cuando se despertó se encontró con que estaba en el medio de la ruta circulando a alta velocidad. Ahí se dio cuenta de que su amiga estaba llorando en el asiento de adelante, pero que no estaba herida”.
Lo primero que se les pasó por la cabeza a las chicas es que el hombre las quería secuestrar, por lo que Daniela le dijo que si lo que buscaba era plata ella podía llamar a su papá y pedirle el dinero que él quisiera. Pero el agresor no respondía y seguía manejando por la Ruta 3, que conecta Río Grande con Río Gallegos, con destino incierto.
“El hombre hizo alrededor de 40 kilómetros. Estaban muy lejos de la ciudad. Las chicas le suplicaban que las soltara y le pedían por favor que no las violara. Y ahí fue cuando les habló: ‘No soy violador, si fuera violador ya lo habría hecho'”, señaló Berta.
A las amigas les llamó la atención que durante el trayecto, el agresor se la pasara hablando mal de las mujeres en general. ”Me tienen harto con el 8 M y el Día de la Mujer”, les decía mientras las amenazaba con el hacha que llevaba entre las piernas. “Ellas pensaban que las iba a matar”, admitió.
Cuando Daniela recobró un poco más de fuerza, porque el hachazo le abrió la parte superior del cráneo, tomó un matafuegos que estaba suelto en la parte trasera y lo golpeó en la cabeza. “Ahí comenzó un forcejeo a las trompadas y el hombre tuvo que bajar la velocidad. Mientras que Micaela estaba paralizada por el pánico, Daniela se puso en el medio de los dos asientos y con su pie intentó pisarle el hacha para que no pudiera usarla contra ellas”.
Al llegar a la altura de la Estancia Las Lilas, el conductor las obligó a tirarse del auto en movimiento. Ellas no lo dudaron y obedecieron. Doloridas, desorientadas y shockeadas por lo vivido, se acercaron hasta esa propiedad para pedir ayuda.
“La gente de la estancia las auxilió y luego la dueña del lugar me llamó por teléfono. Me dijo que le habían robado el auto a Daniela y yo enseguida le avisé a mi esposo para que las fuéramos a buscar”, recordó.
Mientras Berta y su esposo circulaban por la Ruta 3 vieron el auto de Daniela destrozado, en sentido hacia la ciudad. “Cuando abandonó a las chicas, hizo un giro en U para volver hacia Río Grande. Pero algo pasó porque chocó el auto contra un guardarrail, lo dejó tirado en la banquina y se dio a la fuga”, detalló la mujer.
Hasta el momento, la policía no pudo dar con el agresor. “La Ruta 3 va en paralelo a la costa y la policía sospecha que pudo haber escapado por allí porque nadie se lo cruzó en la ruta”, especuló.
Una vez que los padres se encontraron con Daniela la llevaron al hospital local, donde quedó internada un par de horas para hacerle los estudios correspondientes y suturar las heridas.
“Le hicieron una tomografía y solo tiene una contusión cerebral. Por suerte no se produjo ningún sangrado interno”, dijo Berta, quien recordó que su hija estaba de visita en la ciudad porque se había tomado dos semanas de vacaciones antes de retomar la cursada de odontología en la Universidad de Córdoba.
Finalmente, Daniela fue dada de alta a las 17 horas del domingo y sus padres la llevaron hasta la comisaría Tercera de la ciudad de Río Grande para hacer la denuncia. En la causa interviene el Juzgado de Instrucción N° 3 a cargo del juez Pablo Candela y el fiscal es el doctor Guillermo Quadrini.
“Mi hija no es militante feminista ni nada. El que la atacó es un perfecto desconocido, de unos 20 o 30 años. Ni siquiera estaba dentro del boliche. Estaba a la caza”, contó Berta, quien está esperanzada en que las cámaras de seguridad del banco hayan registrado el momento del ataque. “La filmación tiene que estar, esa va a ser una prueba clave para determinar quién fue”, concluyó la madre de la víctima.
Seguí leyendo: