Después del video aparecido esta semana en el que una mujer, miembro de una banda narco del sur de Rosario, recibía una paliza mientras era filmada, en las últimas horas salió a la luz un nuevo video escalofriante que también tiene como eje el conflicto entre delincuentes, esta vez no en la calle, no en un aguantadero de la periferia de la ciudad, sino dentro de una cárcel del Estado.
El medio Alerta Rosario publicó un video en el que se ve cómo un grupo de presos del penal de Piñero golpea y humilla a otro detenido dentro de una celda y se percibe el pánico de la víctima, quien no sabe cuándo ni cómo se terminará el ataque.
Durante los 30 segundos que dura el material audiovisual, se puede ver cómo un grupo de al menos cuatro personas rodea a otro preso y lo agrede mediante vejaciones verbales, amenazas y golpes.
“Entangate, entangate todo, dale”, le ordena quien filma el material al preso agredido, pidiéndole que se ajuste su calzoncillo entre los glúteos. Luego, le indican a la víctima del ataque que se arrodille para seguir con los golpes aplicados por todos los integrantes del grupo.
Según le confirmaron fuentes cercanas al Servicio Penitenciario provincial a Infobae, el episodio ocurrió el martes 11 de febrero en una celda del pabellón 16 de la prisión de Piñero y tuvo como protagonistas a Alan y a Lautaro “Lamparita” Funes, dos integrantes de Los Funes, una de los grupos delictivos más peligrosos del sur de Rosario. Karen Falcón, la mujer golpeada en el video que se conoció esta semana, está investigada por, precisamente, reportar al clan de Los Funes.
De acuerdo a las fuentes, “Lamparita” Funes era quien grababa y quien ordenaba “entangarse” al preso agredido, mientras que Alan no aparecería en escena, pero sí se le reconoció la voz.
En tanto, la víctima del ataque es un preso llamado Fabián Osvaldo Melgarejo, de 27 años, preso en Piñero desde 2018, imputado por un doble homicidio cometido el 20 de febrero de 2018 en el barrio rosarino de Punta Gallego.
Tanto los Funes como Melgarejo compartían el pabellón 16 de la cárcel de Piñero desde hacía tiempo y, hasta el momento, se desconocen los motivos exactos del ataque.
Melgarejo, aseguran fuentes, logró zafarse del ataque, escapó de la celda y logró encerrarse a tiempo en lo que la jerga carcelaria se llama “jaula”. Se trata de un espacio enrejado que sólo se puede abrir desde dentro y en el que los presos pueden refugiarse ante un ataque tras las rejas.
Melgarejo fue atendido por el celador de la prisión poco minutos después y se dio lugar al protocolo de atención, que contempla un chequeo médico y una consulta con un psicólogo, entre otros pasos.
Luego, las autoridades carcelarias decidieron trasladar a la víctima de la agresión a otro pabellón para cuidar su integridad física. Su nuevo destino no fue revelado.
A su vez, los dos Funes y el resto de los agresores que aparecen en el video fueron trasladados a las llamadas “celdas de resguardo”. Es una especie de castigo en la que los presos permanecen un tiempo dentro de una celda individual y con los permisos de salida ajustados.
De acuerdo a fuentes penitenciarias de Santa Fe, el video fue emitido en vivo en las redes sociales por uno de los agresores. Por lo tanto, las autoridades de la cárcel tuvieron conocimiento de la existencia del material casi de manera inmediata.
Ese hecho obligó a los efectivos del servicio penitenciario a realizar una pesquisa en ese pabellón. No sólo el video había sido grabado por un teléfono celular, prohibido en las prisiones argentinas, sino que en uno de los planos hasta se puede llegar a ver un monitor en funcionamiento apoyado en una mesa.
De tal modo, mientras los agresores fueron destinados a las celdas de resguardo, penitenciarios de la cárcel de Piñero desarrollaron en simultáneo una serie de requisas en la celda de cada uno de los atacantes.
Así, el saldo de las revisiones fue de 13 teléfonos celulares, una botella de bebida alcohólica, 500 pesos y dos tarjetas SIM. No se hizo mención a la pantalla.
En tanto, también se analizaron celdas del pabellón 4, donde se secuestraron otros diez teléfonos celulares.
El proceso de requisas, liderado por las autoridades de la nueva gestión de Seguridad de la provincia de Santa Fe, contempló también hallazgos insólitos.
En una de las celdas, encontraron al menos seis facas incrustadas en la suela de zapatillas deportivas, debajo de la plantilla.
En tanto, tres celulares fueron encontrados dentro de una cloaca, en uno de los patios de la prisión. Los delincuentes de una celda habían logrado hacer un agujero en la pared que daba al aire libre. Desde adentro, guardaban el teléfono dentro de una bolsa con una tira y lo escondían dentro de la cloaca establecida debajo del boquete.
Asimismo, durante la madrugada del miércoles 19 de febrero se realizó una pesquisa en tres pabellones de la cárcel de Coronda y el saldo de lo encontrado fue de 30 celulares, un elemento cortopunzante y una llave similar a la que se usa para abrir esposas.
Según informaron fuentes cercanas al Ministerio de Seguridad de Santa Fe, desde el arribo de la nueva gestión, las pesquisas también contemplan revisiones al personal penitenciario y sus respectivos “cofres”, para evitar cualquier tipo de colaboración con los presos.
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