Los dos detenidos por los asesinatos del diputado Héctor Olivares y su asesor Miguel Yadón, cometidos en mayo del año pasado en la Plaza del Congreso, volvieron a declarar en una reconstrucción realizada este miércoles en el lugar del hecho. Allí, cada uno acusó al otro de ser el autor de los disparos.
En esta oportunidad, Juan José Navarro Cádiz admitió por primera vez que la pistola Bersa Thunder calibre 40 usada en el doble homicidio era de su propiedad y que la había ido a buscar minutos antes a su casa para mostrársela al otro imputado, su primo, Juan Jesús “El Gitano” Fernández.
Además, en la causa hay tres familiares de los acusados que fueron procesados por “portación ilegal de armas”, luego de que se determinara que tras el doble crimen trasladaron la pistola homicida desde el auto de Fernández a la casa de Navarro Cádiz, donde fue secuestrada.
La reconstrucción, encabezada por el juez Mariano Iturralde y la fiscal Estela Andrades, se llevó a cabo ayer desde las 7.30 de ayer en avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña, frente al monumento a Mariano Moreno, el mismo sitio en el que durante la madrugada del 9 de mayo asesinaron a Olivares y a Yadón.
A diferencia de la primera reconstrucción, que se realizó el 12 de agosto último y que contó con la única presencia de los magistrados, los defensores y la Policía Científica de la Policía Federal, en esta oportunidad estuvieron presentes los dos detenidos.
Para recrear la situación, el tránsito fue cortado y al lugar se llevó un Volkswagen Vento similar al de Fernández, un micro estacionado por delante, policías que actuaron en el rol de víctimas y de imputados y hasta una pistola con mira láser idéntica a la del hecho.
Ambos acusados fueron filmados y declararon por separado. El primero en hacerlo fue Fernández, quien se mantuvo en sus dichos y contó que esa madrugada, mientras estaban dentro de su auto tomando alcohol, su primo, sentado del lado del acompañante, extrajo un arma, lo corrió hacia atrás y comenzó a efectuar los disparos apuntando con ambas manos a una altura entre su pecho y su cara.
Luego fue el turno de Navarro Cádiz, quien reconoció que la Bersa con mira láser -tal como ya había averiguado el juzgado- la había comprado en la ciudad de Tandil a un vendedor de antigüedades. También admitió que esa noche, la fueron a buscar a su domicilio de la calle Montevideo 76 -lo que está registrado en uno de los videos de la causa-, a pedido de su primo, quien la quería ver porque era conocedor de armas de fuego.
Si bien aclaró que no lo vio en forma directa porque en ese momento estaba agachado consumiendo cocaína, Navarro Cádiz dio a entender, como en declaraciones previas, que él autor de los disparos fue su primo.
“Navarro explicó que cuando volvieron a la plaza, estaban consumiendo petacas y líneas de cocaína que Fernández preparaba sobre la cartuchera de los documentos del auto y en ese ínterin su primo manipulaba el arma, armándola y desarmándola, poniendo y sacando balas y montando la corredera hasta que en un momento, escuchó las detonaciones de la pistola”, contó una fuente judicial.
A partir de las versiones que dio cada uno y de la posición desde donde cada imputado dijo que el otro supuestamente efectuó los disparos, los peritos de la PFA presentarán un informe dentro de diez días ante el juez Iturralde para concluir cuál de las versiones se ajusta a lo ocurrido, de acuerdo a la posición de la boca de fuego y las trayectorias balísticas.
El crimen de Olivares y Yadón ocurrió el 9 de mayo de 2019, cuando salieron a hacer su caminata matutina habitual por la Plaza del Congreso y, a las 6.50, al pasar por segunda vez delante de un automóvil Volkswagen Vento estacionado, les efectuaron varios disparos.
Yadón cayó muerto de tres disparos en el lugar, mientras que Olivares recibió un tiro que lo dejó herido de gravedad y falleció tres días después.
El hecho quedó grabado por cámaras de seguridad que resultaron fundamentales para identificar a Fernández -dueño del auto- y a Navarro Cádiz como los autores del hecho.
Tanto Fernández como Navarro Cádiz están procesados con prisión preventiva firme por los delitos de “doble homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía y por placer, así como también por el empleo de un arma de fuego, en concurso real con portación de arma de guerra”, fallo confirmado por la Cámara del Crimen.
Si bien al inicio se especuló con un crimen vinculado con algún tipo de venganza personal, el juez Iturralde y la fiscal Andrades no encontraron ninguna relación entre las víctimas y los imputados y creen que el móvil fue matar por placer para probar un arma.
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