“¿Cómo se sigue adelante después de que te sacan todo?”, le preguntaron los padres de Fernando Báez Sosa a Matías Bagnato, el único sobreviviente de la masacre de Flores en la que toda su familia fue asesinada hace 26 años. A los tres protagonistas los une el dolor de perder a un ser querido. Ese interrogante -el cómo seguir- se profundiza sobre todo si la pérdida es producto de la inseguridad o de la violencia.
Este 17 de febrero se cumplen 26 años de aquella madrugada en la que a las 3.30 Fructuoso Álvarez González roció con nafta y prendió fuego la casa de los Bagnato. Murieron todos los que estaban dentro, salvo Matías que logró huir de las llamas, pero al único sobreviviente y a su abuela (su única familiar directa que vive) les afecta más los días previos al 17 que ese día en si.
“Es trasladarse automáticamente a pensar qué hicimos ese 16 de febrero, cómo fue nuestro último día todos juntos, el último beso, la última comida. Quiero frenar el tiempo para que no sean las 3.30 de la madrugada del 17”, contó Bagnato a Infobae.
A este día, a esta víspera de aniversario, Fernando decidió pasarlo con Graciela y Silvino, los papás de Fernando Baéz Sosa para darles apoyo y fuerzas a un mes de que perdieron a su único hijo a manos de una manada de rugbiers frente a la disco Le Brique en Villa Gesell.
“Fue muy duro, yo generalmente para esta fecha trato de no ver a nadie, de estar tranquilo. A la tarde (de ayer) recibí el llamado de Graciela, que necesitaba conocerme, hablar conmigo”, relató Matías sobre el orígen del encuentro. “Sentí que tenía que ir a verlos, nos abrazamos y lloramos un montón”, agregó.
Los Báez Sosa le contaron que si bien él no había perdido un hijo, querían conocerlo porque le mataron a toda su familia, comparten el dolor por la pérdida y la desgastante búsqueda de justicia. Matías afirma: “La primera pregunta de Graciela fue ‘¿Cómo se sigue adelante después de que te sacan todo?’”.
“Uno transita distintos momentos, todo este ruido, el tema de los medios, es momentáneo. Después pasa y la vida sigue para todo el mundo y uno como que se queda ligado a ese momento”, graficó Bagnato quien les aconsejó que el día de mañana traten de acercarse a familiares de víctimas: “Es sanador, lográs un motivo para seguir viviendo. A mí me sirve ayudar a otros familiares, es lo que hubiesen querido mis viejos, que no me quede en casa deprimido”.
“Cada vez que veo en la tele y en las redes ‘Justicia Para Fernando’ no puedo dejar de pensar en vos hermanito, el lunes se cumplen 26 años que nos separaron, 26 años que el dolor no paró nunca. Te extraño tanto”, escribió Matías en su cuenta de Twitter recordando a uno de sus hermanos, que como el joven asesinado a golpes en Villa Gesell se llamaba Fernando.
Entre otros puntos en común con los Báez Sosa, los padres del joven de 18 años le preguntaron por su abuela, ya que la mamá de Bagnato era la única hija de la parte materna de la familia. Matías aseguró: “Les regalé una medallita de mi mamá que tenía guardada desde hace 26 años porque siento que esta mamá lo necesita más que nadie, ellos perdieron un hijo y yo a mis padres. Quedamos en que vamos a estar siempre juntos, eso es lo importante”.
Para este martes está convocada a las 18 una manifestación en la Plaza del Congreso en homenaje a Fernando y en la que se pedirá una condena de prisión para los 10 rugbiers acusados de matarlo, ocho de ellos recibieron la prisión preventiva tras una decisión del juez de Garantías del caso, David Mancinelli, Los Báez Sosa le consultaron a Bagnato sobre cómo se maneja una situación así. Desde la empatía, Bagnato les respondió: “Tienen que hacer lo que sientan, hablar desde el corazón, y si en ese momento sale un simple ‘gracias’ y nada más, está bien; y si no quieren hablar, también está bien”.
La abuela Norma, lo único que le queda a Matías
A lo largo de la conversación con Infobae, Matías Bagnato resaltó en varias oportunidades a su abuela Norma, el único familiar directo que le quedó luego de que en 1994 asesinen a su papás José (42) y Alicia (40), sus hermanos Fernando, de 14 y Alejandro de 9, y Nicolás (11), un amiguito de la familia que se había quedado a dormir esa noche.
Norma Calzaretta tiene 91 años, enviudó el 28 de enero de 1994, y a las pocas semanas, el 17 de febrero de ese mismo año sucedió el múltiple homicidio en el que mataron a su hija, su yerno y dos nietos. Matías fue lo único que le quedó; con él vivió hasta hace unos meses cuando decidieron llevarla a un geriátrico.
“Con mi abuela tratamos de estar juntos, sobre todo estos días”, explicó en relación a la víspera de que se cumplan 26 años de la masacre de Flores. “No sé cuánto más la tendré conmigo, es mi prioridad estar con ella”, continuó. Matías comentó que este domingo se encontraba en el geriátrico visitando a su abuela cuando recibió el llamado de Graciela, la mamá de Fernando. “No me gusta dejarla sola a la abu en estas fechas”, comentó tras el encuentro con los Báez Sosa.
Días atrás, en diálogo con Télam, Bagnato expresó que “Cuando pasó todo, la única que me hizo reaccionar del estado de shock fue mi abuela. Lo primero que recuerdo es el apretón que me da y que me dice 'voy a devolverte todo lo que la vida me permita, pero yo ayudo a un nieto fuerte y no a un nieto tirado en la cama llorando, así que levántate y vení a tomar mate conmigo”, recordó: “Ella no quiso que crezca con odio ni rencor”.
Cómo sigue la causa por la masacre de Flores
En gran parte, el apoyo de Matías Bagnato a los padres de Fernando Báez Sosa se fundamenta en el reclamo de justicia que lleva adelante desde la masacre de su familia. Fructuoso Álvarez fue condenado a prisión perpetua en 1995, sin embargo el sistema le permite cada seis meses reclamar por su libertad condicional. Matías habla de 25 años de condena cumplidos, estudios psicológicos que no lo favorecen, una baja de calificación en conducta en la cárcel.
“Los estudios que le hicieron son terribles: demuestra ira contra mi, no demuestra arrepentimiento”. describió y agregó que “todo el equipo interdisciplinario que lo analiza no recomienda su resocialización, hablan de un alto grado de posibilidad de reincidencia”.
En el dictamen de la Justicia se sostuvo, asegura Bagnato, que “respecto del delito por el que fue condenado no existe implicancia subjetiva, en la medida que sostiene no haber tenido participación en el mismo considerándose una víctima de los medios de comunicación y la justicia, motivo por el cual no podemos hablar de posibilidad de reflexión, culpa ni de arrepentimiento”.
La defensa de Fructuoso Álvarez volvió a insistir con el pedido de libertad condicional. Pese al fallo de la fiscalía, ahora resta el fallo del juez José Pérez Arias del Juzgado de Ejecución Penal N°1, quien deberá decidir en los próximos días el futuro del homicida.
“Según la fiscal no puede darle por cumplida la pena si ni siquiera cumple con los requisitos mínimos para una libertad condicional. Mi miedo es siempre cuando apelan, ver qué tres jueces me tocan, qué ideología tienen. El tema puntual es vivir continuamente, todos los años con esto, es de no creer este país, pasar por esto todos los años desde el 2010”, le expicó Bagnato a Infobae, quien espera que la familia de Báez Sosa logre una condena ejemplar para los 10 rugbiers acusados por el homicidio de Fernando.
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