El 8 de enero de 2020 se cumplieron 15 años del crimen de Marcos Spedale, un joven cordobés de 16 años que fue atacado por una patota en el barrio Cerro de las Rosas. No fue una pelea callejera. A él lo provocaron y le pegaron con saña hasta matarlo. Eran 7 contra 1 y pudo hacer muy poco para defenderse. Incluso, uno vez que había caído de espaldas a la vereda uno de los agresores le tapó la cara con una remera para neutralizarlo y continuar con la golpiza. El ataque a patadas, trompadas y botellazos duró apenas dos minutos. Pero fue con tanta alevosía que resultó fatal.
Marcos vivía en Villa Allende, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Córdoba, y solía juntarse con sus amigos en el polideportivo del barrio para andar en bici o jugar al fútbol. Pero esa noche, le había pedido permiso a sus padres para salir por la Capital sin saber que el destino lo cruzaría con su propia muerte.
Cuando estaban volviendo para sus casas, pasaron por el Cerro de las Rosas, una zona de estratos socio-económico altos que tiene una avenida principal -llamada Rafael Núñez- donde se concentran bares y boliches.
“Pasaron caminando por una vereda y esta patota de chicos más grandes los provocaron con miradas, insultos y empujones; y se empecinaron con un amigo de Marcos, que no les contestó. Como las agresiones continuaban e iban subiendo de tono mi hijo les dijo ‘¿Cómo le van a pegar, no ven el tamaño que tiene?’ ya que era el más chiquito del grupo. Y ahí se la agarraron con Marcos. Quiso salir corriendo pero se ensañaron con él”, recordó a Infobae Héctor Spedale, el papá del joven, a quien describió como “un chico pacífico”.
A la vista de decenas de testigos, Ramiro Pelliza le pegó una trompada y la fracturó la nariz. Y después continuó -en complicidad con los demás- con trompadas y patadas, principalmente en el torso y la cabeza. “Murió en el lugar, broncoaspirado, mientras que los agresores se refugiaron en una estación de servicio y uno de ellos descartó su remera ensangrentada en un boliche”, contó su papá.
A diferencia de lo ocurrido con los rugbiers, donde los videos grabados por otros adolescentes y hasta los propios asesinos sirvieron como prueba para encarcelarlos y avanzar en la investigación, en 2005 no había celulares con cámara y las redes sociales eran incipientes. Eso hizo que a la querella se le dificultara la defensa y que varios de los atacantes fueran absueltos o ni siquiera enjuiciados porque no se pudo probar su responsabilidad.
Mientras que el doctor Fernando Burlando, letrado de los padres de Fernando Báez Sosa, ya anunció que pedirá la cadena perpetua para Maximiliano Thomsen y Ciro Pertossi -imputados como coautores de homicidio agravado y premeditado- el abogado de los Spedale ni siquiera pudo lograr que los condenaran por “homicidio calificado”.
“Me costó mucho que la justicia aceptara esa figura legal. Los acusados siempre alegaron que no habían sido conscientes de lo que hicieron y que todo había pasado en el marco de una pelea. Ellos insistían en que había sido un homicidio en riña y yo tuve que ir desglosando todo eso. Fue algo muy similar a lo ocurrido con los rugbiers en Villa Gesell: lo mataron a patadas. Pero solo Ramiro Pelliza fue hallado culpable de homicidio simple”, explicó a Infobae el doctor Miguel Ortiz Pelegrini, que fue el representante legal de los padres de Marcos.
El juicio tuvo una enorme repercusión en Córdoba y toda la opinión pública, al igual que sucede con el crimen de Fernando, siguió consternada día a día las últimas novedades por los medios de comunicación.
“Ahora hay mucha prueba fílmica, que resulta irrefutable. Eso ayudó mucho en la causa contra los rugbiers. Hay grabaciones con el celular y videos captadas por las cámaras de vigilancia municipal y de seguridad privada”, resaltó Spedale mientras recordaba que en 2005 “los testimonios de los testigos” fueron las únicas pruebas que la Justicia tomó como válidas contra los acusados. “Para que les dieran perpetua había que tener el crimen filmado”, se lamentó.
El principal acusado fue Ramiro Pelliza (22), quien fue sentenciado por la Cámara 10 del Crimen a 15 años de cárcel por el delito de “homicidio simple” en el año 2006 y recién tendría que haber quedado en libertad en 2021.
Además, tres de los cinco menores de edad (Franco, Gregorio y Juan José) que estaban imputados fueron condenados como coautores de “homicidio simple con dolo eventual”, aunque su destino quedó en manos de una jueza de menores; que fue quien los halló culpables en 2011 y les otorgó 8 años de prisión. Como tenían 17 años al momento del hecho, la justicia nunca difundió sus apellidos.
En tanto, tres fueron absueltos: un mayor de 19 años y dos menores que estaban acusados de participar en la pelea.
Como ocurrió con el crimen de Fernando Báez Sosa, que varios testigos se acercaron espontáneamente a declarar, la querella contó con un testimonio clave: el de una joven que era amiga de los agresores y presenció el asesinato de Marcos. “La chica estaba en la parada de ómnibus y declaró que los agresores le pegaban como si fuera una bolsa de basura”, dijo Spedale, quien además contó que pidió declarar sin la presencia de los acusados en la sala porque “les tenía miedo”.
En el mismo juicio también quedó plasmado que el mismo grupo había atacado a otros dos jóvenes. En 2004, habían golpeado a un chico que terminó con serias lesiones en el rostro; y el 1 de enero de aquel 2005, una semana antes del ataque a Marcos, le habían desfigurado el rostro a otro muchacho a la salida de un boliche.
“Lo que más indignó a la población es que se trataba de una patota integrada por ‘chicos bien’. Es decir, venían de familias de altos recursos económicos”, recordó el abogado.
Para los padres la Marcos, la sentencia estuvo influenciada por el origen social de varios de los acusados ya que son hijos de políticos, funcionarios judiciales y reconocidos empresarios del ámbito local. Y pusieron a modo de ejemplo revisar los nombres de sus de sus abogados defensores para concluir que son “personas influyentes”.
“Uno era hijo de un reconocido empresario cordobés, otro era hijo de un ayudante de un fiscal, otro tenía un pariente en la Justicia de Menores, otro era hijo de un escribano y otro de un concejal. Eran familias con poder que tenían acceso a la justicia y fue por eso que varios fueron absueltos por el beneficio de la duda”, aseveró Spedale.
Pero su denuncia más grave recayó sobre dos de los tres jueces cordobeses que dictaron la sentencia: “No hicieron justicia. El único que actuó de manera impecable fue Juan José Rojas Moresi, quien se opuso a que el otro mayor fuera absuelto”.
Hoy, ya no hay nadie preso. “El mayor de edad salió en libertad por buena conducta luego pasar apenas 8 años en la cárcel. Por ley, una vez que cumple los dos tercios ya se empieza con su resocialización. Y los menores sólo cumplieron la mitad de la condena”, detalló Ortiz Pelegrini.
Para Spedale, la Justicia de Menores de Córdoba es “muy laxa y siempre está a favor del victimario”. Recordó que los menores obtuvieron un régimen especial de “una jueza garantista que los dejaba salir con permisos provisorios”. Dijo que esa medida generó un verdadero escándalo ya que hasta sus propias hijas -de un matrimonio anterior- “se los cruzaban en los boliches”.
A pesar que los padres de Marcos no quedaron conformes con la sentencia, les trajo cierto alivio haber “limpiado” la imagen de de hijo.“Habían intentado instalar que Marcos era parte de una banda y que todo había sucedido en el marco de una pelea. Junto a nuestro abogado nos pusimos al hombro la investigación y convencimos a que otros damnificados declararan contra ellos”, se enorgulleció.
Durante la charla que Spedale mantuvo con Infobae, las coincidencias entre el crimen de su hijo y el de Fernando Báez Sosa fue inevitables: “Ahora los padres de Fernando van a empezar con la inmundicia de la parte judicial, que es la etapa más dura. Pero los agresores no van a poder zafar con todo el material fílmico que apareció. Si aparecían los videos, como pasó con los rugbiers, a los asesino de Marcos les hubiesen dado perpetua”
Por último, les envió un mensaje de los padres de Fernando: “Deseo que tengan mucha fuerza. Su caso removió todo lo que yo viví. Que se haga justicia”.
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