Eran seis. La mayoría venía del Barrio San Jorge en Don Torcuato, otros de San Fernando, otros de Pacheco. Algunos tenían hasta 18 años de edad. Pascual Torres era el mayor de ellos. Con 42 años había sido empleado de una cadena de supermercados durante casi una década hasta 2016. Brian Emmanuel Aguirre, de 28 años, oriundo de Pacheco, nunca había tenido un trabajo en blanco. Ramón Romero, de la misma edad, vecino de Don Torcuato, tampoco.
Ahora se habían convertido en obreros y conformaban una cuadrilla del Gobierno de la Ciudad.
El vestuario y la utilería eran bastante realistas: palas, carretilla, ropa de obra, cascos de diversos colores, chalecos reflectores. Así, rompieron un tramo de vereda en la avenida Ángel Gallardo al 700, a plena luz del día, en pleno barrio de Caballito y a pocas cuadras del Parque Centenario.
Entonces dieron un paso más: tocaron un timbre y le dijeron a un vecino que vivía justo enfrente de las baldosas que habían roto que tenía que darles dinero para volver a repararlas. Al vecino esto no le gustó, entonces llamó a la Policía de la Ciudad. Dos efectivos que recorrían la zona se acercaron y demoraron a la falsa cuadrilla.
Poco después, personal de la Dirección General de Fiscalización y Control del Gobierno porteño corroboró que los hombres no pertenecían a ninguna empresa tercerizadora y que no habían sido contratados por ninguna agencia estatal.
Así, quedaron detenidos a disposición del Juzgado Nº19 del doctor Diego Slupsky, acusados del delito de estafa. Sus elementos fueron secuestrados. Aparentemente, no sería la primera vez que intentaron un engaño de este tipo.
El modus operandi parece inédito, no hay registro de ello en la historia policial reciente. Por otra parte, el margen de error es sumamente grande: romper veredas a plena luz del día sin una autorización parece garantía de arresto.
Probablemente los delincuentes se hayan apoyado en el Plan Integral de Veredas, una iniciativa del Gobierno porteño que busca arreglar el 80% de los frentes rotos. La iniciativa proyectaba arreglar más de 36 mil cuadras en 2018 y más de 85 mil en 2019, algo que, según las autoridades porteñas, es el cuarto reclamo más común de los vecinos. Durante la presentación, Rodríguez Larreta aseguró que estas obras “benefician a la gente que camina, ni hablar si alguien tiene alguna discapacidad o un cochecito de bebé, o a una persona mayor”.
El seguimiento y control del programa está a cargo la Subsecretaría de Vías Peatonales dependiente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público. El proyecto contempla la coordinación de los trabajos de mejoramiento con las obras que tienen planeadas las diferentes empresas públicas en el distrito.
La idea era aprovechar cuando una compañía (de teléfono, de luz, de gas, etc.) realizara una tarea en la vía pública para llevar adelante en ese mismo momento las reparaciones correspondientes y evitar la doble apertura de las baldosas.
“Hemos tenido problemas por las muchísimas roturas de las empresas de servicios públicos en los últimos años. Es cierto que gracias a esas roturas es que los cortes de luz en la Ciudad han bajado mucho”, reconoció el jefe de Gobierno durante el lanzamiento.
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