Tuvieron que pasar nueve meses para que terminara el misterio. Y el desenlace pudo haber sido tan doloroso como sanador para toda una familia. La semana pasada, la Justicia de Tierra del Fuego confirmó finalmente que el cuerpo encontrado en el cerro Michi en la zona de Tolhui a mediados de noviembre de 2019 pertenece a Nicolás Duarte Luna, el joven porteño que se había ido a vivir a la provincia austral y estaba desaparecido desde el 30 de abril de 2019.
Fue el juez Daniel Cesari Hernández quien le comunicó vía telefónica a los padres que, después del análisis realizado por el Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial y miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense, que intervino activamente en la identificación de cuerpos de desaparecidos por la dictadura militar, se cotejó una coincidencia del 99,99% en las pruebas de ADN recogidas de los restos óseos encontrados en Tolhuin con los genes de la familia Duarte Luna.
Se estima que los padres de Nicolás viajarán en las próximas horas a Tierra del Fuego para que se les entreguen los restos y puedan ser sepultados.
Los huesos de Duarte Luna habían sido encontrado el domingo 10 de noviembre por dos motociclistas que transitaban por las inmediaciones del cerro Michi, un esqueleto incompleto, con síntomas de haber sido mordidos por la fauna del lugar. También se habían encontrado prendas de ropa que coincidían con la indumentaria que vestía el joven de 29 años al momento de ser visto por última vez.
En el lugar actuó un equipo de 26 profesionales en el que se realizó un arduo recogimiento de pruebas que involucró el retiro de flora del lugar y heces de animales. Se pretendía encontrar cualquier factor útil para poder determinar las causas de la muerte y corroborar que el cadáver efectivamente correspondía a Duarte Luna.
Según le confirmaron altas fuentes de la investigación a Infobae, debido al tiempo transcurrido y al estado de descomposición del cuerpo, resultó imposible determinar la causa exacta de la muerte.
El factor que sí se pudo descartar de manera oficial es que Duarte Luna haya sido muerto por un ataque de los animales del lugar, como los zorros o los perros salvajes. Las mordidas a su cuerpo fueron tras su muerte.
Además, de acuerdo a la autopsia no se encontró ningún elemento vinculado a un ataque violento sobre el esqueleto ni se encontró lesión alguna que indique un delito, se descartó que Duarte Luna haya sido atacado por otra persona o que haya sufrido algún accidente durante alguna suerte de travesía.
La principal hipótesis que se estudia es que el joven porteño haya muerto debido al frío del lugar. De acuerdo a la ropa que vestía la última vez que fue visto con vida y a las prendas encontradas junto al esqueleto resulta imposible la supervivencia ante un clima tan hostil. En abril, mes en el que desapareció Duarte Luna, las temperaturas en el cerro Michi pueden oscilar entre los 5 grados y los 15 grados bajo cero.
Nicolás Duarte Luna se había ido a vivir a Tierra del Fuego en enero de 2019. Tocaba la guitarra y un amigo al que había conocido por Instagram le había ofrecido la posibilidad de presentarse en varios bares de diferentes ciudades de la provincia.
Hasta ese momento, el joven vivía con sus padres en el barrio porteño de Versalles. Antes había vivido solo, había compartido techo con una pareja y había convivido con amigos.
Según comentó en su momento su hermano, Federico Luna, Nicolás sufría cambios muy bruscos en su humor. No se le había diagnosticado un cuadro de bipolaridad pero sí se le había recetado una medicación.
Una vez llegado a Tierra del Fuego, se presentó con su guitarra en pubs y bares de Ushuaia, pero luego se mudó a la ciudad de Tolhuin.
“En esos días, hablábamos mucho con él. Estaba feliz. Nos decía que había encontrado un lugar que no había tenido nunca en su vida. Que tenía a gente cercana. Que estaba en un trabajo que disfrutaba y que se sentía feliz. Nunca lo había visto así en mi vida, sinceramente. Era como que todo encajaba”, explicó en su momento Federico Luna.
Fue entonces cuando decidió dejar de tomar la medicación.
Los problemas de su estadía en el Sur se iniciaron a fines de febrero, cuando por circunstancias desconocidas, se incendió la cabaña donde él vivía. Perdió todas sus pertenencias.
La secretaría de Desarrollo Social de Tierra del Fuego le brindó una habitación dentro de una pensión, pero al cabo de unas semanas, Duarte Luna abandonó ese lugar y nadie supo de su paradero durante varios días.
Fue encontrado durmiendo, en mal estado físico, sucio en la guardia de un hospital. Así, la médica que lo atendió allí escuchó su historia y decidió acogerlo junto a su marido hasta que el joven pudiera recuperar el rumbo.
Hasta que llegó el martes 30 por la mañana. Después de desayunar, Nicolás acordó con el marido de la médica ir a un punto de la ciudad para arreglar un desperfecto del auto de la familia. “Vos andá saliendo que yo después te alcanzo”, le dijo el marido de la médica en su último contacto.
Nicolás dejó sus anteojos y su documentación en la casa y nunca se supo más nada de él. Tiempo después, su esqueleto sería encontrado.
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