(Villa Gesell - Enviado especial) Al igual que lo que sucedió ayer, la segunda jornada de rueda de reconocimiento dejó resultados positivos y la situación de los rugbiers Máximo Thomsen (20) y Enzo Comelli (19), dos de los diez imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa, quedó aún más complicada.
Hoy participaron tres testigos del ataque frente al boliche Le Brique. Según datos de fuentes judiciales a los que tuvo acceso Infobae, los tres marcaron nuevamente a Thomsen –acusado de ser el autor material del homicidio– como uno de los atacantes que le pegó a Fernando cuando este estaba de rodillas, ya inconsciente. Es el más comprometido en la investigación, ya que fue identificado de manera directa por cinco testigos distintos.
En el edificio de la Jefatura Distrital de Villa Gesell, donde se lleva a cabo el procedimiento, también volvió a ser apuntado Comelli, imputado como partícipe necesario. En su caso, dos testigos lo vieron golpeando a Fernando. Y uno de ellos lo ubicó dentro de la discoteca, como uno de los que iniciaron la gresca en el interior del local nocturno.
La rueda de reconociendo pretende determinar el rol de cada uno de los protagonistas de la brutal golpiza. En ese sentido, Matías Benicelli (20) fue señalado como el arengador: los testigos indicaron que fue quien alentó a los demás a que le pegaran a Fernando, y que fue quien se encargó de evitar que otros intercedieran y defendieran a la víctima.
“Arengaba a que lo siguieran golpeando aún ya estando Fernando en estado de indefensión”, dijo después el abogado Fabián Améndola, del estudio de Fernando Burlando, que representa a los padres de Báez Sosa. En esa misma situación se identificó a Ayrton Michael Viollaz (20).
Por otra parte, dos testigos apuntaron a los hermanos Ciro (19) y Luciano Pertossi (18) como dos de los que golpearon a uno de los amigos de Fernando, lo cual los coloca como partícipes necesarios del crimen, al impedir que ese amigo pudiera ayudar a la víctima. Para la fiscal del caso, Verónica Zamboni, Ciro es el otro coautor del asesinato, junto a Thomsen.
En total, este viernes hubo nueve reconocimientos positivos.
Entre ayer y hoy, fueron reconocidos siete de los diez acusados. Los seis testigos que participaron hasta el momento no pudieron identificar a los tres restantes: según supo Infobae, se trata de Blas Sinalli (18), Alejo Milanesi (20) y Juan Pedro Guarino (19).
Si bien todavía faltan ruedas, el hecho de no ser identificado “no implica que lleve a la liberación automática por otras pruebas pendientes”, puntualizó Améndola.
Tampoco fue reconocido en el lugar Pablo Ventura, quien fue acusado falsamente por los detenidos y luego liberado por falta de mérito por el juez de garantías Diego Mancinelli, aunque todavía debe estar afectado a la causa.
Un hecho particular en esta jornada, la segunda de cuatro ordenadas por la fiscal Zamboni, fue que cuatro de los diez rugbiers detenidos fueron sometidos a reconocimientos fotográficos en lugar de presenciales, debido a que después de seis días detenidos perdieron el bronceado en su piel, lo cual complica conformar las rondas.
El letrado Améndola aseguró que esta medida fue solicitada porque “con estos días que han estado encerrados, han perdido el color tostado de la piel y las personas que han encontrado para conformar las ruedas están mayormente bronceadas”. “Eso era una complicación, así que no hubo inconvenientes en que se realicen algunas de estas medidas de manera fotográfica”, agregó.
La semana próxima se realizarán las pericias de rastros a la ropa y zapatillas de los rugbiers secuestradas. Algunas de las prendas tienen manchas hemáticas. Este jueves, Infobae presentó las imágenes de un calzado de lona con la sangre de la víctima, el cual será peritado con una prueba scopométrica.
También está previsto que el lunes comiencen los peritajes a los teléfonos celulares. Por otra parte, entre los análisis que restan, la fiscalía tiene diagramado realizar una pericia de identificación facial, mediante fotos y videos.
“Se vienen corroborando los testimonios y se les está poniendo nombre a cada uno de los que participaron. El grupo tenía como finalidad matar a Fernando: el hecho de que le siguieron golpeando cuando ya estaba desvanecido, los coloca en la situación de autoría funcional, a nuestro criterio. Para nosotros hay diez coautores”, consideró Améndola.
Y cerró: “Me parece totalmente inadecuada la calificación de homicidio en riña porque no están dadas la características. En una riña, básicamente, no hay una identificación del autor del hecho, no se sabe quién lo termina cometiendo. Por el contrario, en este caso es una agresión de diez personas hacia una y están identificados”.
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