Estaba entre 19 pares en la casa de Villa Gesell donde los diez rugbiers de Zárate fueron arrestados por la DDI de Villa Gesell el sábado pasado por la mañana. Les resultó obvio a los investigadores. A Fernando Báez Sosa lo habían matado a patadas en la cabeza. La zapatilla, de lona, oscura, algo sucia, tenía sangre en su punta y en su costado izquierdo. El fiscal Walter Mercuri, el primero en intervenir en el caso, notó rápidamente el diseño en la suela. Envió imágenes a la forense que practicaba la autopsia en la morgue de Pinamar. La trama en la planta de la zapatilla era la misma que en la cara de la víctima. El perito de rastros de la Policía Científica que actuó en la escena concluyó lo mismo al ver las fotos.
No había otra zapatilla con sangre en la casa, por otra parte: fue la única que se incautó con estas características, con una mancha roja evidente.
Infobae accedió a las imágenes del calzado, que son elocuentes. Hoy, esa zapatilla se convierte en una prueba clave de la causa a manos de la fiscal Verónica Zamboni. Será elemental junto a los videos del ataque y los resultados de las ruedas de reconocimiento para fortalecer la imputación por la autoría material del ataque.
Gracias a estos descubrimientos, la semana que viene se llevará a cabo la denominada prueba de scopometría, quizás la más importante que se adjuntará el expediente junto a las filmaciones y las ruedas de reconocimiento.
Es, básicamente, el test criminalístico de observación y medición de marcas –aplicable para ropa, tarjetas de crédito, sellos y hasta marcas de neumáticos en el pavimento– que apunta a comprobar de manera concreta que la zapatilla ensangrentada encontrada en la casa de los rugbiers es la que habría usado uno de los dos acusados hasta ahora de la autoría material, Máximo Thomsen o Ciro Pertossi, para darle a Fernando el golpe.
En este estudio criminalístico no solo se evalúa la coincidencia entre la impresión del cuerpo y la suela de la zapatilla. También se analizan las “marcas” que una persona deja en el calzado al usarlo. Es decir, las deformaciones que se van produciendo que son típicas de la pisada de cada persona. También se observan detalles como el talle, además del ancho y largo de la zapatilla.
Según distintos profesionales consultados, no existe un tiempo estimado para conocer los resultados. “En cada caso es distinto. Varía mucho dependiendo lo que se pida que se analice. Puede tardar de un día a una semana”, dijo un perito. Sobre su talle, una fuente del caso comenta: “Bastante más chica que 49”, el talle de pie de Pablo Ventura, implicado falsamente por los acusados y liberado por falta de mérito con una decisión del juez Diego Mancinelli.
Fue, precisamente, la zapatilla que se ve en esta nota la que los rugbiers hoy detenidos intentaron calzarle al joven al que habían convertido en víctimas de su bullying y sus burlas en las fiestas de Zárate.
Los resultados de la rueda de reconocimiento complicaron particularmente a Thomsen en la jornada de ayer, junto a Enzo Comelli. El video de los momentos finales del crimen muestra al ex jugador del CASI: sus zapatillas son curiosamente similares a las encontradas con manchas de sangre. ¿Acaso le pertenecen? La misma duda pasa por la cabeza de los investigadores del caso.
En todo caso, la pericia scopométrica, que también analiza las marcas que el propio pie deja dentro del calzado, será elemental para despejar cualquier duda. Mientras tanto, las ruedas de reconocimiento continúan hoy y la semana que viene.
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