Daniel “Maguila” Arquímedes Puccio, miembro del clan que cometió secuestros y asesinatos en la década del 80, fue autorizado por la justicia de Brasil para volver a la Argentina a visitar a su madre, que está enferma de cáncer. Hasta ahora, el tercer hijo de la familia Puccio se encontraba en el país vecino residiendo y, además, respondiendo por una causa por falsificación de documentos.
La jueza Andrea Borges, del estado de San Pablo, habilitó la salida de “Maguila” antes de las Fiestas, pero lo obligó a retornar durante el mes de enero para notificarse de su regreso a Brasil. Según consta en la autorización firmada por la propia magistrada, ahora Puccio también debe acudir al juzgado de la ciudad de Itú en las próximas horas para notificar a la jueza.
El miembro del clan fue detenido en esa localidad el 16 de septiembre pasado, cuando viajaba en un ómnibus proveniente de Foz de Iguazú con documentación brasileña falsa, y salió en libertad tras un mes.
De acuerdo a las fuentes judiciales, “Maguila” viajó a la Argentina a ver a su madre, que tiene 87 años y sufre cáncer de colon.
A raíz de los secuestros y asesinatos atribuidos a la banda, “Maguila” estuvo detenido sólo dos años y medio, desde agosto de 1985 hasta febrero de 1988, cuando fue liberado por el tiempo transcurrido sin recibir sentencia.
En 1999, recibió una pena de 13 años de cárcel por el secuestro de Nélida Bollini de Prado, el último realizado por el clan, pero jamás la cumplió porque desde entonces permaneció prófugo -aparentemente por Nueva Zelanda y Brasil-. Debido al tiempo transcurrido, la causa finalmente fue declarada prescripta en 2011.
El clan liderado por Arquímedes estuvo integrado por dos de sus hijos, Alejandro (ex wing del Club Atlético San Isidro y de Los Pumas) y Daniel, el militar retirado Rodolfo Franco y sus amigos Guillermo Fernández Laborde y Roberto Oscar Díaz.
El primero de los hechos atribuidos a esta banda fue el que tuvo como víctima a un conocido de Alejandro, el rugbier del club Pueyrredón Ricardo Manoukian, secuestrado el 22 de julio de 1982 y asesinado a balazos nueve días después, a pesar de que la familia de la víctima pagó 250.000 dólares de rescate.
El segundo de los casos acreditados por la Justicia fue el de Eduardo Aulet, ingeniero y jugador del San Isidro Club, a quien capturaron el 5 de mayo de 1983 y asesinaron apenas cobraron los 100.000 dólares pagados para liberarlo, aunque su cuerpo recién fue hallado cuatro años después.
Luego, el 22 de junio de 1984, el empresario Emilio Naum, propietario de la firma de ropa Mac Taylor y quien conocía a Arquímedes, fue asesinado de un balazo en el pecho cuando se resistió a que el clan lo secuestrara.
La banda recién fue desarticulada el 23 de agosto de 1985, al intentar cobrar el rescate por la empresaria Bollini de Prado, a quien la Policía rescató de la casona de los Puccio en San Isidro, donde pasó 32 días cautiva.
Tras la detención del clan, Alejandro saltó con sus manos esposadas desde el quinto piso de los tribunales porteños y, si bien sobrevivió, las lesiones le complicaron su estado de salud mientras cumplía reclusión perpetua. Tras salir en 2007 bajo libertad condicional, murió en 2008, a los 49 años, mientras estaba internado en un centro asistencial de Avellaneda.
Por su parte, Arquímedes fue condenado en diciembre de 1995, también a reclusión perpetua, y a partir de 2002 fue beneficiado con prisión domiciliaria. Sin embargo, en 2004 lo enviaron a una cárcel de La Pampa, luego de comprobar que salía de su casa. Finalmente, recibió la libertad condicional en 2008 y fijó domicilio en el barrio El Molino de General Pico, donde falleció el 3 de mayo de 2013 como consecuencia de un ACV.
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