Después de dos años de espera y cuando todo parecía que el juicio en La Rioja contra el tatuador Patricio Pioli estaba encaminado, el proceso volvió a paralizarse por recursos interpuestos por la defensa: su abogado recusó al juez Jorge Chamía por supuesta parcialidad en su perspectiva de género y el caso quedó suspendido hasta que el magistrado sea ratificado o apartado.
“Voy a llevar su recusación hasta la Corte de La Haya si es que hace falta. La causa la maneja la querella y no el juez Chamía, quien tiene una visión parcializada”, señaló a Infobae Juan Carlos Pagotto, abogado de Pioli, acusado de golpear a su ex pareja, Paula Sánchez Frega, y de difundir videos sexuales.
De acuerdo a lo señalado por el doctor Sebastián Andrada, abogado de la víctima, “la recusación de Chamía fue rechazada por la doctora Edith Agüero, de la Cámara Tercera en lo Criminal, entendiendo que debe seguir al frente de la causa”.
Sin embargo, la defensa de Pioli continuó la pelea e interpuso un recurso en Casación. “Lo que están haciendo con estas presentaciones es descomprimir un poco la presión social y mediática que hay en torno del caso. Sin embargo, por más que se dilate, en el momento que se reanude el juicio el debate no va a pasar desapercibido. No es algo de moda que va a desaparecer”, aseguró Andrada.
A esta situación se suma la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de La Rioja de sacar de prisión al acusado y concederle nuevamente el arresto domiciliario hasta que finalice el proceso. Pioli había sido trasladado a una celda a fines de noviembre tras publicar un video en Facebook en donde desafiaba a los jueces desde su arresto en su casa.
“Es lamentable que en medio de la feria judicial la Justicia no pueda tener en cuenta la cantidad de hechos donde mi ex pareja me violentó vía redes sociales e inclusive con su entorno. Pioli hasta llegó a contar en un medio audiovisual que sufrí un abuso en la infancia. Es una persona que no paró en dos años de demostrar que solo quiere ventilar mi intimidad. Estoy con afecciones psicológicas como el estrés postraumático, ansiedad, ataques de pánico e insomnio por su culpa”, aseguró Sánchez Frega ante la consulta de Infobae.
Pioli estaba con domiciliaria desde el 21 de noviembre por desobedecer la prohibición de salir de la provincia que le habían impuesto en la etapa de instrucción. Se comprobó que el acusado asistió a una convención de tatuajes en San Juan a mediados de noviembre de 2019, a pesar de que la Justicia había rechazado su solicitud. Las fotos de su participación, que fueron subidas en el Facebook oficial del evento, fueron utilizadas como pruebas irrefutables de su acto de rebeldía.
La importancia de este proceso judicial radica en que Sánchez Frega se convirtió en la primera mujer del país víctima de sextorsión que lleva su caso a un juicio oral. “Como al momento de hacer la denuncia la viralización de las fotos y los videos no constituían un delito, se tuvieron en cuenta otras circunstancias que rodean el caso como la coacción y el daño psicológico que le generó el acusado a mi clienta”, explicó el querellante Andrada.
En la primera audiencia del juicio, Sánchez Frega calificó como una “relación enfermiza” la que mantuvo con el acusado. Aseguró que estuvo en pareja durante ocho meses y que pasados los primeros cuatro meses de relación sufrió violencia en reiteradas oportunidades. Dijo también que por iniciativa de Pioli se filmaban cuando tenían relaciones sexuales, pero ese contenido no era para la difusión pública, y aseguró que ese material estaba almacenado únicamente en el celular del acusado.
Además, afirmó que en varias oportunidades cuando ella le decía a Pioli que terminaría la relación, en medio de las discusiones, él le decía que recuerdara que tenía ese material y la amenazaba con difundirlo, así como hacía referencia a una violación que ella sufrió cuando tenía 5 años. Expuso además que no se difundió todo el contenido y que hay más material en el teléfono de Pioli.
La revictimización a Paula se vuelve evidente: “Hoy espero nuevamente una fecha de juicio y ser expuesta por segunda vez a contar y revivir todo lo ocurrido. Evidentemente de las dos partes no tenemos la misma intención. Yo quiero y necesito que esto termine. Es un constante calvario y muchas veces me dan ganas de dejarlo todo. Sin embargo, sigo porque detrás de mi historia hay muchas más que no pudieron ni denunciar ni vivir para contarla”, concluyó la joven.
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