(Desde Casilda, Santa Fe)
La hija del albañil Hugo Aguirre, que lo acusó de violarla y embarazarla cuatro veces, pidió no formar parte de la audiencia imputativa que se llevó a cabo esta mañana contra su padre en los tribunales de Casilda, Santa Fe, por los delitos de abuso con acceso carnal agravado, promoción de la corrupción de menores, amenazas a punta de pistola.
Aguirre, por otra parte, es padre de otros tres hijos que al menos reconoce como propios: dos mujeres y un varón. Las hermanas fueron a los tribunales, pero no para apoyar a la denunciante ni para hablar a su favor o para expresar empatía por sus sobrinos, hoy resguardados por un gabinete psicopedagógico zonal. Ni siquiera los mencionaron.
Infobae las encontró en la antesala de la audiencia, poco después de que la jueza Mariel Minetti enviara al albañil Aguirre a la cárcel con prisión preventiva a pedido del fiscal Juan Pablo Baños, con el plazo máximo que establece la ley.
Las respuestas fueron al unísono, básicamente.
-¿Ustedes le creen a su hermana?
-No es todo como dicen.
-¿Y entonces, de quién son los chicos?
-Cuando se hagan los exámenes de ADN, vamos a ver. En todo caso, si pasó algo, fue de común acuerdo entre los dos. Ella decía que lo amaba a mi papá.
Así, decidieron no volver a contestar. Las dos mujeres luego dejaron el edificio. Victoria, una de ellas, cubrió su cara con lentes de sol. El rol de Victoria es particular: fue mencionada expresamente por la defensora oficial de su padre, que objetó el pedido de prisión preventiva, argumentando que bastaba con una restricción de acercamiento a sus supuestas víctimas y que se quedara en un nuevo domicilio que fue ofrecido al tribunal en vez de en un penal; salvarse de la cárcel.
Ese domicilio es, precisamente, la casa de Victoria en Arequito.
La jueza Minetti no compartió los argumentos de la defensa. Consideró que la denuncia de la víctima, realizada el lunes en la Comisaría de la Mujer en Casilda por una psicóloga que afirmó que no existían signos de fabulación o patologías paranoides en el testimonio, era suficiente para encarcelar a Aguirre de acuerdo al pedido del fiscal Juan Pablo Baños mientras se esperan los resultados de los tests de ADN a los cuatro hijos de la víctima. Una de ellas, la mayor, tiene 19 años y según la víctima, la confrontó sobre quién sería su padre, el hombre que toda su vida llamó “su abuelo”.
Los dos nietos más chicos de Aguirre -y supuestos hijos--, fueron quienes abrieron el portón de chapa de la casa en Arequito donde el albañil vivía con su víctima para que la Policía de Santa Fe entre y allane. “El abuelo se fue a trabajar”, aseguraron. Los efectivos inspeccionaron el cuarto del albañil, encontraron dos pistolas. Aguirre fue detenido en la calle poco después.
En su alocución, Baños aseguró que debe investigarse la posibilidad de que el albañil haya abusado de los chicos a los que señalaba como nietos. Los especialistas que trataron a la víctima recomendaron que reciba acompañamiento terapéutico.
El fiscal continuó su discurso: habló de una mujer quebrada, de “amenazas y de sometimiento”, sin contacto con el mundo exterior, con un abuso sexual probablemente naturalizado que comenzó cuando ella tenía 8 años, con manoseos bajo la frazada frente a la tele y que continuó hasta el 4 de enero de este año, cuando la joven de 32 años se duchaba y Aguirre, según su testimonio, entró desnudo al agua para forzarla. Usó la palabra “depravación” al menos una vez.
La causa contra el albañil, por otra parte, recién comienza: Baños enfrenta una gran cantidad de pericias y testigos que completarán el cuadro de pruebas más allá de lo que digan los genetistas.
Aguirre, mientras tanto, se negó a declarar.
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