Diego Pais, acusado de un robo y absuelto, con antecedentes de violencia, construyó un cuento que no duró mucho para desviar la acusación en su contra luego de que llamara al 911 para que la Policía Bonaerense viniera urgente a su casa en la calle 108 del barrio Isaura en Olavarría. Aseguró que un grupo de delincuentes entró a su casa y le disparó a su novia, Valentina Gallina, de 19 años, que se arrastraba en el suelo ensangrentada, pidiendo ayuda. Cuando los policías llegaron a la escena del crimen, Pais se mostró conmocionado, asustado, nervioso y con muchas ganas de hablar, de contar lo que supuestamente había pasado. Su casa estaba revuelta, rota, la persiana de madera de la ventana trasera arrancada de cuajo. Había manchas de sangre en las paredes.
Valentina fue trasladada a un hospital de la zona, donde finalmente murió. La mentira de Pais y la escena que había montado no tardaron en caerse. El testimonio de los vecinos fue lo primero. Si bien habían escuchado disparos, no habían oído ni gritos, ni insultos ni una puerta rompiéndose ni nada que les haya hecho pensar que un grupo de personas ingresó a la fuerza a una casa vecina. Sin embargo, en el interior de la vivienda efectivamente había disparos en las paredes además de muebles rotos y sangre por doquier.
“Creemos que los disparos los realizó el novio luego de haber golpeado a Valentina. Seguramente lo realizó para fundamentar su coartada de que habían ingresado supuestos ladrones u hombres armados. El arma no fue encontrada todavía”, dicen fuentes judiciales.
El cuerpo de Valentina dijo el resto.
Para empezar, Valentina no murió de un tiro. La autopsia a su cuerpo reveló un sadismo particular.
Los médicos de la Policía Científica de Azul confirmaron que el cuerpo no presentaba heridas de arma de fuego. Especifican también que la muerte se produjo por un edema encefálico intracraneal. Es decir, en lenguaje liso y llano, que murió a causa de golpes que recibió en la cabeza. Los especialistas creen que esos golpes fueron patadas, golpes de puño y que hasta se pudo haber utilizado algún elemento contundente.
Otro dato que surge del análisis es que Valentina tenía cortes en la cara y el cuello pero todos superficiales, ningún de ellos le causó la muerte. También observaron distintos tipos de hematomas y lesiones de vieja data. Es decir que la joven sufría violencia previa.
En la casa, en la zona del living, se encontró un cuchillo en el suelo. Es decir, si es que Pais es culpable, se dedicó a diseñar una escena del crimen con roturas y un decorado de sangre humana, pero se olvidó de levantar del piso el arma con el que habría torturado a su pareja.
Así, de cara a sus aparentes mentiras, Pais fue detenido y trasladado en la noche de ayer a la fiscalía del doctor Christian Urlezaga para prestar declaración indagatoria coordinada por el fiscal general de Azul, Marcelo Sobrino.
Se negó a hablar.
Valeria Soledad Cazola, la mamá de Valentina, fue asesinada de 5 cuchillazos por su pareja de ese entonces, Jorge Alberto Villanueva, el 12 de junio de 2008. Fue en una pensión de la calle Alberdi. El asesino no escapó luego de matarla. Se quedó más de un día junto al cuerpo y fue encontrado por la policía llorando al costado de la cama donde yacía Valeria. El 13 de agosto de 2009, un tribunal condenó a Villanueva a 10 años de prisión por homicidio simple en un juicio abreviado.
SEGUÍ LEYENDO: