Apenas habían pasado unos minutos del mediodía del sábado cuando llegó un llamado al 911 de Olavarría que hizo que varios móviles de la policía local se movieran a una casa ubicada en la calle 108 del barrio Isaura de la ciudad bonaerense. La comunicación telefónica hablaba de una mujer gravemente herida en el interior de su casa. Cuando los efectivos ingresaron al domicilio se encontraron con una chica ensangrentada que se arrastraba por el living y suplicaba ayuda. Inmediatamente la llevaron al hospital municipal donde murió a los pocos minutos.
La víctima no era una vecina cualquiera. Era Valentina Gallina, de 19 años, hija de Verónica Cazola que en 2008 fue asesinada de cinco cuchillazos por su pareja de ese entonces y se convirtió en un ícono de la zona en la lucha contra la violencia de género. Valentina vivía con su novio, Alejandro Diego Pais, que fue el que recibió a la Policía y les dijo que un grupo de personas habían ingresado a su casa armados y los habían baleado y que un disparo le había dado a su pareja. No pasó mucho tiempo hasta que la Justicia descubrió que mentía, que no había ningún disparo en el cuerpo de la víctima y que, en realidad y según la acusación en su contra, él la había matado con sus propias manos.
Infobae accedió a los detalles de la autopsia: el reporte final demuestra el cruel ensañamiento del asesino.
Los médicos de la Policía Científica de Azul confirmaron que el cuerpo no presentaba heridas de arma de fuego. Especifican también que la muerte se produjo por un edema encefálico intracraneal. Es decir, en lenguaje liso y llano, que murió a causa de golpes que recibió en la cabeza. Los especialistas creen que esos golpes fueron patadas, golpes de puño y que hasta se pudo haber utilizado algún elemento contundente.
Otro dato que surge del análisis es que Valentina tenía cortes en la cara y el cuello pero todos superficiales, ningún de ellos le causó la muerte. También observaron distintos tipos de hematomas y lesiones de vieja data. Es decir que la joven sufría violencia previa.
Este último dato fue reforzado con la declaración de vecinos y amigos de la pareja que hablaron de maltratos y violencia física por parte de Pais para con su novia. Por otra parte, no existe en la Justicia ninguna denuncia que haya hecho Valentina previamente.
“En la escena del crimen nos encontramos con un gran desorden y con manchas de sangre de arrastre. Eso sucedió porque la víctima estuvo suplicando ayuda y arrastrándose con la finalidad de salir de la casa”, contaron desde la fiscalía del caso.
Cuando los policías llegaron a la escena del crimen, Pais se mostró conmocionado, asustado, nervioso y con muchas ganas de hablar, de contar lo que supuestamente había pasado. Mientras la ambulancia llevaba a Valentina al hospital, el hombre les relató a los efectivos una historia que desde el comienzo empezó a presentar grietas.
Según su relato, estaba con su novia en la casa que compartían cuando un grupo de personas violentas de un barrio cercano entró al domicilio con el supuesto motivo de vengarse por una vieja disputa. Siempre según el relato del hombre, ingresaron disparando con armas de fuego y uno de esos tiros impactó en la víctima.
El testimonio de los vecinos fue lo primero que empezó a derribar la historia que contaba Pais. Si bien habían escuchado disparos, no habían oído ni gritos, ni insultos ni una puerta rompiéndose ni nada que les haya hecho pensar que un grupo de personas ingresó a la fuerza a una casa vecina. Sin embargo, en el interior de la vivienda efectivamente había disparos en las paredes además de claros rastros de pelea y sangre por todos lados.
“Creemos que los disparos los realizó el novio luego de haber golpeado a Valentina. Seguramente lo realizó para fundamentar su coartada de que habían ingresado supuestos ladrones u hombres armados. El arma no fue encontrada todavía”, dicen fuentes judiciales.
Así, Pais fue detenido y trasladado en la noche de ayer a la fiscalía del doctor Christian Urlezaga para prestar declaración indagatoria coordinada por el fiscal general de Azul, Marcelo Sobrino. Se negó a hablar. No es la primera vez que el hombre estaba frente a la Justicia. Hace algunos meses fue absuelto en una causa de homicidio en ocasión de robo. En junio de 2016 dos personas ingresaron al comercio de Fernando Palahy y lo asesinaron. Por el crimen fue condenado a 18 años Walter Leal, pero Pais fue beneficiado y quedó en libertad. A eso se suman varias denuncias por robo.
“Es un tipo complicado. Todos en el barrio sabemos que es un delincuente. Ellos vivían acá hacía un par de años y siempre escuchábamos golpes, gritos y demás pero nunca nos animamos a denunciar, dice un vecino de la zona a este medio.
La imputación que recae sobre el acusado en esta causa es la de homicidio triplemente agravado por el uso de arma de fuego, ensañamiento y por violencia de género. El fiscal ya solicitó que la aprehensión se convierta en detención. Esto debe decidirlo la jueza de la causa en las próximas horas.
“Son dos generaciones arruinadas por la violencia de género. Madre e hija asesinadas de la misma manera. No lo podemos creer porque es revivir todo el dolor otra vez. Los padres de Vero, la madre de Valentina, habían inaugurado en febrero una casa para ayudar y refugiar a mujeres víctimas. Les había costado mucho salir de la tristeza. Y ahora vuelven a recibir este golpe.”, dice una allegada a la familia que fue de las primeras en enterarse del nuevo femicidio. Valentina había sido parte del armado de la casa.
“Nosotros sabíamos que ella estaba en una situación de vulnerabilidad. La acompañamos pero a veces es difícil para una organización independiente hacer algo. El Estado está ausente no solo en el caso de Valen sino en muchos otros”, exclama Oshi, prima de la joven asesinada.
Valeria Soledad Cazola, la mamá de Valentina, fue asesinada de 5 cuchillazos por su pareja de ese entonces, Jorge Alberto Villanueva, el 12 de junio de 2008. Fue en una pensión de la calle Alberdi. El asesino no escapó luego de matarla. Se quedó más de un día junto al cuerpo y fue encontrado por la policía llorando al costado de la cama donde yacía Valeria. El 13 de agosto de 2009, un tribunal condenó a Villanueva a 10 años de prisión por homicidio simple en un juicio abreviado.
Los restos de Valentina fueron inhumados ayer a la tarde. Descansan junto a los de a su madre.
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