El fiscal Eduardo Alberione indagará a Gerardo Gette, detenido bajo el cargo de homicidio calificado en una celda de San Francisco, provincia de Córdoba, por el brutal crimen de Daniel Casermeiro, el ginecólogo desaparecido la semana pasada que fue hallado por un baqueano en un pastizal cercano a la ruta provincial 10 muerto de un tiro en la nuca, con su cadáver parcialmente quemado y en avanzada descomposición. “Un hecho a traición”, lo calificó Alberione en una conferencia de prensa tras la detención.
Hubo testimonios que complicaron a Gette, que lo ubicaron como el último hombre en ser visto con Casermeiro. Lo vieron discutir con él, puntualmente, lo que llevó a su arresto el viernes pasado. La Policía de Córdoba lo apresó en su casa de la calle Fleming en San Francisco. Los forenses estimaron la data de muerte de Casermeiro a través de la descomposición de su cuerpo el mismo día de su desaparición, el 19 de diciembre. Tres días después, Gette publicaba un insólito mensaje en su muro de Facebook donde fustigaba al periodismo por la cobertura del caso con el rótulo de “informantes de cuarta” y evocaba a su amigo, “El Doc”.
Gette se dedicaba al negocio de los cultivos. Junto a un socio local, regenteó una SRL que llevaba su apellido, en teoría dedicada a la soja y fundada hace 13 años, aunque sin empleados en blanco -de acuerdo a su perfil comercial- y sin movimientos bancarios significativos. Hace cuatro años, el productor enfrentó un juicio por cobro en la zona bonaerense de Junín. Casermeiro no se dedicaba solo a la ginecología y la medicina: tenía varias sociedades dedicadas a rubros como la venta de propiedades o la producción de leche, en Córdoba y en otras provincias.
El móvil del crimen, se especula, podría ser comercial, por dinero. El BMW de Casermeiro fue encontrado con ocho millones de pesos en su interior. Se creyó en un momento que Casermeiro actuaba como prestamista, pero la realidad entre víctima y sospechoso podría haber sido otra, de una data mucho más larga.
Infobae dialogó con una mujer que lo conoció oriunda de la ciudad santafesina de Tostado, en el norte de la provincia, a 480 kilómetros de Rosario. “Gette venía acá seguido, trabajaba en el campo, se dedicaba al alquiler de maquinaria, de equipos para la cosecha, hace siete años”, recordó. Y agregó: “Iba y venía, se quedaba un tiempo. Y, por lo menos dos veces, vino con Casermeiro”.
“Era como su socio. Laburaban juntos. ‘Mi amigo’, le decía Gerardo", continuó la mujer, cuya identidad se mantiene en reserva: “La última vez que vinieron juntos fue en 2012”.
Casermeiro buscaba hacer base y expandirse en Tostado. Por eso le pidió a la mujer comprarle un terreno para montar un galpón para guardar equipos, un trato que no se cerró. La mujer se sorprende de la acusación contra Gette. Nunca lo tomó por un hombre violento, al menos en el tiempo en que lo conoció.
El vínculo entre Casermeiro y Gette nunca habría existido en los papeles. Por otra parte, el fiscal Alberione sospecha que no habría actuado solo, que tuvo cómplices. Este medio buscó contactarse con los hijos del productor rural, sin recibir respuesta.
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