Cristian Schaerer, hijo del ex ministro de Salud de la provincia de Corrientes, Juan Pedro Schaerer, fue secuestrado en septiembre de 2003 cuando estaba en la puerta de su casa del barrio Las Tejas, de la capital correntina. Tenía 21 años en ese entonces. Su familia pagó 277 mil dólares para su rescate, pero nunca apareció. Hubo condenados, sospechosos históricos, hombres como Rodolfo “El Ruso” Lohrmann y José “Potrilllo” Maidana, pero nunca apareció, vivo o muerto.
Dieciséis años después, la Justicia argentina enfrenta la medida más extrema en la búsqueda: un equipo de especialistas vacía y draga un arroyo entero en la zona brasileña de Uruguaiana, en el límite argentino con Paso de los Libres, a tres kilómetros del puente internacional, una tarea en coordinación con la UFESE, el ala antisecuestros de la Procuración dirigida por el fiscal Santiago Marquevich.
Un testigo de identidad reservada, que no es ninguno de los condenados en la causa según confirmaron fuentes del caso, fue quien señaló la zona. Hay quienes dicen que el informante tenía un interés en cobrar una recompensa, se acercó a mediados de 2018 y señaló la zona fangosa, antes supuestamente al descubierto y hoy bajo el agua, de acceso sumamente difícil. Lohrmann y Maidana no entregaron información útil cuando Marquevich viajó a Portugal para entrevistarlos. El relato con el que cuenta la Justicia no habla de una tumba cavada. Cristian, simplemente, habría quedado en el lodo.
La información original de la causa apuntaba en esa dirección. Se supo históricamente que Schaerer había estado “guardado” en Paso de los Libres y en un aserradero a lo largo de la zona, bajo las pistolas de los Salgán, otros implicados en el caso. Las pericias comprobaron que los Salgán lo tuvieron recluido en una quinta de Paso de los Libres hasta los primeros meses de 2004. Luego, se estableció que Cristian estuvo cautivo entre marzo y mayo del 2004 en un aserradero de Garupá, Misiones, propiedad de Carlino Rojas Morel. Un testigo dijo haber conversado con el joven secuestrado en ese lugar.
Las excavaciones en Paso de los Libres datan de 2006; un testigo marcó una zona donde supuestamente Schaerer había sido enterrado, los pozos eran cavados por personal de Gendarmería y Policía Federal. El resultado, en aquel entonces, fue negativo.
A mediados del año pasado, el dato del informante devolvió a Gendarmería a la zona, con buzos y botes e investigadores brasileños.
“En este momento el lugar señalado está cubierto por tres metros de agua, por lo cual trabajan además de buzos provistos con ecosondas, georradares y cámaras submarinas, científicos y antropólogos forenses tanto de la Gendarmería Nacional como de la Policía Federal de Brasil. El despliegue operativo es grande y es arduo porque supone encontrar restos en un área del tamaño de una cancha de fútbol. Y se da en el marco de cooperación policial entre ambos países”, dijo una fuente judicial en aquel entonces.
“Hay indicios que nos hacen presumir que los datos aportados por un testigo reservado podrían ser certeros”, agregó.
Sin embargo, los brazos de los buzos no alcanzaban para ir profundo en el lodo. Se encontraron restos óseos, que no pertenecían a Cristian, se supo después. Se hablaba de un traslado de sus restos en una bolsa de arpillera, se encontró una entre el agua y la mugre. Así, el dragado de la zona, con un perímetro cerrado, se convirtió en una nueva escalada en las medidas.
Se esperan, al menos, 10 días más de obras.
Mientras tanto, la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal, integrada por los doctores Mariano Hernán Borinsky y Javier Carbajo, denegó una queja presentada por la defensa de Cristian Carro Córdoba, uno de los históricos condenados del caso, en el marco un proceso de extradición a Paraguay.
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