El pasado miércoles 11 de diciembre a la mañana, Alejandro llegó al país luego de permanecer unos días en los Estados Unidos. En el Aeropuerto Internacional de Ezeiza contrató un remís con la misma empresa que acostumbraba a hacerlo y emprendió el viaje de regreso a su departamento –ubicado justo enfrente del Hotel Alvear– sin imaginarse que menos de una hora después iba a ser víctima de un violento asalto mientras bajaba las valijas en la puerta del edificio. Y mucho menos se le pasó por la cabeza que los delincuentes que le robaron serían parte de una peligrosa organización que se dedica a asaltar turistas recién llegados al país.
Pero no fue la única sorpresa desagradable que se llevó. Apenas ocurrió el episodio, lo primero que pensó es que se había tratado de un robo al voleo. Un asalto más de los que ocurren diariamente y que todo iba a terminar ahí. Sin embargo, tres días después amaneció con la noticia –al igual que el resto del país– del brutal asalto frente al Hotel Faena, en Puerto Madero, en el que un turista inglés fue asesinado a sangre fría por delincuentes que lo habían sorprendido también mientras bajaba las valijas. Los puntos en común con lo que le había pasado lo dejaron helado.
Casi de inmediato, desde la Comisaría 17 de la Ciudad, donde hizo la denuncia, se comunicaron con él para que ampliara su declaración ya que, por los datos que había aportado, creían que se trataba de la misma banda. Y efectivamente era así. Al igual que al británico, a Alejandro lo siguieron desde Ezeiza, esperaron a que se bajara con el equipaje y a punta de pistola lo sorprendieron. La diferencia es que en esta oportunidad, no opuso resistencia y pudo salvar su vida.
“Llegué de un viaje de Estados Unidos. Dos días antes había contratado un remís con la misma empresa que lo hice siempre y me asignaron un auto. Yo dije que iba al Hotel Alvear, como siempre hice, porque es un punto de referencia. Cuando llegué, a las 11:40, bajé las valijas y antes de que se cerrara la puerta del edificio, entró un tipo grandote con acento venezolano o caribeño y me apuntó con el arma en el pecho. ‘Dame el reloj o te bajo’, me dijo. Yo le dije que se quedara tranquilo y le di el reloj, fue directamente por eso. Sabía que era un reloj costoso”, relató Alejando en diálogo con Infobae.
Toda la secuencia quedó grabada por una cámara de seguridad del edificio y es tal cual el relato de la víctima. En las imágenes se observa que el delincuente se tornó nervioso al ver que la puerta del edificio se cerró y quedó atrapado. “Yo le dije que se quedara tranquilo, que le iba a abrir. Cuando salió vio que en la cuadra había un montón de policías y ahí me dijo que me entrara de vuelta porque si no me disparaba. Estoy seguro de que si me resistía me mataba. Son tipos que no les importa nada”, agregó el hombre.
En ese momento el delincuente se subió a una moto que lo esperaba y escapó. Gracias a otras filmaciones que están en poder de la Fiscalía Criminal y Correccional 6, a cargo del doctor Eduardo José Cubria, se pudo saber que a los delincuentes los estaba siguiendo otro auto de color negro. Incluso, según fuentes consultadas por este medio, hay varias filmaciones más en las que se observa la secuencia completa desde la terminal aérea hasta el domicilio de Alejandro. Es así que la causa del inglés asesinado que lleva adelante la fiscal nacional en lo criminal y correccional N° 32, Ana Yacobucci, y la de Cubria se investigan de manera conjunta.
“Estoy seguro de que lo que me pasó a mí se investigó rápidamente por lo que le pasó al turista inglés. Esperemos que siga avanzando porque la organización seguro tiene más integrantes. Los argentinos son los que manejan los autos y las motos y los sicarios venezolanos son los que disparan porque no tienen nada que perder. El consuelo que me queda es que solo perdí el reloj y nomi vida. Lo único que tengo claro es que esa empresa de remises, por las dudas, no la voy a usar nunca más”, dijo Alejandro entre risas y algo de resignación.
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