Ya son más de 40 días desde aquel lunes 4 de noviembre en el que Rubén Oscar Pérez, un desocupado de 41 años, violó y golpeó brutalmente en su casa de Alejandro Korn al hijo de un año y tres meses de su pareja, Griselda, que algunos minutos antes había ido hasta el almacén a hacer unas compras. El hombre primero dijo que el bebé se había ahogado solo y luego quiso echarle la culpa a una niñera pero cuando se descubrió la verdad no tuvo más remedio que abandonar a su pareja, al nene y huir. Se mantiene prófugo desde el día del hecho, no solo de la Justicia, sino también de sus vecinos que lo buscan con sus medios para hacer, básicamente, justicia por mano propia.
“Nos está costando encontrarlo porque tiene ciertas habilidades y destrezas para sobrevivir en zonas rurales que lo ayudan a mantenerse prófugo. Estuvimos cerca en varias oportunidades, inclusive llegamos a lugares donde nos contaban que se había ido hacía minutos”, cuenta un investigador que forma parte del equipo de búsqueda.
Según la causa que lleva adelante la fiscal Karina Guyot, Griselda, ama de casa de 35 años, salió cerca de las 19 a un almacén barrial para realizar la compra de algunos alimentos para la cena de esa noche. En la casa quedó Pérez al cuidado del bebé que la mujer había tenido con una pareja anterior. Cuando Griselda volvió, se encontró a su novio en la puerta, nervioso y con la cara desencajada. “El nene no se despierta, no sé, le pasa algo. Parece que no respira”, gritó. En estado de shock, la mujer tomó a su bebé en brazos y salió a la calle para pedir ayuda a los gritos. Un vecino solidario agarró su auto y los subió a los tres con destino al Hospital Cecilia Grierson de Guernica.
Cuando el auto manejado por el vecino estaba por terminar de recorrer los 18 kilómetros que separan la casa de Griselda del hospital, Peréz se acercó al oído de su mujer, que lloraba y temblaba aún presa del desconcierto y la angustia mientras tenía en brazos a su bebé asfixiado, y le dijo con un tono suave y calmado: “Decí que al nene le pegó la niñera”. En medio de esa pesadilla que estaba viviendo, ella prefirió no contestar y ocuparse de la salud de su hijo, aunque la frase quedó en su cabeza.
Tres horas después de haber llegado al hospital Grierson, un médico se acercó a la mamá del nene y le pidió hablar a solas. Las palabras del profesional fueron un puñal frío para Griselda. Le contó que su hijo había sido golpeado y abusado sexualmente y que la Policía Bonaerense ya estaba en camino para entrevistarse con ella. También, que debían trasladar a la criatura de urgencia al Hospital de niños Ludovica de La Plata porque su vida corría riesgo.
Cuando Griselda volvió a la sala de espera encontró que su pareja, el hombre con el que convivía hacía más de un año, en quien se apoyaba en los momentos difíciles y a quien varias veces le había confiado el cuidado de su bebé, ya no estaba. Lo llamó al celular pero daba apagado. Desapareció. No necesitó mucho más para comprender lo que sucedía. Esa fue la última vez que se lo vio al acusado: hasta hoy permanece prófugo de la Justicia.
Cacería complicada
“Sabemos que durante todos estos días estuvo durmiendo en taperas e incluso al aire libre. Durante su vida trabajó muchos años en el campo, haciendo tareas como peón. Eso le dio la posibilidad de escapar y esconderse en lugares de difícil acceso, aunque en varias oportunidades estuvimos cerca. Se lo está buscando intensamente por distintos puntos”, dicen desde la investigación.
Según cuentan en el barrio, la Policía no es la única que está detrás de Pérez. Los propios vecinos comenzaron una búsqueda paralela con el objetivo de hacer justicia por mano propia. Hace algunos días, un hombre llamó a la comisaría para contar que el acusado intentó esconderse en su casa pero que lo sacó a escopetazos. La hipótesis que manejan los equipos designados de la DDI de La Plata es que “no está muy lejos”, ya que no cuenta casi con ningún recurso económico.
“Hubo varias oportunidades en las que estuvimos muy cerca de atraparlo. Fueron situaciones en las que nos alertaban de la presencia o lo sabíamos en base a tareas de inteligencia y cuando llegábamos se acababa de ir, por eso también creemos que está cerca”, razona otro efectivo que participa en la búsqueda.
Las técnicas que usa para esconderse, según la Policía, son diversas. Desde moverse en las cajas de los camiones en la ruta hasta esconderse en techos e, incluso, dentro de tanques de agua vacíos de las casas. Se trata de un hombre que está acostumbrado a vivir en el campo y que puede sobrevivir varios días a la intemperie.
La fiscal Guyot ordenó la inmediata detención apenas se puso en contacto con la causa. En un primer momento el expediente fue caratulado como abuso sexual con acceso carnal agravado y lesiones graves pero luego la imputación fue cambiada por el juez Martín Rizzo, del Juzgado de Garantías Nº8 de Cañuelas, a tentativa de homicidio y presunto abuso sexual.
Mientras la búsqueda sigue su curso, el bebé pelea por su vida. Uno de los últimos partes médicos dados a conocer por el hospital señalan que se le debió hacer una traqueotomía y que su estado es sumamente delicado. Además, se encargaron una serie de análisis para determinar si tiene algún tipo de infección.
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