La Policía de la Ciudad había marcado hace dos meses a la banda de motochorros integrada por argentinos y venezolanos acusada de matar a tiros de una pistola .380 al empresario inglés Matthew Gibbard el sábado pasado por la mañana mientras llegaba con su familia al hotel Faena en Puerto Madero, con un primer ataque que ocurrió en la bajada de la Autopista 25 de Mayo y Huergo.
Luego fueron a robar a la entrada del hotel Intercontinental: fue el 12 de noviembre pasado, a plena luz del día y a la vista de todos sobre la puerta del lobby del hotel cinco estrellas del barrio de Montserrat. La víctima fue un canadiense de 46 años, ejecutivo de una reconocida multinacional. Dos hombres lo golpearon y amedrentaron mientras empuñaban una pistola, lo patearon mientras caía al piso. Sobre la calle Moreno, dos hombres en moto esperaban para la huida. Había un auto de apoyo, se supo después. El ejecutivo hizo la denuncia en una comisaría de la Ciudad: la causa quedó en manos del Juzgado Nº 51 de Graciela Angulo de Quinn.
No se llevaron mucho para tanto despliegue en el hotel Intercontinental: apenas le arrebataron al ejecutivo el bolso Louis Vuitton donde llevaba su laptop. Intentaron meterle la mano en el bolsillo mientras lo golpeaban, sin éxito.
En el hotel Faena, el despliegue fue similar: dos autos de seguimiento, al menos una moto, y un nivel de violencia mayor que terminó con un cadáver, un herido en el Hospital Argerich y una situación de alto impacto que llevó al presidente Alberto Fernández a dar declaraciones públicas sobre un crimen por primera vez en su gestión. “Fue un hecho atroz que no debemos tolerar”, calificó Fernández, que aseguró que los culpables pagarán. Sabina Frederic, la nueva ministra de Seguridad de la Nación, estuvo presente en la conferencia de prensa que dieron esta mañana en la central de la Policía porteña el ministro Diego Santilli y el secretario Marcelo D’Alessandro. Frederic afirmó estar ahí a pedido de Fernández.
De vuelta a los ladrones, alguien que conoce bien el negocio del robo a mano armada en la Ciudad comenta: “Estos tipos son muy pobres. No la piensan bien. Van de a muchos y están sacados. Encima, no se llevan un mango. Entonces, termina todo mal”.
Sin embargo, algo tiene que salirles bien en algún momento: se necesita dinero para montar asaltos de este despliegue.
El crimen del empresario inglés comenzó a esclarecerse este domingo pasado. Hubo cuatro detenidos en la redada de 18 allanamientos –12 en la provincia de Buenos Aires, seis en la Ciudad– que ocurrió este sábado en zonas como Exaltación de la Cruz y un hotel de pasajeros en la calle Ramon Falcón de Ciudadela. En las inspecciones, ordenadas por la jueza Yamile Bernan y la fiscal Ana Yacobucci y ejecutadas por la Policía de la Ciudad, se encontró dinero en efectivo y vehículos como el Ford Fiesta rojo que se usó para seguir a Gibbard y a su familia desde el Faena, además de otros dos autos y una moto. El titular de uno de los autos fue arrestado en Capilla del Señor.
Fuentes cercanas a la causa apuntan a que también fue detenido el proveedor de autos de la banda, que se encargaba de darles vehículos “frescos” a los ladrones de turistas, recientemente comprados, con patentes sin pedidos de captura. Tenían un truco: no realizaban la transferencia de dominio, el titular anterior todavía seguía atado a esa patente. Sin embargo, los ladrones contaban con cédulas azules.
Los turistas eran directamente marcados en el sector de arribos de Ezeiza, confía un investigador, a través de un sistema de postas. Gibbard y su familia viajaron desde el aeropuerto en una combi blanca. Su conductor, conocido en el negocio del turismo según fuentes del sector, fue indagado. Los investigadores del caso creen que continuará en el círculo de sospechas de Bernan y Yacobucci.
“Esta banda trabaja en el hall del aeropuerto de Ezeiza, donde detectan la presencia de los turistas que llegan de Europa y Estados Unidos, y desde ahí producen los seguimientos”, agregó D’Alessandro.
Hicieron falta tres fuerzas de seguridad para llegar a esos cuatro detenidos: la Policía de Seguridad Aeroportuaria proveyó imágenes del aeropuerto, Prefectura actuó al comienzo del caso. Policía de la Ciudad, a través de su Anillo Digital de identificación de patentes y su Centro de Monitoreo Urbano, llegó a los autos y ejecutó las detenciones.
La causa por la muerte de Gibbard, bajo la calificación de robo y homicidio, tiene cuatro imputados en su carátula. Tres de ellos son argentinos, uno venezolano, con antecedentes penales en su país. La causa se mantiene bajo un estricto secreto de sumario.
Resta saber, por otra parte, el cruce de información entre el caso del Intercontinental y los sospechosos del asesinato de Gibbard. Las fuentes consultadas no pueden precisar si las caras que se ven en el robo al ejecutivo canadiense son las mismas de quienes fueron detenidos por el ataque en el hotel Faena.
Mientras tanto, el reparto de roles se vuelve claro para los tres argentinos imputados en la causa. El proveedor de los autos que le alquilaba los vehículos a la banda se encuentra entre ellos, así como el dueño de la moto del hecho del Faena y un autorizado mediante cédula a conducirla.
El otro imputado en la carátula del expediente, A.R, nacido en Venezuela, ingresó al país el 6 de diciembre: de acuerdo a investigadores del caso, es el titular del Ford Fiesta rojo que siguió la combi que transportaba al empresario muerto y a su familia. Sigue prófugo hasta hoy.
El tirador que mató al empresario británico, según aseveraron fuentes oficiales esta mañana, ya fue identificado y también se encuentra prófugo.
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