Es de a poco, una por una. Hace tiempo que lo hablan entre ellos. En algunas unidades del Servicio Penitenciario Bonaerense, varios detenidos esperaban esta mañana la apertura de las celdas, el momento de desengomar, para iniciar su protesta. Otros ya habían pintado banderas en las semanas previas para colgar de los pisos superiores, las desplegaron en fotos que viralizaron por WhatsApp desde sus celulares clandestinos en los penales de Mercedes, Batán, Sierra Chica, las unidades del complejo de Florencio Varela. “Por nuestros derechos”, dijo un trapo, en letras de colores. En las unidades de mujeres, otras banderas fueron más elocuentes: “Basta de niños en la cárcel”, chicos nacidos dentro de penales, o presos junto a sus madres, reclamaron.
La huelga, dicen, será de hambre. Lanzarán la comida fuera de los pabellones. Será también pacífica, al menos según su programa. No están en pie de guerra contra los carceleros, o al menos eso dicen. “Vamos a tirar toda la comida afuera del pabellón”, dice un hombre que acumula varias causas por robo en una celda del conurbano: “Esperemos no pase nada, no es la idea”.
La huelga, que ya comenzó en los penales de Batán y Campana, también puede ser masiva, la más grande de la historia reciente para los detenidos y detenidas de la provincia de Buenos Aires a días de la asunción del nuevo gobierno de Axel Kicillof: distintos pabellones de 12 cárceles se suman al reclamo de acuerdo a organismos de derechos humanos, con muestras de solidaridad de otros detenidos desde cárceles del sistema federal. Los reclamos son unánimes: el hacinamiento y el exceso de la aplicación de la prisión preventiva y la falta de medidas como arrestos domiciliarios para morigerar el encierro, lo que desde el sistema de cárceles aseguraron unánimemente desde los últimos años es el motivo detrás de la sobrepoblación penitenciaria, la más grande de la que se tiene registro en el país, junto a reclamos por comida.
Los números del Estado por sí solos demuestran una situación crítica.
El 3 de octubre, el Tribunal de Casación Penal publicó un informe de 130 páginas. “Documento sobre las condiciones de detención en la provincia de Buenos Aires” es su título. El primer párrafo es fuerte: aseguró que las condiciones de detención en la provincia “han evidenciado una grave crisis humanitaria que se encuentra en escalado aumento” Hasta mayo de 2019, según informes del Ministerio de Justicia y de Seguridad citados por el documento, había 48.827 personas tras las rejas en el territorio provincial. La sobrepoblación en cárceles llegaba al 113%, el doble y un poco más. Las comisarías llegan al 160% de su capacidad, con clausuras repetidas y 110 sentencias judiciales dictadas y firmes sobre su situación. Así, la provincia de Buenos Aires llegó a 308 detenidos cada 100 mil habitantes: Brasil tiene 328 cada 100 mil.
Así, los problemas en el sistema penitenciario se acumulan. La aparición de enfermedades como la tuberculosis -299 casos según el último informe de la Comisión Provincial por la Memoria- o el hantavirus, producto de las heces de ratas con un caso en Magdalena en enero de este año, se suma a celdas de dos donde duermen cuatro o más sin colchones sobre frazadas en el piso, con raciones escasas de alimento, a veces una vez por día. El hacinamiento también lleva a conflictos. A fines de agosto, una celda de la Unidad Nº41 de Campana que debía alojar a seis internos y tenía 14 fue el centro de un episodio de violencia que terminó con un penitenciario con una faca en el cuello y once heridos. Cerca de 13.500 objetos cortopunzantes fueron incautados por el SPB en lo que va del año.
140 personas murieron bajo custodia del Servicio Penitenciario Bonaerense el año pasado de acuerdo al último informe de la Comisión Provincial por la Memoria. El tiempo de encierro y la falta de condenas firmes son otra clave de los números tras las rejas: 40 por ciento de los detenidos provinciales estaba bajo prisión preventiva y sin sentencia dos años atrás de acuerdo a fuentes oficiales. La aplicación del 2x1 es otro punto recurrente en los trapos de los detenidos.
Varios detenidos circularon entre ellos un petitorio en los últimos meses, un pequeño archivo en formato .txt dirigido a la “Suprema Corte de la Justicia de la provincia de Buenos Aires y al Excelentísimo Tribunal de Casación Penal”. El texto hablaba de un “habeas corpus correctivo”. “Los internos detenidos en distintos establecimientos penitenciarios de la provincia de Buenos Aires, a consecuencias de las insostenibles condiciones de detención que se vive en el contexto de encierro han optado por exhortar al Poder Judicial y al Poder Ejecutivo a que se busque alternativas para remediar la terrible realidad que se vive en las cárceles bonaerenses, donde ya no quedan plazas para el alojamiento de detenidos y se los está apilando como ganado”, continuó el texto.
A mediados de la semana pasada, la CPM emitió un comunicado donde anunciaba que entregó “un informe urgente al Subcomité para la Prevención de la Tortura de Naciones Unidas que expone la grave crisis".
“En las cárceles inspeccionadas, sobre todo en los últimos dos meses, se pudo relevar faltante de carne vacuna y otros alimentos. En el mismo sentido, se detectaron entre los rubros faltantes los insumos necesarios para la preparación de dietas gástricas, hepáticas, hipocalóricas, híper calóricas, desdentados, HIV y diabéticos; así, no se están cubriendo las dietas, afectando a la salud de las personas privadas de la libertad. En las entrevistas que la CPM realizó con personas privadas de la libertad en las inspecciones mencionadas se constató que los alimentos que ingresan a los pabellones son insuficientes, de escasa variedad (en general, hidratos de carbono), crudos o en estado de descomposición, por lo que en muy pocas oportunidades pueden ingerirlos", finalizó.
Proyecto Mecha es una de las principales organismos que trabaja por la pacificación interna de las cárceles: su tarea de base es extensa. Canela Bella, su directora, aseguraba esta mañana: “La huelga en Batán ya empezó. Estoy yendo a un juzgado de Garantías de Mar del Plata para presentar un habeas corpus preventivo. Hay un récord histórico de hacinamiento. La falta de medicamentos en los sectores de sanidad presentan serios perjuicios para presos con enfermedades terminales, hay demoras para recibir beneficios para los que tienen los requisitos cumplidos que son un claro incumplimiento de justicia”.
Bella habla de una mesa de enlace con la Suprema Corte bonaerense con familiares de presos autoconvocados, de la entrega de una presentación a la gobernadora saliente María Eugenia Vidal y otra cuando asuma Kicillof con su eventual ministro o ministra de Justicia. También, de una marcha en La Plata.
Una alta fuente en el SPB hace su cálculo de la situación: “Cuando los internos inician una huelga de hambre se toman medidas de seguridad, sanitarias y administrativas desde el SPB. Se los pesa a la mañana y hay un control exhaustivo. Se restringen las actividades laborales, deportivas y educativas con los privados de libertad que no se alimentan. Las visitas de los huelguistas pueden ingresar pero sin alimentos. También se notifica del inicio de la medida de huelga de hambre a los jueces que entienden en las causas de los internos, a la UFI en turno, al Juzgado de Garantías en turno y a la Defensoría en turno. La medida de los internos es por pedidos de morigeración de penas y beneficios que tengan que ver con cambio de leyes, 2x1, del régimen de prisiones preventivas. Los petitorios a los que tuvimos acceso no hablan de falta de comida. Ahora hemos tenido un problema con la provisión de carne vacuna y pollos, que ya se ha solucionado. Siempre hubo vegetales y alimentos secos en las cárceles. La crisis económica, la situación de los precios puso en crisis la relación con algunos proveedores. pero hemos hallado otras variantes y conseguimos destrabar la situación. De hecho estamos en diálogo con el próximo gobierno para asegurar el único faltante que había: la provisión de carne vacuna y pollo".
“Hasta el momento son 3000 sobre 46.000 internos que tenemos con huelga, es decir, un 7 por ciento”, puntualiza la fuente.
Mientras tanto, los presos desde las cárceles federales envían señales de solidaridad por WhatsApp. “Estamos viendo”, dice un detenido de largo prontuario en Devoto.
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