Así está hoy Fabián Tablado, el asesino de las 113 puñaladas: cartas de mujeres en el pabellón evangelista y su sueño de vivir en una isla

El hombre condenado por el brutal femicidio de Carolina Alo en 1996 saldrá libre el 28 de febrero del año próximo, gracias a un nuevo cómputo de sus condenas. Cómo recibió la noticia y los planes para su libertad

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El pasado: Alo y Tablado
El pasado: Alo y Tablado meses antes del femicidio.

A los 43 años, Fabián Tablado comparte el mismo deseo de dos asesinos famosos y repudiados. Como Ricardo Barreda, el cuádruple femicida, y Carlos Eduardo Robledo Puch, el asesino de once personas, Tablado pide ser “olvidado", ser otro, no cargar sus crímenes como una cruz pesada.

El condenado por matar a Carolina Alo de 113 puñaladas el 27 de mayo de 1996 saldrá libre el 28 de febrero de 2020 luego de que la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro lo condenara a 24 años de cárcel por el delito de homicidio simple, casi dos décadas antes de la llegada de la figura del femicidio al Código Penal. Esta semana, un nuevo cómputo lo benefició, hecho por el Juzgado de Ejecución Penal Nº1 sanisidrense. Se le había sumado una nueva condena en el medio, dos años y medio en 2012 por amenazar a una mujer que conoció en su encierro, con la cual tuvo mellizos.

Poco antes, Tablado le confesó a sus padres durante una visita en la Unidad Penal Nº 21 de Campana, donde ocupa hace años una celda del pabellón de evangelistas:

“La condena que pesa en mi contra la cargaré toda mi vida. Mi sueño es poder ser un tipo normal, que me olviden, que pueda vivir en paz en una isla del Tigre, pescar, trabajar la madera, mirar las estrellas”, dijo.

Su padre, Miguel, le dijo que eso iba a ser muy difícil. En general lo visita su madre, pero su padre lo va a ver cuando su trabajo en la carpintería se lo permite. “Tengo miedo de que te hagan algo. Hay gente que te odia”, le dijo.

Tablado con su ex pareja,
Tablado con su ex pareja, la mujer con la que tuvo mellizos y a la que amenazó de muerte.

Infobae habló con un familiar de Tablado que pidió reserva de su identidad.

-¿Cómo tomó la noticia de su inminente liberación?

-No lo sorprendió porque era algo que esperaba. Y es probable que salga antes de febrero.

-¿Qué planes tiene para cuando salga libre?

-Quiere paz. Que no lo persigan.

-¿A qué se va a dedicar?

-Quería ser abogado pero aprobó 17 de 35 materias. Por los traslados le impidieron seguir cursando. Pero hace unas artesanías hermosas. Barcos de madera, aviones, canastas, autos. Se las da al padre para que las venda y le dé la plata a sus hijas.

-¿Las sigue viendo?

-Sí, menos que antes, pero las ama.

-¿Le siguen llegando cartas de mujeres que quieren conocerlo?

-Eso no paró nunca. Es difícil de entender. Conoció más mujeres preso que libre. Pero le aconsejamos que pare. Es romántico, pero celoso. Es mejor que esté solo. Nunca se perdonó lo que hizo, aunque al principio parecía lo contrario.

-¿Se volvió a poner en pareja?

-¡No! Pero la sobrina de un ex futbolista histórico le mandó una computadora y la hija de un empresario de la carne le escribe.

Edgardo Alo en la tumba
Edgardo Alo en la tumba de su hija Carolina, en un homenaje a 20 años del crimen.

En la cárcel, en todos estos años, Tablado recibió decenas de cartas de mujeres que querían conocerlo. Una de ellas fue Roxana, una vecina que tenía 12 años cuando ocurrió el crimen, que comenzó a visitarlo en la cárcel hace 11 años. Se pusieron de novios, se casaron en la cárcel y tuvieron dos mellizas.

“Estoy pagando mi pena y no me pueden privar de enamorarme. Mi mujer me ama y sueño con estar con ella toda la vida”, había dicho Tablado hace once años. Con Roxana se casó el 24 de septiembre de 2007: él hizo la torta y la ceremonia tuvo 50 invitados.

En los dos encuentros que Tablado tuvo con este cronista de Infobae hace seis años, el asesino de Carolina Alo se mostró tranquilo, gentil y con ganas de hablar. Dijo que estaba ilusionado con formar una familia y admitió que tenía admiradoras que le escribían cartas y le pedían visitarlo. Cuando anunció su polémica boda con Roxana dijo que le gustaría darle la nota exclusiva a Susana Giménez, como si fuera una celebridad. Tablado perdía la calma cuando se le preguntaba por Carolina Alo: se ponía colorado, tartamudeaba, bajaba la vista. Se transformaba: era otro.

"Cambié, soy un hombre nuevo. Nunca más voy a maltratar a una mujer. Estoy muy arrepentido por el daño irreparable que causé. Solo pienso ofrecer amor”. Esas son las palabras que fueron pronunciadas por Tablado hace poco más de siete años cuando estaba detenido en la cárcel de Florencio Varela y gozaba de salidas transitorias. Pero no cumplió con su palabra. Se separó de Roxana porque, según denunció ella, Tablado la maltrataba.

“Todo esto es mentira, quieren hundirme”, dijo el femicida en su momento al autor de esta nota. La Justicia Contravencional de San Isidro lo condenó en un juicio abreviado a dos años y medio de prisión por amenazas y maltratos psicológicos. Según los jueces, se probó que amenazó de muerte a su ex mujer Roxana López, una maestra con la que tuvo mellizos, y a su suegra. Esa condena se suma a los 24 años que cumplía por haber matado a Alo y que fueron impuestos en 1998 por la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro.

Los peritos que lo analizaron concluyeron que “Tablado tiene una personalidad estructurada de modo psicopático, con una débil internalización de los límites, con rasgos narcisistas, egocéntricos, sobrevaloración de sí mismo y manipulación del otro”.

“Ahora los peritos que lo analizaron lo encontraron mucho mejor. Está arrepentido de lo que hizo. Y además de matar a Alo, hundió a su padre, que tiene una fábrica de madera. Lo escracharon y hasta el día de hoy aporta un 25% de lo que recibe por el juicio civil”, dijo el familiar del asesino.

-¿Tablado se dedica a la religión en el pabellón evangelista?

-Sí. Siempre estuvo acompañado de una Biblia. Y predica la palabra de Dios. La cárcel no lo empeoró, lo hizo mejor persona. Sale vestido de traje, sin tatuajes ni mal vocabulario, y ayuda a sus compañeros más complicados. No puede reparar lo que hizo, pero suele decir: “La Ley ampara mi libertad, si no que la cambien y me ejecuten de un balazo. Y que pongan la pena de muerte”.

El caso Tablado es estudiado por psiquiatras y psicólogos que analizan una parafilia particular: la enclitofilia, el término empleado por Edmon Loccard para definir a ciertas personas que se enamoran de los asesinos. “A ese pibe le llegaban las cartas de amor en carretilla”, dijo una vez Carlos Eduardo Robledo Puch, el ángel de la muerte que mató a once personas en 1972.

Sin embargo, Tablado nunca pudo establecer un vínculo sano, sin violencia, con ninguna mujer.

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