Los videos de pornografía infantil son cosas que perduran en el tiempo, un pedófilo puede guardar archivos de años entre sus computadoras y discos rígidos, que eventualmente son incautados por jueces y policías. El pedófilo paga sus cuentas, es condenado y va a la cárcel. Pero lo que pasa en ese video usualmente sigue impune. Los menores abusados en esas imágenes no son fantasmas ni cosas irreales, se convierten en adultos que viven sus vidas en algún lugar.
Eventualmente, una de esas víctimas es identificada por la Justicia y habla.
Rodolfo Suárez, el jubilado de 71 años del barrio de Flores, suboficial retirado de la Policía Federal, cayó a fines de septiembre acusado de ser el mayor productor y acumulador de pornografía infantil de la historia argentina, en un esquema que habría durado al menos durante al menos 20 años. Le encontraron en su departamento un estudio de filmación con todo el material necesario, cámaras y equipos de grabación.
Suárez era descuidado con su material: cayó precisamente por entregar una computadora rota a un service de su barrio que contenía varias decenas de fotos, lo que llevó a que el técnico llame a la Policía de la Ciudad. Hasta subía videos de contenido dudoso a su cuenta personal de Youtube. En uno, por ejemplo, se ve a una nena que practica gimnasia en un jumper. Parecería el video compartido por un abuelito orgulloso pero en un momento la nena, de unos 9 años, hace la vertical: la cámara enfoca a su bombacha.
Hay al menos 2 mil videos individuales detectados, las víctimas tienen entre 4 meses y 14 años de edad. El video de Youtube es apenas uno entre muchos.
Y después está la escena de la bañera, encontrada por peritos de la Policía de la Ciudad entre sus 40 aparatos discos rígidos externos.
Darío Bonnano, titular del Juzgado N°33, a cargo de la causa, logró un nuevo testimonio en la causa que le permitió ampliar el procesamiento contra Suárez con un nuevo hecho de corrupción de menores. Fue la víctima del video la que habló, la nena en la bañera, casi 17 años después. Tenía apenas 4 años en el momento de la filmación, que data de 2002 aproximadamente. El descuido de Suárez lo hizo relativamente fácil. En su departamento, el ex policía dejó todas las pruebas para llegar hasta ella.
Suárez era un conocido del padre de la víctima, que vivía en Banfield: el ex policía había llegado a su puerta con una cámara para decirle que iba a filmar un comercial de crema de enjuague. Logró lo que quería. Eventualmente, la nena se sintió incómoda y pidió frenar. “Rodolfo, dejá de filmar”, se escucha. Las imágenes quedaron. Había un trabajo de edición con un pequeño graph, que marcaba el nombre de la menor y su edad.
En el allanamiento en su casa no solo había material digital. Encontraron una caja con negativos, rollos y álbumes, entre una vieja revista porno. El álbum marcado como “2K”, un cuaderno de color rosa con dibujos de globos, tenía 23 imágenes en papel. Estaba el nombre del laboratorio que reveló las tomas y el nombre completo de la nena de la bañera, incluso su DNI. Las caras coincidían. Así, la víctima fue identificada y entrevistada.
En su declaración, la víctima, hoy de 21 años, aseguró cómo Suárez se presentó en su puerta para montar su engaño y cómo logró que se desnudara. El ex policía incluso la dirigía con poses, recordó.
El archivo que contenía el video no tenía una única víctima. Hay otra menor, de unos 13 años, que los investigadores llamaron “la nena del guardapolvo blanco”, también filmada en una ducha. “La nena del guardapolvo" ya fue identificada y es parte de la causa: su familia fue allanada.
Suárez, como en su indagatoria original, se negó a declarar por esta nueva imputación por el delito de corrupción de menores. El falso comercial de crema enjuague no era su principal mentira para lograr acercarse a menores: decía hacer castings para la serie “Patito Feo”, tenía hasta fichas de elenco y un seudónimo comercial bastante burdo, “Contrataciones Fito”.
Hasta ahora, Suárez no fue acusado de abuso. En las filmaciones relevadas nunca se lo ve interactuar con las víctimas, nunca se muestra. Sin embargo, el juez Bonnano va más allá en sus cálculos, hacia una posible asociación ilícita con los cómplices de Suárez.
Además de la menor en la bañera y la menor del guardapolvo blanco hay otras ocho víctimas identificadas con nombre y apellido. Sus historias se conocen, poco a poco.
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