“Mamá, me quiero bañar. Rápido. Quiero bañarme”. Eran las 5 de la tarde del domingo y N., de 11 años, insistía extrañamente con entrar a la ducha en su casa de Isidro Casanova en un horario poco habitual para ella. Recién llegaba de la casa de M., su amiguita. La habían invitado a comer un asado y a pasar la tarde. La mamá de N, se sorprendió ante los insistentes pedidos de su hija. “¿Por que tanto apuro por bañarte si es temprano?”, le preguntó. La respuesta fue un llanto y una relato horrible: “Estábamos jugando a las escondidas y el abuelo de M. me tocó la chuchis y la cola. Me levantó la remera, me agarró la mano y la paso por el pito”, le dijo a su madre.
Un día antes tras la invitación, la mamá de N. le había preguntado a la amiga de su hija qué mayores iban a estar en la casa. “Va a estar mi abuelo, él va a hacer el asado”, le respondió. Le hablaba de Esteban E., mecánico, de 67 años de edad. Así, R. se quedó tranquila de que hubiera alguien responsable que las cuide y la dejó ir.
Según el relato que le hizo N. a su madre cuando volvió a su casa presa del miedo, efectivamente comieron un asado en el que estaba su amiga, el abuelo y la pareja del hombre. Cuando terminaron de comer las dos chicas decidieron jugar a las cartas sentadas en el patio trasero de la casa.
“Nos sentamos tipo indio a jugar a las cartas. El abuelo se sentó al lado mío. Con su pierna empezó a acariciarme la mía. Y me pasaba la mano por la espalda. Yo me trataba de correr para el costado. Mi amiga no miraba porque estaba anotando para el juego. Después de un ratito me paré y le dije que mejor jugáramos a las escondidas”, le contó N. a su mamá, como pudo.
Sentadas frente a frente con su mamá, que la miraba atónita y con una angustia creciente, la nena continuó su relato: “En las escondidas mi amiga se puso a contar y yo me fui a esconder al patio, al cuartito de atrás donde guardan las cosas. Ahí volvió a aparecer el abuelo. Yo me asusté mucho porque estaba sola. Me tapó la boca con la mano y me empezó a tocar la chuchis y la cola. Después me saco la remera y me acaricio el cuerpo. Se bajó los pantalones y me agarró fuerte la mano para que le tocara el pito. En ese momento escuché la puerta y vi que era la esposa del abuelo. No me pudo hacer más nada y me fui corriendo”.
La víctima le contó a la madre que luego de ese episodio fue a contarle en secreto a su amiguita lo que había pasado, pero le nena no le creyó. Le dijo que era mentira y que no podía ser. Por eso decidió irse.
“No podía creer lo que estaba escuchando. Lo que más le dolió a mi hija es la otra nena no le creyera. Era su amiga y vecina de toda la vida. Yo creo que no deje que terminara de hablar y fui corriendo hasta la casa de este tipo. Casi le tiro abajo la reja de la bronca que tenía”, cuenta a Infobae la madre de la víctima.
Luego de insistir varias veces, el acusado salió de la casa. “Mientras yo gritaba para que saliera alguien se asomó este monstruo y sin que yo le hicieran ninguna mención ni le contara nada de lo que había dicho mi hija, me gritó: ‘Yo no la toqué, no hice nada. Está mintiendo’. Con los gritos intervinieron otros vecinos y me sacaron porque quería matarlo”, relata.
Lo cierto es que minutos más tarde, la madre de la víctima fue hasta la Comisaría 4º de San Alberto e hizo la denuncia. De allí se comunicaron con la fiscal Silvana Breggia de la UFI especializada en delitos sexuales, que dispuso de inmediato que el hombre sea aprehendido.
Minutos más tarde un móvil de la seccional se acercó hasta la casa del mecánico en Isidro Casanova. Al llegar, los efectivos fueron recibidos por la mujer del acusado. Preguntaron por el hombre, que salió algunos segundos después y fue notificado de que quedaba aprehendido. “Solo estaba jugando con las nenas. No hizo nada”, gritaba la esposa de Esteban A., que de igual manera repetía que era inocente. A pocos metros, del otro lado del cordón policial, un grupo de vecinos se había juntado para gritarle “violador hijo de puta”.
El mecánico, que no cuenta con antecedentes penales, fue ingresado a la comisaría de San Alberto cerca de las 23. Escoltado por un oficial hizo todo el trayecto desde el patrullero hasta la celda meneando su cabeza de lado a lado, como si negara la situación.
Según pudo saber Infobae de fuentes judiciales, el detenido será indagado en las próximas horas por el delito de abuso sexual y, al mismo tiempo, la nena será sometida a distintos exámenes médicos y psicológicos. También declararán la madre de la víctima y la esposa del detenido. La fiscal quiere saber si ya había existido algún episodio similar anteriormente que no fue denunciado. Del resultado de todas estas medidas dependerá si la fiscal decide solicitar que la aprehensión de Esteban A. se convierta efectivamente en detención.
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