La vida en la cárcel de la pareja que secuestró a la nena de Punta Indio

Victoria Agüero está presa en un pabellón de mujeres acusadas de delitos graves: un juzgado de La Matanza le prohíbe ver a sus hijos. Mientras tanto, su pareja guarda un fuerte rencor contra ella. Expectativa por la cámara Gesell a la víctima

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La menor tras ser encontrada el mes pasado.
La menor tras ser encontrada el mes pasado.

“No la quiero ver. Para nada. No quiero”.

En la celda 10 del pabellón 4 del penal de Melchor Romero hay un joven que se niega a tener contacto con quien, hasta no hace mucho, era su pareja, también presa. Le tiene repulsión, casi miedo. Considera que ella lo llevó a cometer el delito que lo tiene privado de su libertad. Es Eric Rivarola, de 21 años, ex jornalero del campo, el novio de Victoria Agüero, la mujer que según las acusaciones de la Justicia planificó y ejecutó el secuestro de la nena de 10 años de Punta Indio, su vecina, desaparecida casi una semana a mediados del mes pasado, según llegó a decir Rivarola mismo, escondida en un placard.

El 15 de octubre pasado, cuando Victoria y Eric fueron a avisar a la Policía Bonaerense que su vecina había aparecido mágicamente en el patio de su casa después de seis días de búsqueda intensa, mojada de la lluvia, escondida en un viejo Ford Fairlane en desuso bajo un tinglado, el fiscal Juan Mennucci ya los tenía en la mira. 24 horas antes habían declarado y su testimonio estuvo cargado de contradicciones. El mismo día de la aparición quedaron detenidos, acusados de sustracción de menores y falso testimonio.

Así, fueron enviados a las celdas de la DDI de La Plata, Mennucci los acusó de haberse quedado con la menor en los días de la búsqueda con la complicidad de una tercera persona y de haber utilizado a los medios de comunicación para desviar la investigación contra la madre de la nena. Los informes psicológicos indicaban que Victoria, que se dedicaba a vender dibujos de estilo japonés por Internet, era una manipuladora que había influido en su pareja y en la nena para que ambos mintieran.

“La que habría organizado todo fue ella. Él es un chico manipulado que hacía todo lo que le decían. Por supuesto que le cabe la misma responsabilidad penal pero a la hora de definir los roles queda claro que era un sometido. Victoria es muy hábil para manejar la mente de las personas, eso hizo con la menor. Hay audios de WhatsApp unos días antes donde la nena le dice a la mamá que la quiere mucho. Después de los seis días de estar secuestrada no quiso ni verla”, dice una alta fuente del caso.

Tres días después de la detención, la pareja fue trasladada al penal de Melchor Romero, en La Plata. Victoria fue alojada en el sector B del pabellón Nº1. Se trata de un sector reservado para mujeres que cometieron un delito contra la integridad sexual o que involucra menores, como este caso. Según un informe del Servicio Penitenciario Bonaerense, la mujer participa activamente de las actividades en el patio y pasa la mayor parte del tiempo en el taller de arte.

Agüero y Rivarola en Punta Indio, semanas antes del secuestro de la menor.
Agüero y Rivarola en Punta Indio, semanas antes del secuestro de la menor.

Hasta el momento, Agüero, oriunda de González Catán, madre de dos hijos, no recibió ninguna visita. No hizo ninguna llamada telefónica. Sus hijos no fueron llevados por nadie hasta el penal, aunque eso tiene una explicación judicial y surgió como la última novedad en el expediente hace algunos días: un juzgado de familia de La Matanza emitió una orden de restricción de acercamiento contra Victoria Agüero por la cual no puede acercarse a menos de 200 metros de la casa donde vive su hijo junto a sus abuelos paternos en González Catán. “Hágasele saber a la mencionada que deberá abstenerse de la realización de todo acto violento sea de carácter físico, verbal o psicológico ya sea personal o telefónico”, aclara el documento al que accedió este medio.

“Se trata de una denuncia efectuada por los abuelos de uno de los hijos por violencia familiar. Si bien se había efectuado hace varios meses, la restricción se dictó recién ahora. Es posible que los tiempos se hayan acelerado por la exposición mediática. Este es uno de los motivos por los cuales no recibió visitas”, señalan desde Tribunales.

Vale recordar que mientras la menor no aparecía, Agüero acusó en móviles de televisión a la madre de la menor: “La viste de varoncito y habla mal de la nena. Ahí hay una situación de maltrato. Dice que se va a tirar en los brazos del primer hombre que vea. La nena vive un infierno a lado de su madre. Seguramente por eso se fue”, decía Victoria en los días donde se efectuaba la búsqueda. A la luz de las evidencias, estaba realizando una descripción casi perfecta de su propia situación.

Por su parte, Eric sí tuvo quienes se acercaran a verlo. El 24 de octubre lo visitó su padre, y el jueves pasado su hermana. Si bien podría hacerlo, Rivarola no quiere tener ningún contacto con la que fue su pareja. “Por momentos se evidencia hasta cierto odio que tiene para con ella, aunque por otros se lo ve compungido por la situación y le genera angustia. Es parte de la manipulación que vivió en el tiempo que estuvieron juntos”, cuenta una fuente que conoce de cerca su encierro.

El único vínculo que los une hasta el momento es el letrado que comparten. Ambos están defendidos por un abogado oficial de la Defensoría Nº 6 de La Plata. Lo más conveniente para él sería pedir un defensor diferente para plantear estrategias distintas, ya que por lo que creen los investigadores los roles no fueron los mismos. Pero para que eso suceda él tiene que pedirlo y hasta el momento no lo hizo.

Uno de los accesos al penal de Melchor Romero.
Uno de los accesos al penal de Melchor Romero.

A casi un mes de la detención, ninguno de los dos quiso declarar en indagatoria. Desde la detención se especuló con que Eric pudiera hablar y contar lo sucedido para así poder ayudar a la investigación y mejorar su situación procesal, pero hasta ahora no lo hizo.

¿En que podría ayudar? En principio, en contar dónde estuvo la nena todos esos días y en revelar quién es la tercera persona que los estuvo ayudando. Para la Justicia no pudieron hacerlo solos.

A pesar del importante trabajo que realizó desde un comienzo el fiscal Mennucci, todavía no se pudo descubrir en qué lugar estuvo escondida de la policía la víctima durante los seis días en los que no apareció. Una posibilidad es que haya estado en un altillo que tiene la casa, aunque parece improbable teniendo en cuenta que en esa vivienda ingresaron perros rastreadores y se allanó cinco veces. Más irreal parece la explicación que dio la pareja cuando se quebraron y confesaron diciendo que la menor se escondía en un placard y se tapaba con ropa cuando ingresaban los efectivos.

Testimonio Victoria, vecina Abril

Tampoco hay pistas hasta el momento de quién fue el cómplice, si es que existió. El fiscal está convencido de que esa persona existe. Incluso desde la Justicia especulan con que esta tercera persona pudo haber entregado a la menor cuando se enteró por los medios, la noche anterior, que Victoria y Eric habían sido detenidos y luego liberados por contradicciones en su relato. Al ver que podría ser involucrado o delatado entregó a la nena. Por ahora esta parte de la investigación es una incógnita.

Tampoco se pudo escuchar hasta el momento el relato de la víctima, ya que todavía no terminaron los exámenes psicológicos para determinar si la nena está en condiciones de declarar en cámara Gesell. Se espera que ese resultado esté recién la semana que viene. Mientras tanto, la menor no volvió con su mamá y sigue viviendo en un hogar. Según cuentan quienes la cuidan, tiene una buena integración y de a poco toma confianza con sus compañeros.

En cuanto a la causa en contra de Agüero y Rivarola, desde la fiscalía solicitaron que los acusados sean sometidos a pericias psicológicas que todavía están en curso. Se espera que esos resultados estén listos en los próximos días y puedan ser incluidos en el pedido de prisión preventiva que el fiscal Mennucci piensa presentar ante el juez de la causa antes de que se venza el plazo legal, dentro de los próximos diez días.

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