La investigación del crimen de Sheila Ayala, la nena de 10 años que fue asesinada en la localidad bonaerense de San Miguel en octubre de 2018, podría tomar un giro inesperado. En los últimos días, Fabián Ezequiel González Rojas, ex pareja de la tía de la víctima y el único detenido por el hecho, brindó una llamativa declaración ante la justicia: por un lado, dijo que el asesino es su primo y además aseguró haber sido amenazado por efectivos de la Policía Bonaerense.
Hace más de un año que el tío de la nena fue enviado a un penal de San Martín por el hecho, bajo la calificación de homicidio doblemente agravado por alevosía y femicidio. Fuentes policiales aseguraron al momento de su captura que reconoció el hecho junto a su ex pareja, Leonela, la tía de Sheila, embarazada al momento de su detención y que dio a luz a un bebé privada de su libertad. Indagado y en los papeles, González Rojas negó el hecho. En las últimas semanas, el ex albañil y changarín pidió declarar para dar detalles que hasta ahora no habían sido parte de la causa. Lo hizo el 25 de octubre en una dependencia de Villa Ballester. Comenzó su relato con lo que pasó, según él, el día de la desaparición de la menor en el predio llamado Campo Tupasy, un complejo usurpado de departamentos junto a una planta de procesamiento de basura en San Miguel Oeste.
“Ese domingo estaba en mi casa tomando tereré. En el predio estaban mi primo, su esposa y sus hijas. También vi a mi sobrina Sheila. Pero en un momento entré en mi casa a picar hielo para enfriar el agua y escuché una discusión. El único que gritaba era mi primo (Ariel Suárez). Cuando salí, los chicos no estaban más. Sheila no estaba más”, aseguró el acusado ante el juez de Garantías Mariano Grammatico y el fiscal de la causa, Gustavo Carracedo, según la transcripción de la declaración a la que accedió Infobae.
Hasta ahora lo que se sabe es que Sheila desapareció el 14 de octubre de 2018 mientras jugaba en el patio del Campo Tupasy, situado en Salguero y Aristóbulo del Valle. De acuerdo con el expediente, el imputado se la llevó a su departamento en el segundo piso del edificio, la estranguló con una sábana de cuna aprovechándose de la relación de confianza que tenían y luego descartó el cuerpo en el espacio que divide al complejo de viviendas con una fábrica.
“Escuché el ruido del auto. Me fue extraño que haya arrancado el auto y chusmié por la ventana de mi casa. Ese fue el momento que vi que sacó algo envuelto en una bolsa negra y lo puso adentro de una combi blanca (...) y salió", agregó el presunto asesino en la declaración, aludiendo a su primo. Reveló que Suárez regresó un hora después y dejó estacionado el auto donde estaba. “Yo no vi cómo fue el hecho, pero vi cómo sacó el cuerpo de la casa de él”, acusó.
Carlos Blomberg es el abogado de González Rojas. En diálogo con Infobae, explicó que la decisión de hablar en este momento obedeció a que su defendido se siente quebrado y agobiado al estar preso desde hace más de un año “por algo que no hizo”. Además, sostuvo que recibió amenazas contra sus hijos ya estando en la cárcel.
En ese sentido, Blomberg afirmó: “Él está detenido solo por indicios. No hay una sola prueba en su contra. De hecho el único argumento que encontraron fue que la sábana que encontraron con el cadáver era de él, pero se trataba de una sábana que estaba fuera de su domicilio porque la había puesto a lavar. Alguien la pudo haber agarrado”.
El defensor aseguró, además, que hay contradicciones notables entre el auto de detención y lo que dijo la persona que halló el cuerpo, que es Ariel Suárez.
En el documento legal se sostiene que el cadáver de Sheila estaba debajo de un colchón, también propiedad del tío. Sin embargo, Suárez sostuvo que cuando decidió subir a lo más alto del edificio fue el momento en que observó el cadáver y no había colchón. “¿Cómo hizo para ver el cuerpo desde esa distancia? Salvo que tenga la vista de Superman”, ironizó el abogado, para quien no hay dudas de que el cuerpo fue plantado por el primo de González Rojas. Además recordó que el cuerpo de la nena estuvo cuatro días en ese lugar y ni los perros ni los efectivos pudieron dar con él. “Es raro”, sostuvo Blomberg.
González Rojas también habló en su nueva declaración sobre las presuntas amenazas que sufrió durante la investigación y durante su encierro. “Todavía estoy nervioso por las amenazas que me hicieron, fue contra mi familia y contra mis hijos. Fue el domingo (día que desapareció la nena) cuando vinieron los patrulleros, las camionetas", comenzó el relato.
Ese día, de acuerdo con su declaración, ya había visto cómo supuestamente Suárez había salido con el cadáver envuelto. Al llegar la policía no pudo ocultar su temor mientras veía que su primo saludaba a los efectivos con cierta complacencia. De hecho recordó que los conocía a todos por trabajos de albañilería que les hacía. Con el correr de los minutos fueron llegando más uniformados hasta que finalmente lo llevaron a su departamento para una inspección. Fue en ese momento en que comenzaron las supuestas amenazas.
“Los recibió y se puso a hablar con ellos, no tengo la menor idea de qué hablaron. Después (...) empezaron a venir más patrulleros para empezar a revisar todas las casas del predio. A cada uno de los dueños de las viviendas les pidieron que los acompañe a revisar sus respectivas casas. A mí los dos que estaban hablando con mi primo me dijeron si los podía llevar a revisar mi casa. Yo les contesté que sí, los acompañé hasta arriba, empezaron a revisar mi casa y de ahí me acusaron. Me dijeron directamente: ‘Fuiste vos, ¿no?’ y yo le dije que no. Uno me seguía acusando y como me quería apurar, me quería presionar, y yo agarré y le dije, como no podía hablar y estaba en shock: 'Yo sé quién fue’. Se me salió del alma y ahí el policía se sacó el arma y me dijo: ‘Si vos sabés, vos te vas a quedar callado porque si no tus hijos y a tu familia les va a pasar lo mismo’. Fue por eso que yo me callé tanto tiempo, porque tenía miedo, más que todo por mis hijos”, declaró González Rojas.
El acusado también relató otro episodio de supuestas amenazas policiales. Dijo que “efectivos de la DDI” (no aclara cuál DDI o quiénes) lo llevaron a una pieza oscura y lo golpearon e intimidaron porque anteriormente habían hablado con el primo, quien también le habría proferido advertencias contra él y sus hijos. “Tengo miedo”, remarcó, una constante en su discurso.
En ese momento de la declaración le preguntaron al detenido que cómo estaba seguro de que aquel objeto que supuestamente movilizó su primo era el cadáver de Sheila. “Estaba envuelto en bolsas negras, estaban flexibles, se notaba porque daba la figura de una persona”, aseguró. “Tenía de largo un metro o un metro y diez, no más que eso”, dijo.
González Rojas también resaltó que nunca imaginó que su primo fuera capaz de matar a una persona y que eso también lo dejó en shock. Si bien destacó que no vio cuándo la mató, remarcó que no tiene dudas de que movió el cadáver de un lado a otro. Entre otros detalles, dijo que los días posteriores al hallazgo del cuerpo de la nena no le comentó a nadie lo que sabía; que esta declaración en sede judicial era la primera vez que lo comentaba.
Aseguró que durante este año, la familia de su ex pareja Leonela (tía de la menor asesinada) y los vecinos del barrio amenazaron a su madre. Sobre los episodios con la policía, sostuvo que solo podría identificar a los efectivos que los amedrentaron aquella vez en su casa, mientras que a los de la DDI le sería imposible porque todo habría ocurrido en un cuarto oscuro.
Infobae se comunicó con la Fiscalía General de San Martín para saber qué posición tenían respecto a la nueva declaración o si tenían algún tipo de sustento. “Aún no se tomó ninguna decisión respecto a los dichos de González. Se está evaluando”, comentaron a este medio.
Que González Rojas implique a Víctor Ariel Suárez no deja de ser algo llamativo, por otra parte. En octubre de 2018, un artículo de Página/12 asegura que Suárez declaró como testigo en la causa: Suárez, según el artículo, afirmó que Leonela descubrió a González Rojas mientras abusaba supuestamente de una menor, que no era Sheila, “siete u ocho meses” antes del crimen. González Rojas no tiene denuncias previas por este delito. Suárez además señaló a otros dos posibles testigos de este abuso.
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