Homenajearon a los cinco argentinos que fueron asesinados hace dos años en un atentado terrorista en Nueva York

Los rosarinos Ariel Erlij, Hernán Ferruchi, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza y Diego Angelini, que habían viajado a los Estados Unidos para celebrar su amistad, fueron víctimas de un ataque perpetrado por el extremismo islámico

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Ariel Erlij, Hernán Ferruchi, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza y Diego Angelini, los rosarinos fallecidos en el atentado (Télam)
Ariel Erlij, Hernán Ferruchi, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza y Diego Angelini, los rosarinos fallecidos en el atentado (Télam)

El 31 de octubre de 2017, cinco amigos disfrutaban un viaje a Nueva York para celebrar su amistad. El festejo coincidía con el 30° aniversario de egresados del Politécnico Superior “General José de San Martín" de Rosario. Pero la muerte los sorprendió cuando el terrorista islámico Sayfullo Saipov, un inmigrante de Uzbekistán, los atropelló con su camioneta mientras paseaban por una zona exclusiva de ciclistas.

El grupo de amigos de la promoción 1987 estaba constituido por nueve integrantes. Ariel Erlij, Hernán Ferruchi, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza y Diego Angelini murieron en el ataque, mientras que Ariel Benvenuto, Juan Pablo Trevisan, Iván Brajkovic y Martín Marro sobrevivieron.

Tras el ataque, Sayfullo Saipov fue detenido de manera inmediata y espera el desarrollo del juicio previsto para el 19 de abril de 2020. Por ser un delito tipificado como terrorismo, la Fiscalía General de Nueva York y el FBI -la agencia federal de inteligencia norteamericana- solicitaron que se lo condene a la pena de muerte.

Mientras las heridas intentan cerrar, los familiares, amigos y sobrevivientes de las víctimas prepararon un nuevo homenaje en Rosario para recordar el segundo aniversario y reflexionar sobre el terrorismo y la paz. El embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Edward Prado, envió un mensaje cálido a los deudos y allegados de las víctimas a través de su cuenta de Twitter: "Hoy se cumplen dos años del atentado terrorista que se llevó las vidas de 5 amigos de #Rosario. Hoy los recordamos y reafirmamos nuestro compromiso para continuar luchando contra el terrorismo. Como valientemente dijeron sus familias #QueElAmorVenzaAlOdio”.

“Que el amor venza al odio”

Con la consigna “Que el amor venza al odio”, este jueves se realizó un acto homenaje a las víctimas en el Espacio Cultural Universitario (ECU) de Rosario, ubicado en avenida San Martín 750.

El amor es la única forma de salir adelante. Espero que cuando mis hijos sean adultos y se den cuenta de lo que sucedió tengan la fortaleza suficiente para transformar el dolor con amor", contó Ana Evans durante la ceremonia, que arrancó a las 11.

Sobre el escenario, junto a Evans, estuvieron también Vera Dargoltz, Alejandra Sosa y Luciana Martínez, las viudas de Ferruchi, Pagnucco y Angelini.

“Esto nos hace pensar que hay mucha intolerancia en el mundo y muchas víctimas del terrorismo​. ¿Cuántas muertes nos ahorraríamos si fuéramos más tolerantes con el que piensa distinto o el que tiene otra religión?”, dijo Martínez, en el marco de un homenaje en lo que predominaron las palabras de afecto y la emoción.

Uno de los emotivos fue cuando se dio lectura de una carta enviada por Martín Marro, uno de los amigos que sobrevivieron al ataque. “Deseo que nadie más pierda cinco amigos en un ataque terrorista”, auguró el rosarino, que vive con su familia en la ciudad estadounidense de Boston.

El acto, que fue declarado de interés municipal y provincial, fue conducida por el periodista Gerardo Rozín y tuvo un espacio para la concientización del que participaron Ariel Gelblung, representando al Centro Simon Wiesenthal para América Latina; y el abogado Juan Félix Marteau. El cierre estuvo a cargo del cantante Juan Carlos Baglietto. Cantó “Las cosas tienen movimiento” y “El témpano”, dos clásicos de su autoría.

Nueve de los diez amigos que viajaron a Nueva York, horas antes sufrir el atentado
Nueve de los diez amigos que viajaron a Nueva York, horas antes sufrir el atentado

El estado de la causa

Aquella tarde de octubre, los diez amigos rosarinos pedaleaban por la bicisenda en el barrio Lower Manhattan. En total, el uzbeko mató a ocho personas (dos estadounidenses y una chica belga) e hirió a 12. El terrorista chocó contra un micro que llevaba alumnos de una escuela para chicos con educación especial, hirió a otras cuatro personas y luego bajó de la camioneta. Una bala policial lo hirió y pudo frenarlo.

Después de dos años de investigación, se acreditó que Saipov estaba vinculado a una célula extremista. Las pericias permitieron encontrar en sus celulares y casa una enorme cantidad de información, fotos y videos que lo incriminaban como parte de la organización ISIS. Tras ser arrestado, el atacante nunca se mostró arrepentido de su accionar, sino todo lo contrario: era una prueba iniciática para ingresar en el grupo extremista.

“A lo largo de la investigación, Saipov reivindicó su accionar. La organización terrorista, por su parte, a través de su diario digital, le dio la bendición al ataque, con nombre y apellido, reconociendo los hechos”, contó a Infobae Juan Félix Marteau, abogado de Ana Evans, la viuda de Hernán Mendoza.

Según el letrado experto en terrorismo y criminalidad financiera, la defensa de Saipov intentó impugnar el proceso judicial al afirmar que la recolección de la evidencia se había realizado de manera ilegal, lo que al final no fue comprobado por el juez Vernon Broderick, quien lleva adelante la causa. De esa manera, el camino hacia el juicio quedó allanado.

El terrorista Sayfullah Habibullahevic Saipov,  el conductor que mató a ocho personas e hirió a otras doce.
El terrorista Sayfullah Habibullahevic Saipov, el conductor que mató a ocho personas e hirió a otras doce.

"Las víctimas no cuentan con la figura del querellante, no pudimos acceder a las pruebas pero las vamos a conocer en el juicio”, señaló Félix Marteau en una entrevista a Infobae.

"Tendremos claridad una vez dictada la sentencia de pena de muerte para el acusado. En cualquier caso la Justicia americana dará una respuesta racional, en donde está en juego la afección a las víctimas, lo que ha dejado el atentado respecto, la privación de Hernán Mendoza y sus amigos, lo que ha dejado para su familia, sino que hay un componente simbólico muy claro”, agregó el abogado y creador de la Fundación de Investigaciones en Inteligencia Financiera (FININT).

El recuerdo, siempre presente

En una diálogo íntimo con Infobae, Ana Evans y Alejandra Sosa, las compañeras de Hernán Mendoza y Alejandro Pagnucco, reflejaban hace un año el impacto que les produjo el atentado en su vida. A continuación, se reproduce un extracto de esa entrevista:

¿Cómo transitaron este año después de la tragedia?

— Ana: Cambia todo. Tuve dos sensaciones fuertes, cuando el cuerpo no te da más. Sentir que todo, tu vida entera, te pasa adelante de tus ojos, es literal, una secuencia que todo se te cae y querés meterte en una cueva y no salir y pensás ‘no es cierto, no es cierto’. Fue un derrumbe porque se cae todo lo que proyectaste, lo que no va a poder ser, y tu mente lo niega. Pero hay que seguir. Y en ese derrumbe sentís la polvareda y veía a mis hijos, paraditos ahí, y te dicen ‘¿y ahora mami, qué hacemos?’. Y sentís la responsabilidad de que estás sola frente a todo.

Mientras que tu vida y tu tragedia pasan a ser algo colectivo.

— Ana: Y todo toma una velocidad que te aplasta. Sentís que estás parado en el ojo del huracán, donde hay un vacío y alrededor tuyo todo gira a una velocidad que no podés controlar, mientras alguien te pregunta si lo vas a velar a cajón abierto, que firmes los papelitos del repatriado del cuerpo, papeles, seguros, el operativo de traslado.

—Alejandra: Y a eso sumale que no fue un accidente; era terrorismo.

El 31 de octubre, cada una reaccionó de maneras diferentes. Alejandra estaba en una farmacia. Había sido un día raro porque una de sus dos hijas mellizas se había doblado un dedo de una mano en la escuela y terminaron en el médico. La otra hermana estaba muy angustiada. Había llorado mucho la mañana de ese día. Cuando su mamá le preguntó por qué, cuando todavía Alejandro pedaleaba junto a sus amigos, la nena la abrazó. Le dijo que extrañaba a su papá. Horas más tarde, Alejandra entraba a la farmacia cuando alguien la llamó y le avisó del atentado. Lo primero que hizo Alejandra fue llamar a Ana.

Alejandra Sosa y Ana Evans, en el primer aniversario del atentado terrorista en Nueva York. (Patricio Murphy)
Alejandra Sosa y Ana Evans, en el primer aniversario del atentado terrorista en Nueva York. (Patricio Murphy)

“Di vueltas muchas veces sobre eso. Le veía la cara al tipo y nada, no puedo interpretarlo porque está en las antípodas de mis pensamientos. No puedo gastar energía en tratar de entenderlo porque nunca lo voy a entender. No me puedo parar en un por qué porque pierdo el tiempo, entro en un lugar sin salida desde donde no puedo hacer nada. Sí me quedaba claro hacia dónde él quiso dirigirnos con esas acciones”, reflexiona Ana.

-El es responsable. Yo no lo juzgo, no soy parte de la Justicia de Estados Unidos, que es diferente a la nuestra. Sé que no es personal porque no nos conocía. No dijo 'voy a matar a cinco argentinos'. Es la acción. El poder de demostrar que la vida es efímera. En tratar de que se propague la oscuridad para quienes no pensamos como ellos. El objetivo de él era llevarnos a ese lugar de odio. Yo estoy parada en otro lado, y puedo reconstruir mi vida pensando en el futuro de mis hijos. No puedo meter más odio y más oscuridad. Al contrario, tenemos que hacer exactamente lo inverso", agrega Evans. Y recita una frase de Martin Luther King, traducida al español. "La oscuridad no podrá ser combatida con más oscuridad, solo la luz podrá hacerlo. Y el odio no podrá ser combatido con más odio, sólo el amor podrá hacerlo".

¿Y cómo se resuelve?

— Ana: Somos protagonistas de una historia que no queríamos protagonizar. Conlleva una responsabilidad. La inmediata es como madres, ante nuestros hijos. Su futuro está en nuestras manos, qué hacemos con lo que pasó. El reivindica lo que hizo. No le importa nada. Si nos vamos a ese lugar donde él nos quiere llevar, a seguir sintiendo que todo es injusto, no podemos reconstruir nada. Si no, me meto abajo de la cama, lloro todo el día y a mis hijos ¿qué les espera? Me cabe la responsabilidad como madre de un futuro lo más feliz posible para ellos.

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