“¡No, loco, noooo!”.
Este martes por la noche, Luis Oscar Romero se lamentó al no entrar al Superclásico en la Bombonera que terminó con la victoria de Boca Juniors con un gol al minuto 81 del segundo tiempo (aunque no logró la clasificación a la final de la Copa Libertadores). Romero había llegado al estadio con la bandera de su equipo atada al cuello, disimulado entre la barra brava del club. El ingreso era controlado por el programa Tribuna Segura del Ministerio de Seguridad, con efectivos de Policía de la Ciudad con soportes informáticos que controlan el acceso para buscar no solo a las más de dos mil personas que tienen prohibida la entrada a espectáculos deportivos, sino también a las personas con pedidos de captura.
Romero, de 19 años, oriundo de José León Suárez, quedó detenido automáticamente por la Policía de la Ciudad. El 6 de agosto de este año, el Tribunal Oral de Menores Nº 2 de la ciudad de Buenos Aires lo declaró rebelde y pidió su captura. Lo buscaban para que comparezca en un juicio por el robo de un auto abandonado que databa de abril de este año. El policía que lo esposó encontró otros antecedentes en la ficha a partir del año 2018: robo con motovehículo, hurto agravado, robo calificado en motovehículo, tentativa de robo.
No fue el único: hubo seis restricciones de ingreso y otros tres demorados por ingreso de pirotecnia, en un operativo que incluyó 1.500 policías para 55 mil fanáticos. Además, hubo 180 actas contravencionales contra trapitos y vendedores de bebidas alcohólicas. Al contrario de la final de noviembre de 2018, no hubo ningún incidente significativo, con un operativo de más de 30 motos y helicópteros que siguieron a los micros de cada equipo. El despliegue incluyó también drones y un globo aerostático.
Desde el 6 de agosto de 2016 hasta comienzos de septiembre, Tribuna Segura estuvo presente en 1.550 partidos de todas las divisiones del fútbol nacional e internacional, incluidas algunas participaciones de la selección nacional, como en el Mundial de Rusia. Durante esos encuentros se controlaron alrededor de tres millones de personas, de las cuales se prohibió el ingreso a 3.251, por lo general hinchas con causas vinculadas a la violencia deportiva, y otras 752 fueron capturadas y remitidas a la Justicia.
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