¿Dónde estará “la chica feliz” con sus brazos abiertos mirando al cielo? ¿Se la llevaron ladrones o la arrastró la lluvia hasta tirarla al río? ¿Volverá a lucirse sobre el pilote de cemento, de cara a la gran ciudad, o algún revendedor de bronce la habrá derretido a cambio de billetes?
El misterio de la escultura que decoraba la plaza Reina de Holanda en Puerto Madero se agiganta con el paso de los días y la falta de pistas. En los últimos días, hasta el embajador de los Países Bajos en Argentina lamentó la situación y reclama que aparezca.
Se sabe que “La chica feliz” es (o fue) una obra de la artista holandesa Tineke Willemse Steen y que la donó el Estado holandés cuando se inauguró la plaza, hace 15 años. También, que algo pasó durante la madrugada del sábado 12 de octubre, algo o alquien sacó a la escultura de la foto icónica.
La principal hipótesis es que se la robaron esa noche pero otra versión difundida por las fuentes, aunque menos probable, es que la tormenta que azotó Buenos Aires aquella noche la haya arrancado del lugar y arrastrado hasta el agua del Dique 3 de este barrio porteño.
Los investigadores están desconcertados y, lo peor, es que tienen pocas herramientas para investigar. No hay demasiadas pruebas ni indicios. El hecho fue denunciado por la Corporación Puerto Madero, propietaria de la plaza Reina de Holanda, en las oficinas en ese barrio de la Prefectura Naval y lo investiga el fiscal nacional en lo Criminal y Correccional Edgardo Orfila.
Existen obstáculos técnicos. Orfila salió a buscar registros de cámaras de vigilancia privadas, de comercios y edificios porque en la zona de la Plaza Reina de Holanda no hay ojos virtuales del sistema de seguridad público del Gobierno porteño. Creen que el robo ocurrió antes de las 6 del sábado 12, porque es la hora en que vuelven a custodiar la zona agentes de Prefectura. La primera alerta de su desaparición la dio a la embajada holandesa una guía turística ese mismo día.
Algo les resulta inquietante a los investigadores: cómo fue que los presuntos ladrones trasladaron a “La chica feliz” ya que no hay acceso para vehículos en el lugar donde estaba emplazada, que es un paseo peatonal junto al dique. No habría otra forma que a pie, y entre más de una persona, hasta la calle más próxima. En este sentido, se espera que alguna cámara de seguridad haya captado partes de esa escena hipotética, durante una madrugada de fuerte lluvia y vendaval. ¿Habrán los ladrones visto una oportunidad en un contexto climático hostil?
La escultura no pertenece al patrimonio del Gobierno de la Ciudad. Al menos eso se desprende de la incertidumbre que había en las áreas de Cultura, Espacio Público y Comunas, en cuyos registros la obra de Steen no figura. “A pesar de la frecuente asociación que el público establece entre el predio de la Plaza Reina de Holanda y nuestra Embajada, no tenemos ningún tipo de injerencia ni potestad sobre dicho predio, sino que las mencionadas Corporaciones (por Madero y Madero Este) son los dueños y encargados del lugar”, explicó una fuente de la Embajada holandesa a Infobae.
La idea de este espacio se originó tras la mudanza de la Embajada a Puerto Madero. Fue parte de un acuerdo entre el entonces embajador, Van Heemstra, y la Cámara de Comercio Argentino-Holandesa, quienes colaboraron con los fondos para su construcción, terminada en 2004.
El espacio verde tiene en el centro una fuente y a uno de sus lados aparecía hasta ahora "La Chica Feliz”, que era del patrimonio cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores Neerlandés y que fue donada en ese año para ser instalada en la plaza.
Días atrás el embajador de los Países Bajos en Argentina, Roel Nieuwenkamp, comentó el episodio y lamentó el hueco que dejó la escultura de Steen. “Con #BiciAlTrabajo en #Argentina. Me gusta el Monumento de los Españoles! #13. Pero falta una obra de arte en La Plaza de la Reina de Holanda....”, escribió en Twitter.
Simultáneamente las cuentas en redes sociales de la propia Embajada publicaron un mensaje con fotos del lugar: “Estamos muy tristes por la desaparición de la estatua “La nena feliz” de la Plaza Reina de Holanda, al lado de nuestra Embajada. Fue nuestra donación en 2004 para la inauguración de la Plaza. Esperamos que las autoridades puedan resolverlo pronto”.
La obra desaparecida era una de las tres copias que existían en el mundo. Hay otras en Lüneburg, Alemania, y en la ciudad holandesa de Appledorn. Las imágenes de esa placita europea explican el gesto de la niña feliz, que mira al cielo con los brazos abiertos porque, lo que recibe es el agua de la fuente, metáfora de la lluvia. Pero en la plaza de Buenos Aires, no había un chorro de agua como parte de la escultura.
Paradójicamente, por esa limitación, los guías turísticos recomendaban observar a la chica feliz porteña un día de lluvia. Un día como el que se la llevaron.